Por: John García
Ya hemos analizado la doctrina del segundo advenimiento de Cristo
desde la perspectiva premilenialista histórica y la Dispensacional. Ya
les he mostrado desde la perspectiva bíblica porque el autor es
partidario del Premilenialismo histórico dado que es más cónsono con las
enseñanzas de la Biblia. Ahora analizaremos la perspectiva del
Amilenialismo y cuáles serían sus puntos contrarios a la doctrina de la
palabra de Dios. Para la definición y características del Amilenialismo
usaremos como fuente el folleto “El Fin de los Tiempos: cuatro
perspectivas” 2009 Rose Publishing, Timothy Paul Jones.
¿Qué es el Amilenialismo?
Como su nombre lo indica el Amilenialismo cree o mejor dicho no cree
en un milenio luego de la 2da Venida de Cristo. Esta corriente sostiene
que “el milenio simboliza el reino de Cristo en la vida de su pueblo,
desde el comienzo de la iglesia hasta se segunda venida” Agustín quien
fue su creador y mayor promotor de esta corriente escribió en su libro
“la ciudad de Dios” lo siguiente: “Entre tanto que el demonio está
amarrado por espacio de mil años, los santos reinarán también durante
mil años. Sin ninguna duda, estos dos períodos son idénticos y señalan
el tiempo entre la primera y la segunda venida de Cristo”. Esta
corriente es la misma que sostiene la iglesia católica quien dice que el
reino de Dios o de Cristo está “presente ya en su Iglesia” (Catecismo
Católico, párrafo 671). Por eso en su interpretación el milenio donde
según Apocalipsis 20 representa a los cristianos reinando con Cristo
simboliza a la Iglesia Católica extendiéndose en el mundo y dominando
los reinos de la Tierra. Es por esto, que la Iglesia Católica pretende
ser en la persona del Papa el que reina sobre los reyes de la Tierra.-
Solo así se cumplirá el milenio tan largamente esperado por ellos. Por
eso para ellos, la doctrina de un reino de Dios futuro al comienzo de la
2da Venida y del milenio consiste en herejía:
“incluso en su forma mitigada, la Iglesia ha rechazado esta
falsificación delReino futuro con el nombre de milenarismo (cf. DS
3839)” (Catecismo Católico, párrafo 676).
No es de extrañar entonces que la iglesia católica juntamente con
todos aquellos que creen en un reino de Cristo aquí y ahora busquen por
medio del control de los gobiernos políticos establecer definitivamente
el reino de Dios en la tierra:
680 Cristo, el Señor, reina ya por la Iglesia, pero todavía no le
están sometidas todas las cosas de este mundo. El triunfo del Reino de
Cristo no tendrá lugar sin un último asalto de las fuerzas del
mal. (Catecismo Católico, párrafo 680).
¿Cuál es el deber de los laicos en la iglesia católica?
“899 La iniciativa de los cristianos laicos es particularmente
necesaria cuando se trata de descubrir o de idear los medios para
que las exigencias de la doctrina y de la vida cristianas impregnen las
realidades sociales, políticas y económicas. Esta iniciativa es un
elemento normal de la vida de la Iglesia…”
Y los laicos deben estar… “bajo la guía del Jefe común, el Papa, y de
los Obispos en comunión con él. Ellos son la Iglesia (Pío XII, discurso
20 Febrero 1946; citado por Juan Pablo II, CL 9)”.
Notemos entonces que la doctrina del Amilenialismo tiene una profunda
implicación en la sociedad, ya que todo católico fiel debe “idear los
medios”, debe ingeniárselas para que las “exigencias de la doctrina”,
doctrina católica por supuesto impregnen las realidades. En otras
palabras, el milenio según la iglesia católica es cuando la realidad
social refleje la doctrina católica, cuando la realidad política refleje
la doctrina católica, y cuando la realidad económica refleje la
doctrina católica. Es muy claro que la óptica amilenial que es católica
tiene como objetivo el control del mundo para la supremacía del papa. El
triunfo del Reino de Cristo, el reino de Dios en la tierra no es más
que el triunfo de la doctrina católica en todos los países y gobiernos
del mundo.
¿Por qué no es bíblico el Amilenialismo?
Escritó está que:
Luc 17:20 Y preguntado por los Fariseos, cuándo había de venir el
reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con
advertencia;
Luc 17:21 Ni dirán: Helo aquí, o helo allí: porque he aquí el reino de Dios entre vosotros está.
Luc 17:22 Y dijo a sus discípulos: Tiempo vendrá, cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis.
Luc 17:23 Y os dirán: Helo aquí, o helo allí. No vayáis, ni sigáis.
Luc 17:24 Porque como el relámpago, relampagueando desde una parte
de debajo del cielo, resplandece hasta la otra debajo del cielo, así
también será el Hijo del hombre en su día.
