Hambre y tenacidad violentas
Mateo 11:12 dice: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos ha venido avanzando contra viento y marea, y los que se esfuerzan logran aferrarse a él”.
Daniel 7:15 dice: “Yo, Daniel, me quedé aterrorizado, y muy preocupado por las visiones que pasaban por mi mente”.
Cuando leí estas escrituras, recibí una palabra del Señor que me sacudió: alarmándome, excitándome y despertando un gran deseo e incrementando mi pasión por una adoración íntima.
Aprendí que debo hablar desde la experiencia, porque es nuestro mejor material. Compartiré con usted las cosas que el Señor me mostró. Puedo verme en todo, quiero decir en todas las reuniones en las que me encuentro, con un hambre, una pasión y un deseo de movilización violenta como nunca antes. ¡La gente inundaba los altares para pedir más! Por victoria, por sanidad, por el bautismo del Espíritu Santo, cualquier sustancia que pudieran obtener. La gente está hambrienta por Dios. Esta gente dulce y hambrienta, son los cristianos.
Está rugiendo un hambre santo en los estómagos de los amantes del Señor. Están apasionados por las señales y maravillas. La gente se está consumiendo en adoración. No se detienen ante el pensamiento de recibir una gota de su gloria. ¡La quieren!
Esta misma pasión alejará a los enemigos del Señor. Las liberaciones comenzarán a ocurrir. Se incrementará el gozo y la gracia conquistará el corazón de cada hombre. Las almas correrán hacia la Casa del Señor, los perdidos serán salvos y los pródigos regresarán a la casa. Esta es la palabra del Señor. ¡Alabado sea Jesús!
Estaba de pie en el estacionamiento del edificio de nuestro ministerio y compartía con otra persona del edificio, simplemente le contaba sobre la Gloria de Dios con señales y maravillas. Repentinamente, pude ver que comenzó a caer una pluma hermosa. Esta pluma era de un blanco muy brillante. Comencé a decirle al hombre acerca de las plumas que estaban cayendo en nuestras reuniones. Estaba convencida que pensaba que estaba loca. Luego ambos comenzamos a buscar algún pájaro en el cielo. Pero no había ninguno.
Era curioso, porque no era un creyente
Luego, justo sobre nosotros, vimos esa pluma blanca, ¡pero ningún pájaro! Entonces me dijo: “¿Por qué no atrapas esa pluma ahora?”. Comencé a correr detrás de la pluma con desesperación para mostrarle que la presencia de Dios es real. Pero para mi sorpresa, él corrió detrás de la pluma a mi lado porque también la quería. Se nos escapó y voló hacia el cielo azul. No pudimos recuperar este regalo, aunque creíamos. El hombre pidió más. Me quedé allí por más de una hora compartiendo un testimonio tras otro. Me oyó y luego dijo que creía. ¡Alabado sea Dios! (Esa misma tenacidad es la que ganará a los perdidos y sacudirá a los tibios).
La misma idea que Dios podía mostrarse de semejante manera a este hombre, me desesperó mucho más para correr hacia y estar más cerca de Él. Luego oí que el Señor decía: “Tu respuesta determinará tu futuro”. Eso me sacudió. ¿Nuestra respuesta hacia Dios determinará nuestro futuro? Ayúdame Señor.
En ese momento decidí que necesitaba conocer más. ¡Lo necesito a Él¡ Pero, más que sólo pensar en mí, supe que los perdidos lo necesitaban a Él y debía presentarle esta palabra a los perdidos, los débiles, los heridos y los que desmayaron. Necesitamos presentar palabras en las que Él pueda pelear por nosotros. Él conquistará por nosotros y, por encima de todo, cuánto nos ama el Señor. ¡Debemos permitirle al Señor que se muestre y manifieste su gloria!
Los tres reinos
El Señor me mostró específicamente tres reinos: el reino de este mundo, el Reino de Dios y el Reino de los Cielos.
