http://www.misionvida.org/la-ley-de-la-retribucion/
En esta oportunidad quiero compartir con ustedes una palabra que se
encuentra en el libro de Abdías; es el libro más pequeño de la Bibliay
nos habla de las consecuencias que nos acarrean las reyertas familiares.
Dice la palabra de Dios: “1Visión de Abdías. Jehová el Señor ha dicho así en cuanto a Edom:…”El mensaje comienza en el versículo 2: “2He aquí, pequeño te he hecho entre las naciones; estás abatido en gran manera. 3La
soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras
de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me
derribará a tierra? 4Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová”.
Continúa diciendo en el versículo 7: “7Todos
tus aliados te han engañado; hasta los confines te hicieron llegar; los
que estaban en paz contigo prevalecieron contra ti; los que comían tu
pan pusieron lazo debajo de ti; no hay en ello entendimiento”. El versículo 10 nos dice por qué vendrá todo esto: “10Por la injuria a tu hermano Jacob te cubrirá vergüenza, y serás cortado para siempre”.
Esta es una palabra muy fuerte de Dios, contra el pueblo descendiente
de Esaú, a los que se les llamaba “edomitas”. Esaú era el hermano de
Jacob; Isaac tuvo dos hijos gemelos, y entre estos hermanos hubo
discordia. Jacob se portó mal contra Esaú, y por causa de esto Esaú juró
matar a su hermano. Finalmente y según dicela Biblia, lo perdonó, pero
algo pasó al transcurrir el tiempo. La descendencia de Jacob, vino a ser
la nación de Israel, y la de Esaú vino a ser el pueblo de Edom, o sea
los edomitas, que son llamados también en el Antiguo Testamento “los de
lmonte de Seir” cuya capital se llamaba Sela que significa piedra; con
el tiempo esa ciudad se llamó Petra.
Lo extraordinario es que Dios, en esta profecía y en otra dela
Biblia, anuncia que Edom sería destruido, que no tendría descendencia y
no quedaría nadie de ese pueblo. Sin embargo, dice que Jacob sería
levantado y sería guardado por Dios. El motivo del juicio de Dios contra
Edom fue por la injuria y escarnio contra su hermano. Hoy les quiero
hablar de los problemas entre hermanos, de los problemas familiares.
TU PRÓJIMO DEBE SER AMADO
Los sentimientos más fuertes, positivos o negativos, se generan
dentro de nosotros en función de las relaciones más cercanas que
tenemos, no con los lejanos. Hay personas que aman a los chinos, a los
hindúes, oran por los mahometanos y no pueden sentarse a comer con su
esposa, o esposo, tienen un problema serio con los que están más cerca,
sin embargo el mandamiento de Dios es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo
19:19). La palabra “prójimo” significa próximo. ¡Tu prójimo debe ser
amado! Dios no te pregunta si se portó bien o mal contigo, tú debes amar
a tu prójimo, no le tienes que guardar rencor ni recordar lo que te
hizo. Hay personas que no pueden dormir por causa de lo que le ha hecho
alguien, y dan vueltas en la cama, guardando rencor en su corazón por
algún prójimo ya sea el cónyuge, el hermano, el cuñado, la suegra. Pero
generalmente los problemas resultan con las personas que están más cerca
de nosotros y las heridas más grandes son ocasionadas por esas
personas. Por causa de los que más amamos se producen las heridas más
grandes. Así que oras: “Padre, bendice a los chinos, bendice a los
hindúes, y mi marido que se vaya al infierno”, o: “Perdónalo, Señor,
pero yo no lo quiero ver”.