Jesús dijo aquí que nadie que anunciara como ya venido el reino de
Dios estaría en lo correcto. Que cuando dijesen estas cosas no
deberíamos seguir esta doctrina, y es por la sencilla razón que cuando
llegase el día del reino de Dios sería visible para todos como lo es un
relámpago de modo que no habría necesidad de decirle a otro ha llegado
el reino de Dios. De modo que al Amilenialismo decir que el reino de
Dios comenzó desde la ascensión de Cristo está diciendo lo que Jesús
condena: el de creer que ha llegado el reino y solo unos pocos lo saben y
lo ven. La doctrina de que algún gobierno, alguna filosofía o doctrina
política, o que alguna religión o iglesia son el reino de Dios o
implantarán el reino de Dios aquí en la tierra es falsa de toda falsedad
y es una doctrina anticristiana. Jesús hablando de su reino dijo:
Juan 18:36 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo: si de este
mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían para que yo no fuera
entregado a los judíos: ahora, pues, mi reino no es de aquí.
Claramente expreso que su reino no tenía nada que ver con los
gobiernos de este mundo. Pilato le estaba ofreciendo liberación a cambio
que le dijera si era su propósito establecer en lugar del reino de Roma
otro reino político y Jesús le dijo que su reino no era de este mundo. O
sea, que el reino de Cristo no se impondrá por medio de los gobiernos
políticos, ni ideando ningún medio a través del cual la realidad
política refleje la doctrina católica. Esta verdad ya se le había
revelado a Daniel:
Dan 2:44 Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un
reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro
pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él
permanecerá para siempre.
Aquí se le mostró a Daniel, que el reino de Dios sería levantado por
Dios mismo y no por su iglesia. Que el reino de Dios NO coexistirá ni
será simultáneo con ningún otro reino terrenal, antes bien cuando el
reino de Dios sea establecido Dios destruirá los otros reinos. Por eso
ningún cristiano debería intentar buscar un cargo político por medio del
cual pueda ayudar a la iglesia en su misión, porque eso es doctrina
católica y es contrario a los planes de Dios. Quien intente usar el
poder político para ese fin se convierte en un anticristo porque
pretende usurpar el poder y obra de Cristo que será el que implantará su
reino en su segunda venida.
Al final el plan de la iglesia católica se logrará, ella será reina o
sea, reinará a los gobernantes de la tierra y así intentará en su
Amilenialismo que las realidades sociales, políticas y económicas
reflejen su doctrina y deseo. Así lo dice la palabra:
Apo 17:1 Y VINO uno de los siete ángeles que tenían las siete copas,
y habló conmigo, diciéndome: Ven acá, y te mostraré la condenación de
la grande ramera, la cual está sentada sobre muchas aguas:
Apo 17:2 Con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los que
moran en la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación.
Apo 17:3 Y me llevó en Espíritu al desierto; y vi una mujer sentada
sobre una bestia bermeja llena de nombres de blasfemia y que tenía siete
cabezas y diez cuernos.
Apo 17:4 Y la mujer estaba vestida de púrpura y de escarlata, y
dorada con oro, y adornada de piedras preciosas y de perlas, teniendo un
cáliz de oro en su mano lleno de abominaciones y de la suciedad de su
fornicación;
Apo 17:5 Y en su frente un nombre escrito: MISTERIO, BABILONIA LA
GRANDE, LA MADRE DE LAS FORNICACIONES Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA
TIERRA.
Apo 17:6 Y vi la mujer embriagada de la sangre de los santos, y de
la sangre de los mártires de Jesús: y cuando la vi, quedé maravillado de
grande admiración.
Ella está sentada sobre los reyes de la tierra y cumplen su deseo.
Por eso Dios llama a su pueblo a que salga de ella pues ya se acerca su
condenación y castigo, pues en nombre de Cristo ha llenado al mundo de
inmundicia, abominación y engaño (cosas que han sido para la perdición
de los hombres):
Apo 18:4 Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo
mío, porque no seáis participantes de sus pecados, y que no recibáis de
sus plagas;
Apo 18:5 Porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.
Apo 18:6 Tornadle a dar como ella os ha dado, y pagadle al doble
según sus obras; en el cáliz que ella os dió a beber, dadle a beber
doblado.
Apo 18:7 Cuanto ella se ha glorificado, y ha estado en deleites,
tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy
sentada reina, y no soy viuda, y no veré llanto.
Apo 18:8 Por lo cual en un día vendrán sus plagas, muerte, llanto y
hambre, y será quemada con fuego; porque el Señor Dios es fuerte, que la
juzgará.
Hermano, hermana; espero que este corto estudio te haya sido de
edificación. Las doctrinas engañosas abundan, sobre todo las referentes a
la segunda venida de Cristo pues el diablo no desea que nadie se salve
ni esté preparado. Busca al Señor de todo corazón, no tengas nada que
ver con la Babilonia madre ni con ninguna de sus hijas, sal de
cualquiera de ellas y destácate en obedecer la Biblia y solo la Biblia.
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EL MILENIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
¿SE PUEDE ENCONTRAR AHÍ?
El punto de vista Amilenial acerca de la profecía bíblica del tiempo
del fin es el punto de vista de la mayoría dentro de la Iglesia de hoy
en día – sostenido por la Iglesia Católica y por la mayoría de las
denominaciones Protestantes tradicionales (Nota del traductor: En este
grupo el autor incluye a presbiterianos, metodistas y episcopales).
