Apocalipsis 2:
A la iglesia de Pérgamo
12 »Escribe al ángel de la iglesia de Pérgamo:
Esto dice el que tiene la aguda espada de dos filos:13 Sé dónde vives: allí donde Satanás tiene su trono. Sin embargo, sigues fiel a mi nombre. No renegaste de tu fe en mí, ni siquiera en los días en que Antipas, mi testigo fiel, sufrió la muerte en esa ciudad donde vive Satanás.
14 No obstante, tengo unas cuantas cosas en tu contra: que toleras ahí a los que se aferran a la doctrina de Balaam, el que enseñó a Balac a poner *tropiezos a los israelitas, incitándolos a comer alimentos sacrificados a los ídolos y a cometer inmoralidades sexuales.15 Toleras así mismo a los que sostienen la doctrina de los nicolaítas.16 Por lo tanto, ¡arrepiéntete! De otra manera, iré pronto a ti para pelear contra ellos con la espada que sale de mi boca.
17 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré del maná escondido, y le daré también una piedrecita blanca en la que está escrito un nombre nuevo que sólo conoce el que lo recibe.
A la iglesia de Tiatira
18 »Escribe al ángel de la iglesia de Tiatira: Esto dice el Hijo de Dios, el que tiene ojos que resplandecen como llamas de fuego y pies que parecen bronce al rojo vivo:19 Conozco tus obras, tu amor y tu fe, tu servicio y tu perseverancia, y sé que tus últimas obras son más abundantes que las primeras.
20 Sin embargo, tengo en tu contra que toleras a Jezabel, esa mujer que dice ser profetisa. Con su enseñanza engaña a mis *siervos, pues los induce a cometer inmoralidades sexuales y a comer alimentos sacrificados a los ídolos.21 Le he dado tiempo para que se *arrepienta de su inmoralidad, pero no quiere hacerlo.22 Por eso la voy a postrar en un lecho de dolor, y a los que cometen adulterio con ella los haré sufrir terriblemente, a menos que se arrepientan de lo que aprendieron de ella.23 A los hijos de esa mujer los heriré de muerte. Así sabrán todas las iglesias que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y a cada uno de ustedes lo trataré de acuerdo con sus obras.24 Ahora, al resto de los que están en Tiatira, es decir, a ustedes que no siguen esa enseñanza ni han aprendido los mal llamados "profundos secretos de Satanás" , les digo que ya no les impondré ninguna otra carga.25 Eso sí, retengan con firmeza lo que ya tienen, hasta que yo venga.
26 Al que salga vencedor y cumpla mi voluntad hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones27 —así como yo la he recibido de mi Padre— y
"él las gobernará con puño de hierro;
las hará pedazos como a vasijas de barro" .
28 También le daré la estrella de la mañana.29 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Uno de los problemas que notamos en foros hoy día es que "toleran" falsas enseñanzas bajo la bandera de amor. No, no estamos hablando de una persona que comete un pecado de falla personal, impulsado por emociones coléricas o pasiones inmediatas; de ser así quedamos TODOS descalificados, pero entre todos, me considero el más descalificado en ese sentido. No obstante, hablamos de lo que dice la Palabra de Dios. Estamos hablando de personas que "INSISTEN" en pecar contra Dios a pesar de la amonestación.
Añadimos a esto, que el tolerar la infamia maliciosa, repudio a la corrección "BÍBLICA", y otros, bajo reclamos de murmuraciones (a lo que hemos hecho vista PUBLICA por 5 meses) e intenciones"aparentemente perniciosas" (ver: Juan 7:24), no es lo que Cristo enseña y demanda de nosotros. Tengamos cuidado en lo que decimos públicamente como hijos de Dios, siendo que insistimos que nada mal hay en juzgar, aún a nosotros, pero hay que hacerlo conforme a la ESCRITURA. El Nuevo Testamento insiste con el tema de buen discernimiento entre la comunidad Cristiana, especialmente cuando los de Berea escudriñaban las enseñanzas de Pablo (Hechos 17:11), y los de Tesalónica fueron instruidos a examinarlo todo (1 Tes. 5:21-22). El juicio no se excluye en la Iglesia, sino el juicio injusto. Jesús mismo nos declaró: "No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio" (Juan 7:24). De igual manera, el "permitir" el desvío en nuestros foros, en especial de nuestros líderes bajo nuestro cargo, mientras silenciamos lo que el Espíritu Santo nos enseña, es ignorar el Espíritu de verdad y tolerar el pecado por razones de conveniencia personal. Claro, me dirijo a personas maduras en el Espíritu de Dios, no a aquellos que no les ha amanecido la luz del día de Cristo o que toman oportunidad para mostrar la verdad de su corazón. El que es justo, que obre con justicia y santidad. Por eso de más está decir, el que tenga oidos para oir, que oiga...
