Introducción
El Cuerpo de Cristo como comunidad profética debe estar fundamentado en una base sólida de discipulado y enseñanza bíblica. Si la iglesia no está debidamente adiestrada en las Escrituras y con el don de discernimiento activado será victima del espíritu de error. La Palabra nos habla que existe el espíritu de verdad y el espíritu de error o engaño. El espíritu de verdad es el Espíritu Santo que da testimonio de Cristo. Es la unción que guía y enseña al verdadero creyente (1 Juan 2:27). Por otro lado el espíritu de engaño es el espíritu del anticristo y es obra de Satanás. El espíritu de engaño (anticristo) se manifiesta a través de falsos profetas, argumentos erróneos, filosofías antibíblicas, mentalidades legalistas y tradiciones humanas. El tema del anticristo ha sido uno que ha desatado mucha polémica y especulación referente a su identificación. No ignoramos la larga historia de intentos de identificar al anticristo, ni las discusiones teológicas y doctrinales relacionadas. Sin embargo en este estudio no se pretende discutir detalladamente el tema del anticristo desde la perspectiva escatológica o su identificación con un personaje específico en la historia, el presento o el futuro. Ese tipo de discusión nos apartaría del tema central de este artículo que es revelar lo que dice la Escritura referente a los falsos profetas y falsas enseñanzas que si no son discernidos se infiltran en la iglesia haciendo daño al progreso de la obra de Dios. Este daño se manifiesta tanto a nivel individual de cada creyente como a nivel colectivo de la comunidad de fe.
ANTICRISTO
La especulación sobre el anticristo como personaje histórico ha causado que el término anticristo sea definido en otros términos distintos al uso bíblico. En la Biblia la palabra anticristo solo aparece en las dos primeras epístolas de Juan. El uso que el Apóstol Juan le da a este término es para identificar el espíritu y mentalidades que operan en los falsos profetas. De la misma manera se utiliza el término anticristo para propósitos del presente estudio. Tal uso del término anticristo es mucho más pertinente a la vida de la iglesia e inclusive se ha perdido la apreciación de su riqueza ante tanto debate y especulación.
En el caso específico del contexto histórico bajo el cual el Apóstol Juan escribe sus epístolas la falsa enseñanza que tuvo en la mira fue la secta gnóstica que negaba que Cristo viniera físicamente en cuerpo humano (1 Juan 2:7-11). No obstante el Apóstol Juan no estaba definiendo estrictamente al espíritu del anticristo como equivalente solamente a la secta gnóstica. Más bien estaba presentando una de las múltiples caras de dicho espíritu. El mismo Juan declaró que existían en su entonces muchos anticristos (1 Juan 2:18); el gnosticismo era uno de esos anticristos (falsos profetas). En la actualidad a la iglesia le toca discernir y revelar los anticristos de este tiempo. Es decir sacar a la luz la falsedad de toda doctrina de error y pseudoprofeta que se oponga a la verdad del testimonio de Cristo. El espíritu de error es uno que trabaja de manera sutil y disfrazada en la iglesia. Es fácil señalar la falsedad de enseñanzas ateas o de otras religiones que están ajenas al contenido bíblico. No obstante el espíritu de error trabaja más efectivamente desde adentro de la iglesia. Como un espía que se viste, actúa y habla el mismo idioma que el ejército enemigo, asimismo es el espíritu de error dentro de la iglesia. La Palabra nos muestra este tipo de modo de operar de los falsos profetas:
1 Juan 4:1 Queridos hermanos, no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu,* sino sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el mundo muchos falsos profetas. 2 En esto pueden discernir quién tiene el Espíritu de Dios: todo profeta* que reconoce que Jesucristo ha venido en cuerpo humano, es de Dios; 3 todo profeta que no reconoce a Jesús, no es de Dios sino del anticristo. Ustedes han oído que éste viene; en efecto, ya está en el mundo. 4 Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo. 5 Ellos son del mundo; por eso hablan desde el punto de vista del mundo, y el mundo los escucha. 6 Nosotros somos de Dios, y todo el que conoce a Dios nos escucha; pero el que no es de Dios no nos escucha. Así distinguimos entre el Espíritu de la verdad y el espíritu del engaño. (NVI)