Los Amilenialistas son aquellos que creen que Jesús está reinando
actualmente sobre todo el mundo desde el Cielo por medio de la Iglesia.
Ellos creen por tanto que ahora estamos en el Milenio – que éste comenzó
en la Cruz y continuará hasta la Segunda Venida. Ellos no creen que
Jesús regresará algún día a esta tierra para reinar desde Jerusalén.
Para sostener su punto de vista, los Amilenialistas deben espiritualizar
la mayoría de las profecías del tiempo del fin, argumentando que ellas
no significan lo que dicen. Así, por ejemplo, descartan el hecho de que
en Apocalipsis 20 se nos dice seis veces que el Milenio durará 1,000
años. Los Amilenialistas rechazan los mil años como “de naturaleza
figurada”, es decir, significando sólo un largo periodo de tiempo. Una
cosa interesante que he notado a través de los años acerca de los
Amilenialistas es que tienen poco o ningún conocimiento de las profecías
del tiempo del fin contenidas en las Escrituras Hebreas. La mayoría de
los Amilenialistas con los que me he encontrado creen que el único lugar
en la Biblia donde el Milenio se menciona es Apocalipsis 20.
UNA EXPERIENCIA PERSONAL
Permítanme darles un ejemplo acerca de lo que estoy hablando. Hace
muchos años atrás, fui invitado a hacer una presentación a una
convención cristiana muy grande. Específicamente, se me pidió que
hablara del tema, “Por qué creo que Jesús regresará para reinar sobre la
tierra”. Se me dijo que tendría 30 minutos para hacer la presentación.
Cuando pregunté por qué se me estaba asignando un periodo de tiempo tan
corto, se me dijo, “Es debido a que va a haber otro orador que dirá por
qué no cree que habrá un futuro reinado de Jesús sobre la tierra. Cada
uno de ustedes hablará 30 minutos y luego habrá 30 minutos para
preguntas y respuestas”.
Acepté la invitación. El otro orador resultó ser un distinguido
profesor de teología de una universidad bíblica. Sabía que mi audiencia
estaría constituida por personas que creían que un futuro reinado de
Jesús sobre esta tierra se menciona sólo en un lugar en la Biblia – en
Apocalipsis 20. Así que decidí pasar todo mi tiempo hablando acerca de
un pasaje en el Antiguo Testamento – la profecía contenida en Zacarías
14:1-9. Esta profecía declara que llegará un día cuando Jerusalén será
rodeada por fuerzas enemigas. La mitad de la ciudad caerá y entonces el
Señor regresará al Monte de los Olivos. Cuando los pies toquen el monte,
éste se partirá por la mitad y el remanente judío huirá de la ciudad y
se esconderá en la hendidura del monte. El Señor pronunciará entonces
una palabra sobrenatural y todas las fuerzas enemigas serán destruidas
instantáneamente. Y en ese momento, “…el Señor será rey sobre toda la
tierra” (verso 9). El otro orador, que siguió después de mí, ignoró
totalmente mi presentación. Leyó un estudio académico basado en las
opiniones de teólogos y no en las Escrituras.
Cuando llegó el tiempo de las preguntas, al otro orador le
preguntaron, “¿Cuál es su explicación de Zacarías 14:1-9?”. Sus palabras
exactas en respuesta fueron, “No tengo ni idea de lo que el pasaje
significa, pero puedo asegurarles que se ha cumplido en algún lugar en
algún momento”.
UNA EXTRAÑA DOCTRINA
Yo no estaba sorprendido por su bizarra respuesta porque yo había
crecido entre las iglesias que estaban organizando la conferencia y
estaba muy familiarizado con su actitud acerca de las profecías del
Antiguo Testamento. En su intento por defender su punto de vista
Amilenial, habían desarrollado una doctrina que declaraba que “todas las
profecías del Antiguo Testamento se han cumplido”. Para justificar esa
afirmación, siempre señalaban las palabras de Jesús registradas en Lucas
24:44 – “Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros:
que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la
ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”.
El problema de usar este pasaje para justificar su rechazo de la
profecía del Antiguo Testamento es que éste no dice que todas las
profecías del Antiguo Testamento se han cumplido. Éste dice que deben
cumplirse. Las profecías de la Primera Venida se han cumplido. Las
profecías de la Segunda Venida aún deben cumplirse, y Zacarías 14:1-9 es
una de esas profecías.
ESPIRITUALIZACIÓN TEMERARIA
Al menos mi oponente no espiritualizó el pasaje, como hacen la
mayoría de Amilenialistas. Tomen, por ejemplo, al teólogo del Siglo XX
Lorraine Boettner. En su libro, El Milenio [The Millennium], argumentó
que el Monte de los Olivos es un símbolo del corazón humano. Las fuerzas
enemigas son un símbolo de la maldad en el mundo atacando el corazón.
Cuando una persona recibe a Jesús como Señor y Salvador, Él entra en su
corazón, causando que el corazón se parta en arrepentimiento. Él derrota
entonces a todas las fuerzas enemigas y comienza a reinar sobre el
corazón de esa persona.
Ésta, por supuesto, es una interpretación completamente ridícula de
este pasaje, pero representa la clase de juegos que los Amilenialistas
tienen que jugar con las Escrituras con el fin de sostener su posición.