¡Es muy serio lo que sucede cuando nosotros guardamos rencor o
tenemos resentimientos contra un pariente! Quiero hablarles de los
espíritus familiares. Abraham tuvo un hijo, de una esclava, que se llamó
Ismael y tuvo otro hijo llamado Isaac. De Isaac salió el pueblo judío
yde Ismael el puebloárabe. Había peleas entre Isaac e Ismael. Pero no
era tan grave el problema que había entre ellos, sino el que sucede en
la actualidad, entre árabes y judíos. Pasando los años, siglos y
milenios, vemos que los descendientes de los árabes odian al pueblo
judío, y los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob tienen un grave
problema con sus hermanos árabes. Así que no es cuestión de tener un
problema con un familiar y creer que todo se va a solucionar con el
tiempo. ¿Tú crees que conel tiempose solucionan los problemas? ¡Eso no
está en la Biblia! Ya es una costumbre que si alguien se pelea con otra
persona, recibe este consejo: “Olvídate,el tiemposana las heridas”. ¡El
tiempono sana ninguna herida, sino que las endurece, las esconde! Se te
fue un pariente con el que tenías problemas a Europa y dijiste: “¡Al fin
se fue, ahora no tengo más problemas!” Pero ese pariente se quedó sin
trabajo, volvió y con él regresó el problema, y reverdeció todo aquello
que había pasado. Y tú que creías que ya no guardabas rencor, resulta
que ahora te hierve la sangre por dentro.
Hay espíritus familiares, o sea, hay demonios que te dominan, que
ejercen autoridad sobre tu vida. ¡A la hora de tu muerte más te vale que
te mueras sin que te quede ningún demonio! Han llegado a nuestros oídos
historias como ésta: “En el seno de una familia se murió la abuela y
alguien de la familia sintió que le entró algo”. Cuando hay un demonio
que domina algún áreade tu vida,él cree que es el dueño y en realidad
tiene derecho legal para dominar, porque “el que hace pecado, es esclavo
del pecado”, dice la Biblia. Ese pecado se enseñorea de la persona,
ésta se muere, entonces el demonio busca un territorio donde entrar y
dominar y el territorio más apto para entrar y dominar es la misma
familia. Enel mundo espiritual, tanto en el reino de los cielos comoel
de lastinieblas, la descendencia, es un mismo árbol genealógico, un
mismo linaje. Es más, creo que se presenta un demonio delante de Dios y
dice: “Aquí está el ADN de la hija, ésta es mía, es territorio mío”.
¡Los demonios van operando a través de las generaciones! Dice Dios en su palabra: “…yo
soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso que visito la maldad de los padres
sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
aborrecen, y que hago misericordia a millares, a los que me aman y
guardan mis mandamientos” (Deuteronomio 5:9). El anhelo de
Dios es que se corte la maldición; si cuando llega a la cuarta
generación, ésta no ha conocido a Cristo, no ha venido a Dios ni se ha
humillado ni le ha pedido perdón, entonces esa maldición se repite por
cuatro generaciones más. Se mueren los tíos, los hermanos, y los primos
después “se sacan los ojos”, como dice el dicho popular. Es necesario
guardar el vínculo familiar, es necesario guardar la unidad entre los
hermanos, para poder bendecir las generaciones que vienen debajo de
nosotros.
Edom (que es Esaú) era hermano gemelo de Jacob, pero hubieron
problemas entre ellos. El pueblo de los edomitas, siempre se llevó mal
con el pueblo judío y viceversa. Un buen día, cansado Diosde los pecados
de supueblo Israel, decide juzgarlo y usa a los babilonios para
efectuar su castigo; vienen pues, los babilonios y arrasan Jerusalén
destruyéndola. Por causa de sus pecados Dios permite el juicio sobre
Jerusalén, entonces los babilonios se llevan cautivo al pueblo de Dios a
Babilonia. Y en el día de la cautividad estaban los edomitas
presenciando todo, ¡más contentos! Ellos arrebataban lo que podían, se
gozaban y alegraban del desastre que Babilonia le provocó al pueblo de
Dios.
Antes yo no entendía estas cosas y decía: “Pero, ¿cómo? ¡Dios se
enoja con Edom pero Él mismo le da con un palo por la cabeza a Judá!”
Dios me mostró que Él es muy sencillo, y que las enseñanzas prácticas
que nos ayudan a entender estas cosas, suceden todos los días en
nuestros hogares. Cuando yo era niño, en nuestra casa éramos 5 hermanos
varones; yo conocíla paz cuando me casé y tuve dos hijas, antes de eso
volaban las zapatillas, nos robábamos la ropa, jugábamos todo el día a
ver quién embromaba más al otro. Cuando sucedía algo, venía mi papá y
decía: “¿Quién lo hizo?” ¡Éramos 4 señalando al culpable! Mi papá le
preguntaba si era verdad que él lo hizo y él respondía que sí, pero me
miraba como diciendo: “¡Ya vas a ver!” Entonces le daba una paliza y yo
me reía y festejaba. Cuando mi padre se daba cuenta, me decía: “¿Te reís
porque le estoy pegando a tu hermano? ¡Tomá vos también!” Y la ligaba
yo por reírme de mi hermano. Mi papá se enojaba por el hecho deque yo
gozara al ver que le pegaba a mi hermano. ¡Qué enseñanza más sencilla
nos brinda la Biblia! Dios estaba enojado con Judá, trajo juicio sobre
él, y el hermano festejaba lo que le estaba pasando. Entonces dice Dios:
“¿A sí? Cuando termine con Judá, te castigo a ti. ¡A él lo voy a
perdonar pero a ti te voy a enterrar y nunca más tendrás descendencia!”