Cuando la impureza ocurre en la Iglesia (Tito 1:15-16), la Biblia nos enseña a lidiar con ello con toda verdad constructivamente. El procedimiento determinado para líderes públicos que encontramos trayendo falsas enseñanzas o inmoralidad es el reprenderlos delante de todos, públicamente, "para que los demás también teman" (1 Timoteo 5:20). Cabe que alguno no le guste y otros se consideren víctimas, pero es lo que enseña LA BIBLIA. Un miembro de una congregación que peque privadamente en contra de otro hermano, no es de ser reprendido públicamente a no ser que este(a) persista en pecar, en cuyo caso ha de ser reprendido ante la congregación y le hemos de tener "por gentil o publicano" (ver Mateo 18:15-17). Pablo siguió este mismo procedimiento concerniente a Cristianos que persistieron en su inmoralidad sexual (1 Cor. 5:3-12) y afirmó que el justo juicio le pertenece a la Iglesia de Jesucristo (vs 12-13).
Mostrando la verdad acerca de falsos maestros o inmoralidad en la Iglesia corresponde a buena ética y verdad, que debe de caracterizar a la Iglesia de Jesucristo. La Iglesia es la "sal de la tierra" y la "luz del mundo" (Mateo 5:13-14) solamente si es caracterizada por la verdad y la justicia (vs. 11 y 16). El líder Cristiano tiene una obligación en retener "la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen" (Tito 1:9). Ningún Cristiano es bendecido cuando falsas enseñanzas se levantan, pero no podemos descuidar nuestra responsabilidad doctrinal y moral.
Yo sé que algunos Cristianos se sienten incómodos con la crítica dentro de la Iglesia porque asumen que la crítica pública, siendo que es dolorosa, es también destructiva. Pero es todo lo contrario, el "dolor" de una confrontación bíblica produce crecimiento en el individuo que pone su orgullo a un lado (vea 1 Timoteo 4:16), promueve la fortaleza de la Iglesia (vea Efesios 4:15), y preserva la reputación de la Iglesia en el mundo (vea 1 Pedro 2:12).
Añadimos a esto, que el tolerar la infamia maliciosa, repudio a la corrección "BÍBLICA", y otros, bajo reclamos de murmuraciones (a lo que hemos hecho vista PUBLICA por 5 meses) e intenciones"aparentemente perniciosas" (ver: Juan 7:24), no es lo que Cristo enseña y demanda de nosotros. Tengamos cuidado en lo que decimos públicamente como hijos de Dios, siendo que insistimos que nada mal hay en juzgar, aún a nosotros, pero hay que hacerlo conforme a la ESCRITURA. El Nuevo Testamento insiste con el tema de buen discernimiento entre la comunidad Cristiana, especialmente cuando los de Berea escudriñaban las enseñanzas de Pablo (Hechos 17:11), y los de Tesalónica fueron instruidos a examinarlo todo (1 Tes. 5:21-22). El juicio no se excluye en la Iglesia, sino el juicio injusto. Jesús mismo nos declaró: "No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio" (Juan 7:24). De igual manera, el "permitir" el desvío en nuestros foros, en especial de nuestros líderes bajo nuestro cargo, mientras silenciamos lo que el Espíritu Santo nos enseña, es ignorar el Espíritu de verdad y tolerar el pecado por razones de conveniencia personal. Claro, me dirijo a personas maduras en el Espíritu de Dios, no a aquellos que no les ha amanecido la luz del día de Cristo o que toman oportunidad para mostrar la verdad de su corazón. El que es justo, que obre con justicia y santidad. Por eso de más está decir, el que tenga oidos para oir, que oiga...
Cuando la impureza ocurre en la Iglesia (Tito 1:15-16), la Biblia nos enseña a lidiar con ello con toda verdad constructivamente. El procedimiento determinado para líderes públicos que encontramos trayendo falsas enseñanzas o inmoralidad es el reprenderlos delante de todos, públicamente, "para que los demás también teman" (1 Timoteo 5:20). Cabe que alguno no le guste y otros se consideren víctimas, pero es lo que enseña LA BIBLIA. Un miembro de una congregación que peque privadamente en contra de otro hermano, no es de ser reprendido públicamente a no ser que este(a) persista en pecar, en cuyo caso ha de ser reprendido ante la congregación y le hemos de tener "por gentil o publicano" (ver Mateo 18:15-17). Pablo siguió este mismo procedimiento concerniente a Cristianos que persistieron en su inmoralidad sexual (1 Cor. 5:3-12) y afirmó que el justo juicio le pertenece a la Iglesia de Jesucristo (vs 12-13).
Mostrando la verdad acerca de falsos maestros o inmoralidad en la Iglesia corresponde a buena ética y verdad, que debe de caracterizar a la Iglesia de Jesucristo. La Iglesia es la "sal de la tierra" y la "luz del mundo" (Mateo 5:13-14) solamente si es caracterizada por la verdad y la justicia (vs. 11 y 16). El líder Cristiano tiene una obligación en retener "la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen" (Tito 1:9). Ningún Cristiano es bendecido cuando falsas enseñanzas se levantan, pero no podemos descuidar nuestra responsabilidad doctrinal y moral.
Yo sé que algunos Cristianos se sienten incómodos con la crítica dentro de la Iglesia porque asumen que la crítica pública, siendo que es dolorosa, es también destructiva. Pero es todo lo contrario, el "dolor" de una confrontación bíblica produce crecimiento en el individuo que pone su orgullo a un lado (vea 1 Timoteo 4:16), promueve la fortaleza de la Iglesia (vea Efesios 4:15), y preserva la reputación de la Iglesia en el mundo (vea 1 Pedro 2:12).