En resumen, los Amilenialistas ignoran los pasajes del Antiguo
Testamento acerca de la Segunda Venida y el Milenio o los
espiritualizan, o argumentan que ya se han cumplido.
UN PROBLEMA ESPIRITUAL IMPORTANTE
Pero la realidad es que la mayoría de los Amilenialistas simplemente
no conocen las Escrituras del Antiguo Testamento, y éste es un problema
importante en la Iglesia de hoy, porque afecta no sólo a la profecía
sino a toda la doctrina.
Crecí en lo que era llamada una “Iglesia del Nuevo Testamento”.
Centrábamos todo nuestro estudio bíblico en el Nuevo Testamento debido a
que se nos enseñaba que el Antiguo Testamento había sido “clavado a la
Cruz” y ya no era, por lo tanto, válido. La mayoría de nosotros no
poseíamos una Biblia completa. Cuando íbamos a un estudio bíblico,
llevábamos nuestros Nuevos Testamentos.
La idea de que el Antiguo Testamento había sido “clavado a la Cruz”, y
que ya no era relevante estaba basada en una declaración en Colosenses
2:14 que dice, “…anulando el acta de los decretos que había contra
nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en
la cruz”. Este verso está hablando de un “certificado de deuda”, no del
Antiguo Testamento. Está hablando acerca de la deuda que debíamos a Dios
por nuestros pecados. Al tomar nuestros pecados sobre sí, Jesús, que
era inmaculado, pagó nuestra deuda por medio de Su crucifixión (1 Pedro
2:24).
LA IMPORTANCIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Este padecimiento espiritual de ignorar el Antiguo Testamento es
epidémico en la Iglesia de hoy, y es un serio problema porque no hay
forma de entender el Nuevo Testamento sin conocimiento del Antiguo
Testamento. Por ejemplo, Jesús es llamado por Pablo en 1 Corintios 15:20
como las “primicias” de los que serán resucitados. No hay forma de
entender esa expresión aparte de un conocimiento del sistema sacrificial
del Antiguo Testamento. De igual manera, Jesús es mencionado en el
libro de Hebreos como el “Sumo Sacerdote de nuestra confesión” (Hebreos
3:1) y como un “sumo sacerdote según el orden de Melquisedec” (Hebreos
5:10). Estos términos no tienen ningún significado aparte de un
conocimiento de la interacción entre Abraham y Melquisedec y el papel
del Sumo Sacerdote según lo revelado en las Escrituras Hebreas.
OTRA EXPERIENCIA PERSONAL
Permítanme darles otro ejemplo de la relevancia de la ignorancia del
Antiguo Testamento. Cuando estaba creciendo en una iglesia Amilenial,
una de las declaraciones que oía en sermones una y otra vez era, “No
existe ningún versículo en la Biblia que siquiera implique que Jesús
pondrá sus pies en esta tierra de nuevo”. Pueden imaginar lo sorprendido
que estaba cuando, a la edad de 12 años, descubrí accidentalmente
Zacarías 14:1-9 donde declara sin rodeos que el Mesías regresará al
Monte de los Olivos y que cuando Sus pies toquen el suelo, el monte se
partirá por la mitad.
Le mostré este pasaje a mi pastor y le pregunté lo que significaba.
Lo estudió en silencio durante un largo tiempo y luego dijo, “Hijo, no
sé lo que estos versos significan, ¡pero te puedo garantizar que no
significan lo que dice!”. Después descubrí que Zacarías 14 no es el
único lugar en el Antiguo Testamento donde las Escrituras declaran que
Jesús regresará a esta tierra. Considere, por ejemplo, Ezequiel 43:7
donde Jesús, en una aparición pre-encarnada, lleva a Ezequiel a un
recorrido visionario del Templo Milenial, y a la mitad de ese recorrido,
Él dice, “Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde
posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de
Israel para siempre”. Creo que también es importante observar que el
profeta Ezequiel declara que cuando el Señor regrese, el nombre de la
ciudad de Jerusalén será cambiado a “Jehová-Sama”, que significa “El
Señor está ahí”.
ENTENDIENDO LA PROFECÍA
El conocimiento de la profecía del Antiguo Testamento es
particularmente necesario para la comprensión del Nuevo Testamento.
Apocalipsis y Daniel encajan entre sí como una mano en un guante.
Ninguno de los puede entenderse separado del otro. El libro de
Apocalipsis contiene más de 300 citas o referencias de pasajes del
Antiguo Testamento y ni uno solo es identificado. Una persona sin
conocimiento del Antiguo Testamento podría leer el libro de Apocalipsis y
nunca darse cuenta de cuán entrelazado está con la profecía del Antiguo
Testamento. Considere el tema del libro que se halla en Apocalipsis 1:7
–”He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le
traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él”.
Esta declaración está conformada por dos citas del Antiguo Testamento
puestas en fila. La primera se halla en Daniel 7:13 y la segunda en
Zacarías 12:10.