BENDECIRÉ A LOS QUE TE BENDIJEREN
Aquellas personas que tienen rencores, resentimientos, amarguras, que
no pueden olvidar y perdonar pero quieren la bendición de Dios,
pretenden tener algo que no les vendrá. La bendición no vendrá, sino la
maldición. Dios te ha enseñado que tienes que amar a tu prójimo como a
ti mismo, Él ama a tu prójimo, tanto como te ama a ti y te exige que lo
ames, pero a él también le exige que te ame. Dios no va a justificar a
tu prójimo si no te ama y no te justificará a ti, si no lo amas a él.
Dios te lo dice de otra manera: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré”
(Génesis 12:3). Si tu prójimo te bendice, lo voy a bendecir, pero si te
maldice yo lo maldeciré; y si tu bendices a tu prójimo, te voy a
bendecir, pero si lo maldices te maldeciré. Dios toma como una afrenta
personal y Él mismo se pone al frente de la venganza si tú no amas a tu
prójimo como te amas a ti mismo. ¡Dios es justo!
Ahora, Edom fue un pueblo muy fuerte, orgulloso, cuya ciudad estaba
enclavada en el desierto, construida en las rocas de las montañas, en
lugares muy altos, y cuya capital se llamaba Sela, aunque con el
tiempopasó a llamarse Petra. Esta ciudad de Petra, el 7 del 7 del 2007,
fue reconocida como una de las maravillas del mundo, sólo que no hay ni
un solo habitante en ella, y la ciudad está intacta, porque fue
construida en la roca, de modo que el tiempono ha podido destruirla.
Pero además de haber sido construida en la roca, ha sido edificada en un
lugar donde el acceso a esta ciudad es por desfiladeros muy difíciles
de pasar sin que le arrojen algo desde arriba; por lo tanto, esta ciudad
tenía unas defensas naturales extraordinarias, que eran las mismas
montañas. Los edomitas en su corazón decían: “¿Quién podrá entrar y
destruirnos?” Dios les dijo: “Yo los haré caer a ustedes”. Abdías 4 anuncia: “Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová”. Luego le dice cómo sería derribado, en Abdías 7: “Todos
tus aliados te han engañado; hasta los confines te hicieron llegar; los
que estaban en paz contigo prevalecieron contra ti; los que comían tu
pan pusieron lazo debajo de ti; no hay en ello entendimiento”.
¡Dios usó a los mismos aliados de ellos, los que estaban adentro, para
destruirlos! Ellos tenían tesoros escondidos y estaban confiados en que
nadie los encontraría, pero sus aliados conocían esos tesoros.
El libro de Abdías comienza diciendo: “Visión de Abdías, (la palabra “Visión” significa también: profecía) Jehová el Señor ha dicho así en cuanto a Edom: Hemos oído el pregón de Jehová, y mensajero ha sido enviado a las naciones”. El profeta Abdías sale a anunciar a las naciones lo que le iba a pasar a Edom. El mensaje es: “He aquí, pequeño te he hecho entre las naciones; estás abatido en gran manera”.
Dios se lo dijo antes de que Edom se sienta abatido, se lo dijo antes
de que sucediera. En la actualidad, la ciudad está totalmente abatida,
las únicas personas que concurren son los turistas, pero no hay allí
residentes. Abdías 3 dice: “La soberbia de tu corazón te ha engañado, tu que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada”. El enemigo tenía que entrar por los desfiladeros para invadir la ciudad, ésta era considerada inexpugnable. Abdías 3 señala: “…que
dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra? Si te remontares
como águila, y aunque en las estrellas pusieres tu nido, de ahí te
derribaré, dice Jehová”. Las ruinas actuales de Petra son
testimonios visibles, tangibles de esa profecía. Alrededor de Petra hay
muchas ciudades, más indefensas que ésta, pero que hasta hoy subsisten,
desde hace 2 mil o 3 mil años siguen estando en pie, algunas en medio de
un desierto, con hotel 5 estrellas y sobre él una piscina desde donde
se puede divisar el desierto. Pero Petra es un testimonio de que la
palabra de Dios no puede ser traspasada; dijo Jesús: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Marcos 13:31).