1 Juan 2:17 El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 18 Queridos hijos, ésta es la hora final, y así como ustedes oyeron que el anticristo vendría, muchos son los anticristos que han surgido ya. Por eso nos damos cuenta de que ésta es la hora final. 19 Aunque salieron de entre nosotros, en realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. Su salida sirvió para comprobar que ninguno de ellos era de los nuestros. 20 Todos ustedes, en cambio, han recibido unción del Santo, de manera que conocen la verdad.* 21 No les escribo porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira procede de la verdad. 22 ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. 23 Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre; el que reconoce al Hijo tiene también al Padre. 24 Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio, y así ustedes* permanecerán también en el Hijo y en el Padre. (NVI)
En 1 Juan 4:1 nos revela que existen falsos profetas que “pretenden estar inspirados por el Espíritu”. Esto nos muestra que son personajes que están dentro de la iglesia y dicen hablar de parte de Dios. El consejo de Juan en ese mismo versículo es que toda profecía sea sometida a prueba. Esto implica que la iglesia tenga discernimiento espiritual y una buena base de enseñanza bíblica. En 1 Juan 2:19 dice que estos anticristos “salieron de la iglesia, pero realmente no eran parte de la iglesia”. Una vez más vemos como este espíritu de error trabaja desde adentro. No obstante la misma Palabra muestra que eventualmente estos falsos profetas salen de la iglesia. Claro está, el espíritu de error trabaja en medio de la ignorancia y oscuridad. La iglesia tiene que tener la luz de la Palabra de Dios y revelación del Espíritu. Una iglesia donde no haya esos elementos continuará siendo huésped del espíritu de error. Tal iglesia verá disminuida su vitalidad y efectividad; tendrá dificultad para alabar y adorar a Dios libremente en sus reuniones; presentará problemas de disensiones y divisiones internas; y no tendrá crecimiento ni madurez espiritual.
En 1 Juan 4:5-6 nos deja saber como distinguir este espíritu de error. Dice que los falsos profetas son escuchados por el mundo (gente que no conoce a Dios). Por otro lado la Palabra de Dios y la sana doctrina son escuchadas solamente por los que conocen a Dios verdaderamente. Es lamentable ver que aun dentro de la misma iglesia existen personas que les incomoda el mensaje de sana doctrina inspirado por el mismo Espíritu Santo. Este tipo de persona no ha conocido realmente a Dios y a la larga se ven cambiando de iglesia en iglesia sin mostrar ningún tipo de madurez espiritual, ni sujeción a ninguna autoridad espiritual. Dice las Escrituras:
2Timoteo 4:3 Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las novelerías que quieren oír. 4 Dejarán de escuchar la verdad y se volverán a los mitos. (NVI)
El espíritu del anticristo logra su cometido en personas que quieren que se predique lo que ellos quieren escuchar. En otras palabras personas sin arrepentimiento que quieren que la palabra se ajuste a ellos y a sus concupiscencias. La Escritura registra que se volverán a novelerías y a mitos, en otras palabras a mensajes que suenan bonitos pero están llenos de falsedad y mentira. Es precisamente la verdad la que nos hace libres (Juan 8:32), por lo tanto el espíritu del anticristo viene para mantener en esclavitud a través de la mentira. Noten que la Palabra no esta hablando de personas que están fuera de la iglesia sino de creyentes que no soportan la corrección que viene del Espíritu de Verdad y son seducidos por la palabrería y sutileza del espíritu de engaño(anticristo). Por tal razón es de vital importancia para el Cuerpo de Cristo profundizar en lo que nos dice la Escritura referente al engaño del espíritu del anticristo. Para que la iglesia se mueva con poder y autoridad y sea una de impacto e influencia tiene que comenzar a exponer las mentiras y obras engañosas de este espíritu a la luz de las Escrituras.
Iia Parte:
Introducción
En la primera parte de este estudio ofrecimos una exposición sobre el espíritu del anticristo y como opera en muchas ocasiones desde adentro de la misma iglesia para traer confusión y detener el progreso de la obra. Advertimos la necesidad de que la iglesia procure la enseñanza bíblica y el discernimiento de espíritus de modo que pueda combatir la ignorancia y mentira que son perpetuadas por falsos profetas, doctrinas de error, filosofías antibíblicas, tradiciones de hombres y mentalidades legalistas.