1. El reino de este mundo es el área de influencia de satanás
Lucas 4:5 dice: “Entonces el diablo lo llevó a un lugar alto y le mostró en un instante todos los reinos del mundo”.
Juan 18:36 dice: “Mi reino no es de este mundo, contestó Jesús. Si lo fuera, mis propios guardias pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo”.
2. El Reino de Dios se soltó sobre la tierra y se extiende por el Espíritu Santo a través de los hombres
Mateo 16:19 dice: “Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.
Mateo 12:28 dice: “En cambio, si expulso a los demonios por medio del Espíritu de Dios, eso significa que el reino de Dios ha llegado a ustedes”.
Esta representación del Reino de Dios es su manifestación en la realidad terrenal. Estas parábolas hablan del Reino de Dios aquí en la tierra y se mueve en ellos por medio del Espíritu Santo.
3. El Reino de los Cielos está a la mano
Daniel 7:27 dice: “Entonces se dará a los santos, que son el pueblo del Altísimo, la majestad y el poder y la grandeza de los reinos. Su reino será un reino eterno, y lo adorarán y obedecerán todos los gobernantes de la tierra”.
Mateo 3:1-3 dice: “En aquellos días se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea. Decía: Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca. Juan era aquel de quien había escrito el profeta Isaías: Voz de uno que grita en el desierto: Preparen el camino para el Señor, háganle sendas derechas”.
¡El cambio está aquí!
Me estoy dando cuenta que viene sobre nosotros una gloria mucho mayor. Es la combinación de tres reinos. En esta combinación veremos un cambio de fe radical por los Cielos. Muchos fueron llamados a predicar el Reino de Dios, ¡el Reino de los Cielos! Muchos fueron absorbidos por los reinos de este mundo. Este movimiento está creciendo rápido y es furioso. También someterá a todas las naciones y denominaciones. ¡El cambio está aquí!
Será desafiado, pero no se podrá detener. Pasará por momentos de quietud, pero no de retiro. Estos tiempos son sólo para reagrupar los ejércitos del Señor para hacer obras mayores con brazos más fuertes y oraciones militantes poderosas. Asambleas completas recibirán encuentros en un segundo y será repentinamente.
En estos días leemos, oímos y nos preguntamos: “¿Qué es el Reino de Dios? ¿Qué es el Reino de los Cielos?”. Estoy convencida que estamos entrando en la combinación de estas dos dimensiones como en Daniel 2:44: “En los días de estos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido ni entregado a otro pueblo, sino que permanecerá para siempre y hará pedazos a todos estos reinos”. Se está ganando esta guerra. El Reino de Dios se está expandiendo por toda la cristiandad. El mundo trata de cerrar los cielos, pero la Iglesia comenzará a quebrarlos, cambiando radicalmente por la presencia del Dios todopoderoso en medio del cambio.
Entronando al Rey
La gente se está despertando ante la realidad que debe volver a entronar al Rey en la Iglesia (Salmo 22:3: Pero tú eres santo, tú eres rey, ¡tú eres la alabanza de Israel!). Es la realidad de su presencia que se establecerá antes de la venida del Señor. Dice: “Tendré un pueblo que me coronará como Rey en la asamblea de los santos”. Cuando lo llevemos a las calles, reportarán lo que ven en su palacio santo en el Cielo.
Está llamando a muchos a salir de las cortes externas hacia las Cortes Celestiales, el santuario interior de su presencia real, majestuosa y santa. Está más allá del lugar de la intimidad honorable con el Rey. Una recompensa de adoración, alabanza y anhelo. Él está desafiando a muchos a redireccionar su alabanza desde la tierra hacia el Cielo, una alabanza que una el Cielo con la tierra. “Atraeré a mi pueblo hacia Mí”, dice el Señor.