LA IMPORTANCIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
El apóstol Pablo enfatizó la importancia del Antiguo Testamento
cuando escribió las siguientes palabras a Timoteo: “…desde la niñez has
sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la
salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:15). La
mayoría de los cristianos leen estas palabras y asumen que Timoteo debió
haber tenido un Nuevo Testamento que estudiaba. No es así. El Nuevo
Testamento aún no había sido escrito ni compilado cuando Pablo dirigió
estas palabras a Timoteo. Cuando Pablo se refirió a “las sagradas
escrituras”, estaba hablando acerca de lo que hoy en día llamamos el
Antiguo Testamento. Y el punto que él estaba haciendo es que el
cumplimiento de Jesús de las profecías del Antiguo Testamento acerca de
Su Primera Venida era suficiente para producir fe en Jesús como el
Mesías prometido.
Pablo procedió en esa carta a Timoteo a declarar que “Toda la
Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir en justicia…” (2 Timoteo 3:16). El término,
“toda la escritura”, significa exactamente lo que dice. Se refiere
tanto al Nuevo como al Antiguo Testamento.
EVANGELISMO BASADO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
El primer sermón del Evangelio alguna vez predicado – el sermón de
Pedro en Pentecostés – estuvo basado completamente en profecías del
Antiguo Testamento. Todo lo que Pedro hizo desde el comienzo del sermón
hasta el final fue citar una profecía del Antiguo Testamento acerca del
Mesías y luego proclamar que Jesús la había cumplido (Hechos 2:14-36).
Felipe el evangelista tuvo el mismo enfoque cuando fue confrontado con
el eunuco etíope, un judío devoto que había estado en Jerusalén para
observar las fiestas y que estaba regresando a su hogar en África
(Hechos 8:26-39). Él descubrió que el hombre estaba leyendo un pasaje
del Antiguo Testamento de Isaías acerca del Mesías viniendo como un
“cordero sufriente” (Isaías 53:1-9). Felipe explicó el pasaje al etíope
y el hombre aceptó el hecho que Jesús lo había cumplido. En respuesta,
él fue bautizado. Él continuó entonces su camino, regocijándose de que
había encontrado al Mesías.
PROFECÍA MESIÁNICA
Hay más de trescientas profecías en el Antiguo Testamento que
conciernen a la Primera Venida del Mesías, pero muchas de éstas son
repetitivas. Las que son separadas y distintas suman 109. Hay muchas más
que éstas que se relacionan con la Segunda Venida y el Reinado Milenial
del Señor. Todas las profecías de la Primera Venida se cumplieron
literalmente, y no existe ninguna razón para asumir que el cumplimiento
de las profecías de la Segunda Venida será diferente. Necesitamos, por
lo tanto, tomar el Antiguo Testamento seriamente y tenemos que estudiar
lo que tiene que decir proféticamente acerca de los tiempos del fin.
LA SEGUNDA VENIDA
La Biblia enseña que Jesús establecerá su reinado personal sobre toda
la tierra al momento de Su Segunda Venida, y el Antiguo Testamento
contiene muchas profecías acerca de ese evento. Como ya hemos visto,
Zacarías 14 dice que el Señor regresará al Monte de los Olivos desde el
cual ascendió al Cielo. En el relato de Isaías del mismo evento, él
menciona al Señor regresando al Monte Sión, que es un nombre alternativo
para Jerusalén: “Así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre
el monte de Sion, y sobre su collado. Como las aves que vuelan, así
amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando,
preservando y salvando” (Isaías 31:4b-5). Tanto Isaías como Jeremías
retratan al Señor regresando en ira. Jeremías dice que Él “rugirá” desde
los cielos (Jeremías 25:30-31). Isaías dice que Él estará “lleno de
indignación” y Su lengua será como “un fuego consumidor” (Isaías
30:27-28). Sofonías dice que el día de Su regreso será uno de “terrible
aflicción y angustia” y de “ruina y desolación” (Sofonías 1:14-18).
EL REINADO MILENIAL
Una vez que el Mesías haya derramado la ira de Dios sobre los
enemigos de Dios, establecerá Su reinado sobre toda la tierra y
comenzará a manifestar Su gloria:“La luna se avergonzará, y el sol se
confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y
en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso” (Isaías 24:23).
Todos los diversos aspectos acerca del reinado milenial del Señor se
explican con detalles en el libro de Isaías. El libro de Apocalipsis es
acerca de la Tribulación. Es el libro de Isaías el que revela los
detalles del Milenio.
Características políticas – El reinado será mundial (Isaías 2:2;
9:6-7). Será de naturaleza pacífica (Isaías 2:4) y el mundo será
bendecido con rectitud (Isaías 11:4-5) y justicia (Isaías 42:3-4). El
trono del Señor será establecido en Jerusalén, ya que Él ocupará el
trono de David (Isaías 2:3). Su gobierno será uno teocrático en el que
fungirá como rey, legislador y juez (Isaías 33:17-22). Los redimidos
reinarán con el Señor como príncipes (Isaías 32:1). Y debido a que el
Señor estará reinando desde Jerusalén, la nación de Israel será la
nación más importante en el mundo (Isaías 2:2-3; 49:22-23; 60:1-62:7).