Es importantísimo para la salud de la sociedad y de nuestra
descendencia, la relación que tenemos con nuestros hermanos (parientes);
también podemos incluir a loshermanos de laiglesia, a nuestros pastores
y líderes. Hay gente que se ofende muy fácilmente con sus hermanos y
con sus líderes, otros se ofenden con sus cónyuges, o con sus hermanos.
Cuando los hermanos se casan, aparecen los cuñados, ¡y qué líos se arman
en las familias! Aparecen los problemas que causan daños a la familia y
a la descendencia. Los hermanos se pelean y los primos que se quieren y
quieren juntarse no lo pueden hacer porque se han peleado los padres, y
no exagero. Cuando un hijo le dice a la madre: “No vas a ver más a tu
nieto”. ¿Tú crees que terminará bien la descendencia de un padre o una
madre que se comporta de esa manera con el abuelo o la abuela del niño?
¡No! El espíritu que se mueve en el padre y en la madre se manifiesta en
el hijo. Vas a ver al niño hablando como el padre o como la madre, con
la misma desfachatez.
Tienes que tener temor de Dios, porque Él es vengador de estas cosas.
Dios no quiere terribles sacrificios, quiere que ames a tu prójimo. ¡Él
te manda que ames a tu prójimo como a ti mismo! Dios no te da derechos a
estar ofendido, dolido, enojado, sin poder olvidar; tienes odio y
rencor pero tú lo quieres adornar con un nombre más bonito y dices:
“Tengo un dolor”. No digas que tienes un dolor, dí que tienes un
resentimiento adentro, no le pongas otro nombre. Dios se vengará
personalmente por tu prójimo y te condenará a ti.
Abdías 10 y 11 dice: “10Por la injuria a tu hermano Jacob te cubrirá vergüenza, y serás cortado para siempre. 11El
día que estando tú delante, llevaban extraños cautivo su ejército, y
extraños entraban por sus puertas, y echaban suertes sobre Jerusalén, tú
también eras como uno de ellos”. Los versículos: 12, 13 y 14 comienzan diciendo: “No debiste”. “Pues
no debiste tú haber estado mirando en el día de tu hermano, en el día
de su infortunio; no debiste haberte alegrado de los hijos de Judá en el
día en que se perdieron, ni debiste haberte jactado en el día de la
angustia”.
Dirás: “Pero si son niños es más aceptable”. Volviendo a mis cinco
hermanos, mi papá me estaba pegando y mi hermano decía: “¡Me gusta!”
¿Pero cómo quedan esas personas grandes que se jactan diciendo: “Yo
sabía que le iba a pasar ¡me gusta! Yo dije que le iba a pasar”…? Dios
no va a aceptar esa actitud tuya, respecto de tu prójimo, Él te exige y
te demanda que ames a tu prójimo como a ti mismo. ¿Es complicado de
entender? Dios no quiere que mires el infortunio de tu hermano
jactándote y alegrándote. Edom debió haber llorado por Judá porque eran
hermanos, debió haberse puesto de rodillas y clamado a Dios por Judá,
para que tuviera misericordia. ¡Dios detiene el juicio sobre alguien
cuando aparece otro que intercede! Moisés intercedía por el pueblo y
decía: “Dios, detén tu mano, acuérdate que es tu pueblo”. Intercedía
Moisés, y Dios detenía el juicio. Edom tenía que ser aliado de Judá y
estar a favor de él, pero no; primaron las heridas familiares, los
recelos y unos cuantos siglos de luchas acordándose de lo que uno le
hizo al otro. Cuando llega el momento en que me tengo que mostrar aliado
de mi hermano, resulta que me pongo feliz cuando el enemigo le hace
algo.