Oposición a la unción
En está segunda parte quiero comenzar describiendo y definiendo la palabra ‘anticristo’. Anticristo es una palabra compuesta de ‘anti’ y ‘cristo’. El prefijo ‘anti’ significa algo opuesto o contrario. ‘Cristo’ significa ungido. De modo que la palabra ‘anticristo’ significa contrario u opositor del Ungido o de la unción. El espíritu del anticristo se opone a la unción en la iglesia; se opone a que Cristo sea formado en el creyente (Gálatas 4:19). Jesucristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). Siguiendo la definición de anticristo entendemos que el espíritu del anticristo se opone al verdadero camino, a la verdad y a la vida (Cristo). En otras palabras por oposición donde este espíritu opera libremente hay perdición, mentira y muerte. Esta es la obra de Satanás procurar la confusión, mentira y muerte. En ocasiones puede obrar estas cosas de maneras obvias pero en otras tantas lo hace con sutileza para poder mantener detenidos a los creyentes en la iglesia. Un ejemplo claro de esta operación lo podemos ver en los religiosos de la época de Jesús. En ellos se manifestaba el espíritu del anticristo sin ellos mismos percatarse.
Juan 8:39 —Nuestro padre es Abraham —replicaron. —Si fueran hijos de Abraham, harían lo mismo que él hizo. 40 Ustedes, en cambio, quieren matarme, ¡a mí, que les he expuesto la verdad que he recibido de parte de Dios! Abraham jamás haría tal cosa. 41 Las obras de ustedes son como las de su padre. —Nosotros no somos hijos nacidos de prostitución —le reclamaron—. Un solo Padre tenemos, y es Dios mismo. 42 —Si Dios fuera su Padre —les contestó Jesús—, ustedes me amarían, porque yo he venido de Dios y aquí me tienen. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no entienden mi modo de hablar? Porque no pueden aceptar mi palabra. 44 Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio éste ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira! 45 Y sin embargo a mí, que les digo la verdad, no me creen. 46 ¿Quién de ustedes me puede probar que soy culpable de pecado? Si digo la verdad, ¿por qué no me creen? 48 El que es de Dios escucha lo que Dios dice. Pero ustedes no escuchan, porque no son de Dios. (NVI)
El mensaje de Jesús fue contundente. Estos religiosos reclamaban ser hijos de Abraham y de Dios. No obstante Jesús les confronta y les dice que ellos no actuaban en obediencia a Dios sino cumpliendo los deseos del diablo. Luego describe a Satanás como un ser lleno de mentira y asesino. El proceder de estos religiosos nos muestra el espíritu de anticristo en acción. Su mentalidad estaba tan atada que no podían escuchar la voz de Dios y ni cuenta se habían dado de que estaban en contra del Dios verdadero que ellos decían ser hijos.
Lamentablemente existen en la iglesia mentalidades religiosas y legalistas que mantienen a la gente pensando que sirven a Dios cuando en realidad se oponen a la verdad y la verdadera unción. Estas mentalidades sirven a métodos, tradiciones, prejuicios e ideas humanas que aunque pueden parecer buenas solo traen muerte a la posibilidad de que se manifieste la revelación y la unción en la vida de la congregación. Estas mentalidades se arraigan tanto en el consciente colectivo que impiden que la voz del Espíritu Santo sea escuchada y obedecida. Jesús dijo que el vino a traer vida en abundancia y que el enemigo viene a hurtar, matar y destruir (Juan 10:10). La iglesia no puede seguir dormida. La guerra es menos obvia de lo que muchos creen. La iglesia no está llamada a ser como esos religiosos que Jesús confrontó. Ellos estaban tan convencidos de estar en la verdad que cuando tuvieron la Verdad manifiesta y de frente no la pudieron reconocer y hasta se le opusieron. Por lo tanto debemos primeramente dar una mirada a las Escrituras para tener una base que nos permita reconocer los falsos profetas, tradiciones humanas y falsas doctrinas que operan bajo la influencia del espíritu de error.
Identificando las señales
Las Escrituras es clara en mostrarnos los indicios y señales que nos muestran que una persona o algún sistema de pensamiento es un falso profeta bajo la influencia del espíritu de error.