Características espirituales – Isaías pasa una gran cantidad de
tiempo describiendo las bendiciones espirituales del Milenio, la mayor
de las cuales es el hecho de que la gloria y la santidad del Señor se
manifestarán (Isaías 40:3-5; 52:13-15; 61:3; 66:18). La santidad
abundará (Isaías 4:2-4) y una actitud de gozo y alabanza prevalecerá: “Y
los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo
perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la
tristeza y el gemido” (Isaías 35:10).
Un templo reconstruido en Jerusalén servirá como el centro de
adoración del mundo (Isaías 2:2-3; 56:6-8; 60 7b, 13). De forma
increíble, la gloria Shekiná de Dios se cernirá sobre la ciudad de
Jerusalén como un dosel (Isaías 4:5). Y “la tierra será llena del
conocimiento del Señor, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9).
La Redención de la Naturaleza – Un aspecto del Milenio que es
fuertemente resaltado por los profetas hebreos es la redención de la
naturaleza. La tierra de Israel ya no será un lugar de desolación
(Isaías 62:3-5). En cambio, “el fruto de la tierra”, será el orgullo de
Israel (Isaías 4:2). “Aguas brotarán en el desierto” y los desiertos se
volverán estanques de agua (Isaías 35:6b-7). En adición a la abundancia
agrícola, el reino animal será restaurado a su perfección original. Los
animales venenosos dejarán de ser venenosos y los animales carnívoros se
volverán herbívoros. Todos los miembros del reino animal vivirán juntos
en perfecta paz entre ellos y con la Humanidad (Isaías 11:6-9; 65:25).
La Calidad de Vida – En un emocionante pasaje en Isaías 65, el
profeta revela que la esperanza de vida para aquellos que vivan en sus
cuerpos físicos será grandemente expandida a “según los días de los
árboles” (Isaías 65:22). Por consiguiente, cualquiera que muera a la
edad de 100 será considerado un joven (Isaías 65:20). Toda persona
tendrá su propia casa y un viñedo. No habrá desamparados o hambrientos
(Isaías 65:21-22). Todo el trabajo será redimido (Isaías 65:23) en el
sentido de que será productivo y no será confiscado por otros.La
enfermedad será reducida (Isaías 33:24) y las personas nacidas con
desventajas físicas serán curadas: “Entonces los ojos de los ciegos
serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo
saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo” (Isaías 35:5-6a).
EL CLÍMAX DE ISAÍAS
A Isaías le fueron dadas tantas visiones gloriosas y palabras de
conocimiento en relación con el majestuoso reinado del Señor, que casi
estaba rebozando con anticipación para cuando llegó al final de su
libro. Esto lo motivó a exclamar repentinamente: “¡Oh, si rompieses los
cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los
montes [reinos], como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace
hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y
las naciones temblasen a tu presencia!” (Isaías 64:1-2). Ahora bien,
tengan en cuenta que sólo he compartido con ustedes unos cuantos pasajes
del libro de Isaías. Hay muchos otros pasajes con respecto al Milenio
que están esparcidos por todo el Antiguo Testamento.
PROFECÍAS DE LOS PROFETAS MAYORES ACERCA DEL MILENIO
Jeremías describe el Milenio como un tiempo cuando Israel y Judá
estarán unidos en paz y la ciudad de Jerusalén será llamada “El Trono
del Señor” (Jeremías 3:17-18). Jesús, “el Renuevo justo”, “reinará como
Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la
tierra” (Jeremías 23:5). Y por causa de Su nuevo papel como rey, el
nombre de Jesús será cambiado a Jehová-Tsidkenu, que significa, “Jehová,
justicia nuestra” (Jeremías 23:6). David, en su cuerpo glorificado,
fungirá como rey de Israel (Jeremías 30:9) y todos los enemigos de
Israel serán destruidos (Jeremías 30:11). La ciudad de Jerusalén y el
Templo serán reedificados (Jeremías 30:18) y la población se
multiplicará (Jeremías 30:19). El luto del pueblo judío se convertirá en
gozo (Jeremías 31:13). El pueblo judío se arrepentirá del rechazo de su
Mesías y entrará en un nuevo pacto con Dios que estará escrito en sus
corazones (Jeremías 31:31-34; 32:37-40). Las calles de Jerusalén estarán
llenas con “voz de gozo y de alegría…” (Jeremías 33:11).
Ezequiel confirma que el pueblo judío entrará en un nuevo pacto con
Dios que estará escrito en sus corazones (Ezequiel 11:19-20; 16:60-62).
También confirma que el Señor garantizará su seguridad y hará “juicios
en todos los que los despojan en sus alrededores” (Ezequiel 28:26). La
tierra de Egipto será castigada particularmente por su trato de Israel y
permanecerá desolada durante los primeros 40 años del Milenio (Ezequiel
29:9-16). Ezequiel también confirma que David será hecho rey de Israel
(Ezequiel 34:23-24; 37:24). El Señor derramará “lluvias de
bendición” sobre Israel, incluyendo la abundancia agrícola (Ezequiel
34:26-29) y la reedificación de su Templo (Ezequiel 37:26-27). El
resultado es que la gloria del Señor será establecida entre las naciones
(Ezequiel 39:21).