Abdías 13 continúa diciendo: “No
debiste haber entrado por la puerta de mi pueblo en el día de su
quebrantamiento; no, no debiste haber mirado su mal en el día de su
quebranto, ni haber echado mano a sus bienes en el día de su calamidad”.
Me viene a la memoria un pariente mío; se le estaba
muriendo el padre y él estaba haciendo un viaje como de 600 Km. para
cargar en el auto los bienes de su papá. Personas a las que se les está
muriendo un padre o abuelo y aunque todavía no se ha muerto empiezan a
llevarse sus pertenencias. ¡No estoy exagerando! Cuando se muere la
abuela empiezan: “¿Qué me llevo yo, que te llevas vos?” Y comienzan a
forcejear: “¡La abuela me lo prometió a mí!” Viene a mi memoria la
historia de un hermano al que se le murió un pariente y empezaron a
repartirse los muebles, este hermano al final se quedó con unas sillas. A
los pocos días aparece en la iglesia con un diezmo grande. Resulta que
una de las sillas que le dieron tenía el forro roto y este hermano lo
fue a arreglar; cuando lo abrió, había debajo de ésta, 30 mil dólares
que eran de la abuela.
¡Los edomitas entraban en Jerusalén como si fueran parte de los
babilonios, llevándose con ellos las pertenencias del pueblo de Judá y
Dios estaba mirando lo que pasaba!
Abdías 14 sigue diciendo: “Tampoco debiste haberte parado
en las encrucijadas para matar a los que de ellos escapasen; ni debiste
haber entregado a los que quedaban en el día de angustia”.
Esta es la causa por la que Dios profetiza y promete hacer desaparecer
del mapa la descendencia de Esaú. Han quedado las fotos como testimonio
de que Dios cumple sus juicios, para que sepas cómo será tu juicio el
día que vengas delante de Dios y tus cuentas no estén debidamente
arregladas.
Abdías 15 continúa: “Porque cercano está el día de Jehová
sobre todas las naciones; como tú hiciste se hará contigo; tu
recompensa volverá sobre tu cabeza”. Hay una ley que es la ley de la retribución. Gálatas 6: 7 afirma: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Si
tú siembras amor, cosecharás amor, si siembras resentimiento,
cosecharás resentimiento, si siembras odio, recogerás odio. ¡Lo que tú
siembres vas a cosechar! Si siembras dinero para la obra de Dios,
cosecharás más dinero para la obra de Dios. No se cómo funciona esto,
pero así es la ley de la retribución, “todo lo que el hombre sembrare,
eso también segará”.
“Como tú hiciste, se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu
cabeza”. El pago de lo que has hecho vendrá sobre ti, bajará exactamente
en el lugar donde tú estás, porque Dios es vengador de lo que haces, Él
defenderá a tu prójimo de ti si no lo amas como a ti mismo.
CONCLUSIÓN
¡Hoy es día de ponerse a cuentas con Dios! Quien se humilla delante
de Dios y reconoce su pecado, alcanza misericordia; entonces, al que es
humilde y busca al Señor de corazón, la recompensa que viene sobre su
cabeza es perdón y vida eterna. Porque Dios le da la salida a aquel que
reconoce su pecado. ¡Hay esperanza para el que se humilla, para el que
confiesa! ¡Hay esperanza para aquel que se vuelve a Dios de todo
corazón! Pero, ¿cuál es el problema del soberbio? El soberbio no
reconoce su pecado y quiere justificar la causa de su dolor, la causa
por la que está resentido, herido o por la que él odia o no puede mirar a
esa persona a los ojos. Ese es un orgulloso y soberbio como los
edomitas, y Dios dice: “Voy a hacer que vuelva tu recompensa sobre tu
cabeza, porque conforme a lo que tú has hecho, se hará contigo”.
Así que el creyente tiene un gran consuelo, y es que Dios perdona las
heridas del que confiesa. Conozco personas que dicen ser creyentes y
viven una vida resentida, ofendidos y nunca han podido avanzar, gente
que está conmigo desde que empecé, que no han podido superar sus
resentimientos, no ha podido superar la actitud de otros. Pero Dios no
quiere que tu actitud sea en funciónde la actitud de otros, sino que
seas quien Él quiere que seas, no en función de lo malos o buenos que
son los demás sino que seas como Cristo es. Que no te importe lo que te
han hecho o lo que te han dicho, sino que perdones y bendigas. Si estás
dispuesto a eso, tienes que pedirle perdón a Dios por tus malas
actitudes; la ley de retribución vendrá a ti con recompensa positiva, o
de lo contrario vendrá con condenación. ¡No hay coima en el reino de los
cielos! Algunos me dicen: “Bueno, cuando llegue el momento hablaré con
San Pedro y veremos cómo lo arreglamos”.
