Necesitamos entender los que esta pasando en la Iglesia del Señor Jesucristo. Hay un mover genuino. Pero nos ha faltado enseñanza. Los profetas que Dios esta levantando están en todo un rango de niveles de preparación. Algunos tienen ministerios verdaderos pero inmaduros y no siempre reflejan bien el corazón de Dios. Hay otros que son completamente falsos. Y hay otro número pequeño pero creciente que tienen dones y ministerios verdaderos y que edifican al Cuerpo de Cristo.
Cada vez de que Dios ha restaurado una verdad a la iglesia hay algunos que han llevado esa verdad a un extremo o que han mal representado esa verdad. Por ejemplo, la verdad de que Dios es amor (1 Juan 4:8) y que nos perdona de nuestras ofensas (1 Juan 1:9) son verdades establecidas en las Escrituras. Pero algunos las han llevado a un extremo de decir que no requiere arrepentimiento ni una vida de santidad. Por otro lado sabemos que Dios requiere una vida de santidad (1 Pedro 1:14-16). Otros elementos del Cuerpo de Cristo han llevado esa verdad a un extremo que se ha convertido en legalismo que niega la gracia de Dios. Cualquiera verdad, llevada a un extremo, puede convertirse en error. Necesitamos lograr un equilibrio y seguir la plenitud del consejo de la Escritura.
Entre el movimiento profético, hay muchos abusos y muchas “modas” – practicas que son muy impresionantes pero no son bíblicas. Muchos imitan a alguien a quien estiman como “espirituales” antes de ver si es bíblico lo que hacen. Debemos ser como los Bereanos, quienes escudriñaban las Escrituras para discernir lo que era de Dios y lo que no era de Dios.
He escuchado de abusos y experiencias negativas que me dan escalofríos de horror acerca de profetas falsos o inmaduros. Pero la existencia de los abusos no elimina el mover verdadero. Todo lo que Dios hace el diablo trata de parar. Si no lo puede parar, entonces trata de distorsionarlo. Sabemos que el pueblo de Dios perece por falta de conocimiento. Hay demasiados lobos que andan vestidos de ovejas, lobos que se auto-nombran como profetas o apóstoles. Pero Dios esta levantando a los profetas y apóstoles verdaderos. Por sus frutos los conoceremos (Mateo 7:15-20).
Es interesante que Cristo no dijo que conoceremos a los profetas por sus profecías, sino por sus frutos. En Hechos 16 nos habla de una muchacha endemoniada con un espíritu de adivinación que profetizaba cosas verdaderas y acertadas. Pero Pablo pudo discernir la fuente demoníaca de la revelación y echo fuera al demonio. La Escritura nos revela en Mateo 7:21- 23 que no es suficiente poder profetizar y producir milagros. Es posible hacer todas esas cosas y nunca conocer a Cristo. La señal mas fuerte para discernir a los profetas verdaderos entre los falsos es el fruto de su vida y ministerio – o sea, su carácter (Gal. 5:22-23).
Uno de los peligros del mover profético es el abuso de mal-representar el corazón de Dios. Algunos profetas que tienen un llamado verdadero y dones verdaderos pero que tienen malos conceptos de Dios andan humillando al pueblo de Dios y declarando juicios sobre todos los pecados menos los suyos. Se olviden que este lado del Calvario vivimos en el Nuevo Testamento bajo la gracia de Dios. Dios no esta enojado con nosotros. Toda la ira de Dios fue derramada sobre Cristo en la cruz. El precio fue pagado. El fruto (resultado) de revelar así los pecados secretos de todos en publico es alimentar los demonios de chisme, división, y vergüenza. Si Dios nos revela el pecado de alguien, no es para humillarlo y correrlo de Dios, es para poder restaurarlo y reconciliarlo. Hay que recordar que no tenemos autorización para declarar todo lo que Dios nos revela. Hay que ser responsables con esa revelación para compartir solo lo que El desea, y en la manera que El desea y que cumple Su propósito.
Otros ministros inmaduros y egoístas tratan de manipular a la gente. A veces lo hacen para sacar de ellos su dinero. Pero la Escritura nos habla de ellos en II Pedro 2:2-3. Dice que, “con avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas”. Hay los que van de casa a casa aprovechando de la hospitalidad de los que quieren honrar a los ministros. Después de entrar su hogar, les dan una profecía bonita, pero luego los anuncia que “Dios dice” que deben de darles cierta cantidad de dinero. Los que hacen tales cosas son lobos y charlatanes. Si Dios quiere que les de una ofrenda, Dios le puede decir directamente. Si estos lobos vienen a su hogar, no los recibe. Todo creyente, especialmente profetas, deben de usar las palabras “así dice el Señor,” con mucho temor de Dios.
Los profetas verdaderos y maduros darán la gloria a Dios, edificaran al Cuerpo de Cristo y capacitaran a los santos para la obra del ministerio (Efesios 4:11-16). Un profeta verdadero será marcado por su humildad y carácter, sin ofensa. Un profeta verdadero no se ofende cuando otros no le permite hablar. Un profeta verdadero respete a la autoridad y esta sujeto a la autoridad y a los pastores que Dios ha colocado para proteger al rebano. Un profeta verdadero no se ofende cuando es necesario recibir corrección.
Otro abuso del mover profético es cuando la gente busca profetas y una palabra profética para cada decisión. La profecía personal nunca fue dada por Dios para tomar el lugar de buscar a Dios por uno mismo. La mayoría de los Cristianos no necesitan tanto una palabra de profecía personal, sino un mejor entendimiento y aplicación de la Palabra Profética mas segura – la Santa Biblia. Y la voluntad de Dios es que todo creyente sea guiado por principios bíblicos y por el Espíritu Santo directamente (Romanos 8:14).
Hay tiempos en que Dios quiere hablar a Su pueblo a través de la profecía para edificarlos, exhortarlos, y consolarlos. La Biblia esta repleta de ejemplos. Muchas veces en mi vida, Dios me ha traído una palabra profética que me ha ayudado bastante en mi caminar con Dios, para elevar mis ojos a algo mejor que Dios tenia para mi, o para traerme dirección.
Yo he escuchado cientos de testimonios de cómo la profecía que ministre a alguien les sirvió de mucho aliento, impartió unción y milagros, amplio visión, confirmo llamados, etc., etc. Espero poder compartir algunos testimonios en el futuro cercano. En conclusión, Cristo dijo, “las palabras que yo os digo, son espíritu y son vida” (Juan 6:33). Toda ministración profética verdadera debe de ministrar espíritu y vida.
Apostol y Profeta Andres Chio