Desde el capítulo 40 hasta el capítulo 46, Ezequiel se centra en
describir el Templo Milenial. Es mucho más grande que cualquiera de los
templos judíos anteriores y el Lugar Santísimo en el Templo no contiene
ningún arca. Jeremías ya había profetizado que el arca no sería
reconstruido ni recordado (Jeremías 3:16). Una de las profecías del
tiempo del fin de Ezequiel que ya ha sido cumplida se relaciona con la
Puerta Oriental. Él dice que ésta será sellada y no será reabierta hasta
que el Mesías regrese (Ezequiel 44:1-3). La puerta fue cerrada en los
años 1500’s y permanece así hasta este día. Ezequiel revela que parte de
la redención de la naturaleza será la conversión del Mar Muerto en un
mar de agua dulce (Ezequiel 47:8-9). Él concluye su libro diciendo cómo
la redimida y muy expandida tierra de Israel será dividida entre las 12
tribus (Ezequiel 48).
Las profecías del tiempo del fin de Daniel se centran en la
Tribulación y el Anticristo. Su primera mención del Milenio ocurre en el
capítulo 2, donde él interpreta el sueño de Nabucodonosor acerca de la
secuencia de imperios gentiles. Él revela que el último imperio será
destruido por el regreso del Mesías y el establecimiento de Su
reino “que no será jamás destruido” (Daniel 2:44-45). En el capítulo 7,
Daniel enfatiza que los redimidos reinarán con el Mesías: “y que el
reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo,
sea dado al pueblo de los santos del Altísimo…” (Daniel 7:27). Daniel
concluye su libro indicando que habrá un interregnum de 75 días entre el
momento del regreso del Señor y el establecimiento de Su gobierno
mundial (Daniel 12:11-12). Éste es muy probablemente el periodo de
tiempo cuando el Mesías juzgará a todos aquellos que queden vivos al
final de la Tribulación para determinar si entrarán o no al Milenio en
sus cuerpos físicos. Este periodo de tiempo muy probablemente también
será usado para organizar el gobierno del Mesías, parte del cual será
para hacer nombramientos de gobierno para los redimidos que estarán en
cuerpos glorificados.
PROFECÍAS DE LOS PROFETAS MENORES ACERCA DEL MILENIO
Oseas habla acerca de cómo Dios usará el Milenio para cumplir todas
las promesas que les ha hecho al pueblo judío (Oseas 1:10-11; 2:14-20;
14:4-7). Él confirma que Dios establecerá la paz en el reino animal y la
paz entre las naciones (Oseas 2:18). Y él deja en claro que las
bendiciones de Dios también serán derramadas sobre los gentiles (Oseas
2:23).
La profecía más fascinante de Oseas tiene que ver con el momento del
regreso del Señor. Él indica que será “dos días” después de Su ascensión
al Cielo (Oseas 5:15-6:2). El contexto del pasaje indica que los dos
días representan 2,000 años. Oseas dice que después de los dos días, el
Mesías “nos resucitará” (la resurrección) para que “vivamos delante de
Él” durante “el tercer día” (los 1,000 años del Milenio). Las profecías
del tiempo del fin de Joel se centran principalmente en “el día del
Señor”, el cual, en su contexto, es el día de la Segunda Venida del
Mesías (Joel 1:15; 2:1,13; 3:14). Pero nos da un vistazo del Milenio
cuando declara que cuando el Mesías regrese, Él habitará “en Sión, mi
santo monte” y que Jerusalén estará caracterizada por la santidad (Joel
3:17, 21). También confirma que la tierra será revitalizada para una
gran producción agrícola: “Los montes destilarán mosto, y los collados
fluirán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán aguas” (Joel
3:18). También afirma que Egipto será una desolación (Joel 3:19).
Amós presenta una imagen del Mesías regresando como un león rugiente
(Amós 1:2). Lo único que él tiene que decir acerca del Milenio es que se
caracterizará por la abundancia agrícola (Amós 9:14) – hasta el punto
que “el que ara alcanzará al segador” (Amós 9:13). El único comentario
significativo de Abdías acerca del Milenio es su declaración de que éste
se caracterizará por la santidad (Abdías 17).
JONÁS NO TIENE NADA QUE DECIR ACERCA DEL MILENIO.
Miqueas comienza su profecía con una visión de la Segunda Venida
(Miqueas 1:3-4). Con respecto al Milenio, Miqueas presenta una visión
gloriosa de él y lo hace con palabras que son casi idénticas a las de
Isaías (Miqueas 4:1-7; Isaías 2:2-4). El enfatiza la paz y prosperidad
que caracterizarán el Milenio (Miqueas 4:3-4). También subraya la
promesa de Dios de que Él hará al pueblo judío la nación más importante
del mundo durante el Milenio (Miqueas 4:6-7). Nahúm se hace eco de Joel
al centrar sus profecías en “el día del Señor” (Nahúm 1:1-8). Lo único
que él tiene que decir con respecto al Milenio es que el pueblo judío
disfrutará de perfecta paz (Nahúm 1:15) y que el esplendor de su nación
será restaurado (Nahúm 2:2).
