Ayer por la mañana, mientras miraba un corto vídeo que me envió el Apóstol Jorge Luis Soto sobre los avances tecnológicos en Europa, específicamente en Suecia y Finlandia, pensaba en cuán cerca estamos ya de los "tiempos del fin".
El vídeo nos muestra los adelantos en la Sociedad Tecnológica de hoy para implantar un diminuto microchip, más pequeño que un grano de arroz en la piel de la mano del hombre para que con este, él pueda abrir puertas, hacer los trámites que hoy hace con una tarjeta de crédito sin ésta y cosas similares, como pagar la cuenta en el supermercado o entrar a su casa como si tuviera una tarjeta de seguridad, etc.
Pensé rápidamente en lo que está profetizado en el libro del Apocalipsis, la marca de la bestia, "el 666 o el número de hombre", que sería puesto en los seres humanos en su frente o en su mano derecha para que pudiese comprar, vender o negociar.
Muchos teólogos argumentan que será un número literal, como una marca de fuego en una res, o como un pequeño tatuaje en la piel. Posiblemente, la Biblia se refiere simbólicamente a algo como este microchip que incluye todo el peso del sistema de gobierno humano sobre la tierra en los días del fin.
Pienso que sea cuál sea la interpretación de este número del anticristo, lo importante es que los hijos de Dios sepamos que EL ESPIRITU SANTO NOS HA SELLADO CON SU INFINITO PODER, somos propiedad de la Divinidad, Jehová de los Ejércitos, y nadie podrá hacernos daño.
Hemos sido ya comprados a precio altísimo con la Sangre gloriosa de Jesucristo, el Hijo del Dios Viviente y nadie podrá tocarnos.
Por esta maravillosa razón es que en medio de estos "tiempos postreros" y peligrosos, DECLARO esta palabra de fe para mí, para ti, y para nuestras familias:
"Somos hijos del Dios Altísimo, redimidos por Jesús y lavados en Su Sangre bendita. Somos el TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO y sellados en nuestro espíritu por él.
DECLARO que mi casa y yo somos propiedad del Eterno.
DECLARO que en estos tiempos apocalípticos, nos rodea el Ejército de ángeles del Todopoderoso y que estamos cubiertos y protegidos por el Abrigo del Altísimo contra todo sistema y estratagema del maligno.
DECLARO en medio de estos tiempos que nuestra Victoria está segura y firme en Cristo Jesús, Señor nuestro.
¡Amén!