Esto viene de Dios, Él quiere restaurarte y no condenarte, quiere
bendecirte, perdonarte, quiere que vivas, no que mueras, ¡te ama Dios!
La bendición de Abraham también es nuestra bendición, porque somos
descendencia suya, somos el pueblo de Dios. ¿Qué es el pueblo de Dios?
Es la gente que ha reconocido sus pecados, que ha dejado su orgullo y
soberbia atrás, es la gente que se ha humillado ante Dios. Quienes no se
han humillado pertenecen a otro pueblo. ¡Hay sólo dos pueblos! Los que
van a la condenación eterna y los que van ala vida eterna.Así que el que
recibirá la recompensa de la eternidad será el pueblo de Dios y estos
son los que han podido librarse de las ataduras del odio, del
resentimiento, de la amargura, y han podido confesar que tienen algo
contra algún ser querido y han tomado la decisiónde perdonar de corazóna
los que le han hecho daño.
Se que te pueden haber hecho un daño muy feo, tal vez tu pariente más
cercano ha abusado de ti, pero Dios dice: “Si tú lo perdonas yo te
bendeciré; bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te
maldigan, yo estaré contigo para defenderte, te libraré, te perdonaré,
te cubriré, te traeré conmigo y formarás parte de mi pueblo, tú serás mi
escogido”.
Es tiempo que medites y reflexiones a ver si hay alguien que no
soportas, que no puedes mirar a los ojos. Muchas personas están
equivocadas creyendo que el tiemposanará las heridas; si no las sana
Cristo, el tiemponada podrá sanar y las heridas se endurecerán cada vez
más. ¡Hoy tienes que examinarte delante de Dios! Él quiere librarte de
las ataduras del infierno, tienes que ponerte a cuentas con Él. ¡No
endurezcas tu corazón! “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” dice Dios en Apocalipsis 3:20.
No digas apresuradamente que no tienes problemas con nadie, el
Espíritu Santo en este momento te trae a memoria a alguno o algunos a
los que debes perdonar. ¡Debes pedirle perdón a Dios! Si necesitas
personar y ser perdonado por Dios, no dejes pasar este día porque no
eres dueño del tiempo, hoy es la oportunidad que Dios te ha dado. Mucha
gente vuelve y me dice que hacía años no venían ala iglesiaporque
estaban enojados conmigo, y esto se repite. ¡Con qué facilidad el diablo
mete enojos y resentimientos!
Señor glorifícate, Espíritu Santo, tú estás aquí y te adoramos.
Necesitamos libertad Señor, rompe nuestras ataduras, nuestras
maldiciones, cúbrenos con la sangre poderosa de Jesús y líbranos de las
ataduras del odio, del resentimiento. ¡Extiende ahora tu mano Señor!
Atamos y reprendemos los espíritus de odio. ¡Echo fuera los espíritus
resentidos en el nombre de Jesús! ¡Ddiablo te ato, te ordeno en el
nombre de Jesús que sueltes las mentes, las emociones y las voluntades!
¡En el nombre de Jesús rompemos toda atadura del infierno en el alma!
Repite una oración, es importante la confesión que sale de tu boca,
habla con Dios y dile cosas importantes que deben ser oídas en el mundo
espiritual, los demonios tienen que escuchar tu confesión de fe en el
nombre de Jesús. Dile a Dios: “Señor, vengo a ti reconociendo que
necesito libertad, necesito perdón de pecados, necesito tu bendición.
Hazme libre Señor, te lo pido en el nombre de Jesús; hazme libre de la
maldición del odio, del resentimiento, llena mi corazón con tu
presencia. En tu nombre bendigo a los que me han hecho daño, en tu
nombre bendigo a los que me han odiado, a los que me han golpeado, a los
que me han insultado, a los que han abusado de mi. ¡Dios! no quiero
maldición, quiero bendición para mi y para mi descendencia, en el nombre
de Jesús, amén”.