Habacuc comienza su libro asegurándole al lector que Dios será fiel
en enviar al Mesías de regreso “en el tiempo señalado” (Habacuc 2:3
NVI). Luego presenta una visión muy dramática de la Segunda Venida
(Habacuc 3:3-13). Él no tiene nada que decir acerca del Milenio.
Sofonías comienza su libro presentando una visión poderosa y
aterradora acerca de la Segunda Venida (Sofonías 1:14-18). Él concluye
su libro con una breve profecía acerca del Milenio (Sofonías 3:14-20).
Él revela que el Señor reunirá a todos los creyentes judíos de regreso
en la tierra y que Él vivirá en medio de ellos (Sofonías 3:17-20). Y él
promete que Dios convertirá a la nación judía en la nación más
importante del mundo (Sofonías 3:20).
Hageo afirma que en el momento de la Segunda Venida, Dios hará
temblar los cielos y la tierra /Hageo 2:6-7), derrocando a todos los
reinos gentiles (Hageo 2:22). La riqueza de las naciones será
transferida a Jerusalén, y el Templo será reconstruido en gloria (Hageo
2:7). Y luego, usando a Zorobabel, el gobernador de Judá, como un tipo
profético del Mesías, Hageo dice que Dios le dará Su “anillo de
sellar” – lo que significa que él se convertirá en el Rey de reyes y
Señor de señores (Hageo 2:23). Zacarías dice que el Señor “volverá a
Jerusalén” y reconstruirá el Templo (Zacarías 1:16). Exhorta al pueblo
judío a “cantar y a alegrarse” debido a que el Señor le ha dicho que“he
aquí vengo, y moraré en medio de ti” (Zacarías 2:10).
En cuanto a la naturaleza del reinado del Señor, Zacarías dice que Él
será “un sacerdote en su propio trono”, confirmando que el gobierno
será una teocracia (Zacarías 6:12-13). La ciudad de Jerusalén será
llamada “La Ciudad de la Verdad” y “El Monte de la Santidad” (Zacarías
8:3 NVI). Los creyentes judíos serán reunidos desde todas partes del
mundo (Zacarías 9:14-17), y la población de Jerusalén vivirá en paz y
prosperidad (Zacarías 8:8, 12). El pueblo judío será grandemente
bendecido que cuando un judío camine, diez gentiles agarrarán su túnica y
dirán, “¡Déjanos acompañarte! ¡Hemos sabido que Dios está con
ustedes!” (Zacarías 8:23 NVI).
Zacarías también declara que durante el Milenio, todas las naciones
del mundo deberán enviar delegaciones a Jerusalén para celebrar la
Fiesta de los Tabernáculos (Zacarías 14:16). Aquellas naciones que no lo
hagan, no recibirán lluvia (Zacarías 14:17-18). Zacarías concluye su
libro haciendo hincapié en la santidad que abundará durante el Milenio.
Él dice que las campanas en las bridas de los caballos estarán grabadas
con las palabras “Santidad a Jehová” (Zacarías 14:20-21).
Malaquías contiene varios pasajes acerca de la Segunda Venida, pero lo
único que tiene que decir acerca del Milenio es que el nombre del Señor
será “grande entre las naciones”(Malaquías 1:11).
OTRAS PROFECÍAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Hay referencias dispersas entre los libros históricos del Antiguo
Testamento acerca de la Segunda Venida y el Milenio, y los Salmos están
llenas de ellas, pero no tengo el espacio para enumerarlas en detalle.
Puede encontrar esa lista en mi libro La Guía de Estudio de Cristo en la Profecía (disponible
sólo en idioma inglés). Baste con decir que creo que he presentado
evidencia más que suficiente para demostrar que el Antiguo Testamento
está lleno de profecías acerca de los tiempos del fin y el Milenio.
ALGUNOS PUNTOS FINALES
Así que permítanme subrayar una vez más que Apocalipsis 20 no es el
único capítulo en la Biblia donde el Milenio está profetizado. Sin
embargo, sí nos presenta algunas novedades que no se mencionaron en
otras partes:
1. Satanás estará atado durante el Milenio.
2. El reinado del Señor durará 1,000 años (Esto está fuertemente implicado en lenguaje figurado en el libro de Oseas).
3. El Milenio terminará con una gran rebelión que será dirigida por Satanás y que será sofocada por Dios.
Se nos dice en el libro de los Hechos que después de Su resurrección,
Jesús pasó 40 días con Sus discípulos “hablándoles acerca del reino de
Dios” (Hechos 1:3). Al final de esos 40 días, cuando reunió a Sus
discípulos en el Monte de los Olivos para Su ascensión al Cielo, ellos
le preguntaron, “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este
tiempo?” (Hechos 1:6). Él no respondió diciéndoles que no habría ningún
reino. Por el contrario, les dijo que no les correspondía a ellos saber
el tiempo (Hechos 1:7).
Jesús nos dejó con muchas señales a vigilar que marcarían la época de
Su regreso. Esas señales están por todas partes que vemos hoy. Jesús
vuelve pronto. Él va a reinar en majestad desde Jerusalén y los
redimidos compartirán ese reinado con Él (2 Timoteo 2:12; Apocalipsis
2:26-27). Estamos viviendo en tiempo prestado
¿Está usted listo?