El Reino de los Cielos no tiene fin, pero el Reino de Dios en la tierra cesará en la forma que lo conocemos hoy. El Reino de Dios es la realidad del Espíritu que guía todas las cosas eternas en el presente, mientras estamos acá abajo. Él es el Rey en la tierra. El Espíritu Santo es Rey en la tierra, la parte impenetrable de Dios que está siempre presente con nosotros. Él está reinando y manifestando su gobierno eterno en la tierra en el presente.
Salmo 46:6 dice: “Se agitan las naciones, se tambalean los reinos; Dios deja oír su voz y la tierra se derrumba”.
El Espíritu Santo como Rey ahora está desatando cambios gubernamentales en el espíritu y en lo natural. Está volviendo a tomar los Reinos de Dios el Padre. Dios oyó las oraciones de su pueblo, así como oyó a los israelitas en los días de Moisés.
Éxodo 3:7 dice: “Pero el Señor siguió diciendo: Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. Los he escuchado quejarse de sus capataces, y conozco bien sus penurias”.
En este tiempo, Dios no sólo oyó las oraciones de parto, sino el clamor de los espíritus hambrientos. Está enviando al becerro gordo y alimentando con proteínas a los hambrientos que ministran ante Él. Sí, está fortaleciendo a los que se sienten débiles, desvalidos y abandonados, los que perdieron su esperanza durante la espera… ¡Él está aquí!
“Esta es la hora y el momento cuando se combinarán los tres Reinos”
Está aquí, en el lugar donde se anhela, donde el Reino de Dios en la tierra se cubre con oraciones, atrayendo una presencia sobrecogedora del Espíritu Santo. El abrigo (Salmo 91:1) se está manifestando en oración por todo el mundo. Las oraciones se están oyendo desde el Cielo, Dios está oyendo nuestras oraciones. Las buenas obras se están reconociendo desde el Cielo. La manifestación de los dones espirituales está explotando en la tierra y se observa desde el Cielo.
Una nueva realidad se está combinando con esta. Es el poder apasionado de la oración radical que sacude los Cielos y entrona al Rey, un lugar de habitación donde pueda morar. Los lugares de manifestación emergerán en la medida que los santos se unan radicalmente a la alabanza celestial en el Trono de Dios, clamando al unísono con los redimidos y los ancianos, moviéndose con el Espíritu Santo de dimensión en dimensión. Los ángeles dirigirán la adoración con un sonido nunca antes oído aquí en la tierra. Aquí comenzaremos a ver dos dimensiones del Reino de Dios combinándose como una fuerza sin comparación, (Daniel 2:44) la alabanza que transformará un servicio extraordinario en una adoración radical. Se verá, olerá, oirá y gustará una presencia tangible de la gloria de Dios. Cambiará los corazones de los hombres para siempre. Los perdidos correrán hacia su lugar de habitación, hallando descanso y reposo para sus almas.
El Señor dice: “Esta es la hora y el momento cuando se combinarán los tres Reinos”.
El reino de este mundo se someterá al Reino de Dios (el Reino gobernado por el Cielo). El Reino de Dios se llenará con el Reino de los Cielos (incluyendo la visitación y la manifestación de los ángeles, donde el reino de los Cielos se hará presente en la tierra). Se revelarán dos dimensiones tangibles del Reino de Dios. La tierra se sacudirá y la gente estallará en una alabanza radical. ¡Esto revertirá el ataque hacia la Iglesia! ¡La mano de Dios cambiará todo en la tierra con señales, maravillas y milagros! Se conocerá la presencia tangible de Dios. Vendrá en poder, ¡porque Él es Dios!
¡Debemos prepararnos para la manifestación del Reino de los Cielos!
Mateo 3:2 dice: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca”.
Cuando Elías le dijo a su siervo “mira”, tuvo que ir siete veces antes de atrapar la visión de la nube como la palma de una mano. Así será cuando veamos al Reino de los Cielos: Mira… ¡está a la mano!
Apocalipsis 11:15 dice: “Tocó el séptimo ángel su trompeta, y en el cielo resonaron fuertes voces que decían: El reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos”.
Theresa Phillips