Efesios 4:11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,(RV60)
En primer lugar este texto nos habla de los cinco dones ministeriales que Cristo ha constituido para equipar y edificar a la iglesia. Efesios 4:11-13 nos habla del propósito que los ministerios tienen de llevar a la iglesia hasta la plenitud de Cristo. El propósito del espíritu del anticristo es precisamente oponerse y tratar impedir que la iglesia llegue a la plenitud de Cristo. Es por eso que el espíritu de error se encarga de llevar su influencia oponiéndose y desvirtuando la operación de los cinco ministerios constituidos por Cristo, implantando en su lugar mentalidades y métodos que desvirtúan el verdadero ministerio. El espíritu de error intentará por todos los medios que la iglesia no sea un varón perfecto a la estatura de Cristo, en cambio obrará intentando que la iglesia se componga de niños fluctuantes e inmaduros. A un niño usted le puede convencer casi de cualquier cosa con facilidad, dado a que no tiene la madurez, ni los elementos de juicio para discernir la verdad y la mentira a cabalidad. La operación plena de los cinco ministerios trae la madurez y plenitud de Cristo a la iglesia.
El espíritu de error busca arrastrar a los creyentes a la ambivalencia de doctrinas cambiantes (Ef. 4:14). En otras palabras la inestabilidad y ambivalencia es una de las señales que nos revelan la operación del espíritu de error. Dios es inmutable que no cambia según las circunstancias (Santiago 1:17). El espíritu de error lleva al creyente inmaduro a ser fluctuante es decir cambiante e inestable; y a ser llevado por todo viento de doctrina esto nos habla de ser arrastrado y vivir sin criterio propio. Este tipo de influencia en la iglesia causa que haya creyentes emocionales y sin en carácter de Cristo formado en sus vidas. La iglesia tiene como obligación preparar a los creyentes para que puedan comprender y aplicar la Palabra de Dios a sus vidas y primordialmente de guiarlos a una experiencia de intimidad con Cristo. Lamentablemente existen ministerios que caen en el error de no fomentar ese crecimiento en los creyentes. No se puede fomentar el pensamiento de que son los ministros y algunos líderes quienes tienen el acceso casi exclusivo a entender las Escrituras y recibir revelación de parte del Espíritu. La unción y la sabiduría de Dios están disponible a todos aquellos(ministros o no) que las anhelen y procuren de parte de Dios.
Los falsos profetas y doctrinas de error traen pensamientos inconclusos, cambiantes y hasta contradictorios. Las Escrituras y la revelación del espíritu no cambian al antojo y conveniencia del hombre. La iglesia tiene que cuidarse de todo mensaje o forma de pensamiento que busque alterar las cosas por capricho. La iglesia no se debe resistir al cambio traído por revelación del Espíritu Santo, no obstante debe cuidarse de estar cambiando por moda, conveniencia o porque suena bonito así hacerlo. Algunas iglesias pueden caer en el error de que cambian estilos de hacer cosas; cambian unas costumbres, liturgias y reglas por otras; cambian hasta el lenguaje del mensaje pero no se manifiesta ningún resultado de madurez y progreso espiritual en ello. Siguen fomentando otros legalismos y tradiciones de hombre; y continúan con las mismas divisiones internas y falta de impacto en la sociedad. En esos casos el espíritu de error los ha entretenido haciéndoles pensar que con cambios cosméticos están haciendo la obra de Dios.
El verso 14 continua hablando acerca de las estratagemas de hombres. La palabra estratagema significa astucia, fingimiento o engaño artificioso. En el griego la palabra utilizada para estratagema es la palabra ‘kubeía’ que proviene de la palabra para un dado de juego de azar y dando a entender en su uso que es un dado arreglado con trampa para que siempre obtenga un resultado favorable al jugador. También esta palabra griega se utiliza para referirse a apostar y/o jugar al azar, estos juegos envuelven trampa y engaño por la naturaleza los mismos. Los falsos profetas lanzan su palabra como un dado cargado. Palabra que con habilidad da la impresión de ser cierta, pero solo alguien con discernimiento podrá notar la irregularidad del dado. El mensaje de los falsos profetas es astutamente planificado para engañar. Dice el verso que para esto se utilizan “las artimañas del error”. En otras palabras es un mensaje dañino, presentado de una forma bonita y aceptable. Es como un veneno letal en frasco pero etiquetado como si fuera un medicamento. El espíritu de engaño hará todo lo posible para propagar la muerte espiritual de manera desapercibida. Es por esto que se manifestará en mensajes con argumentos que son lógicos (aunque no sean ciertos), con buena oratoria y buenas técnicas de mercadeo. Todo parte de artimañas de error para detener el progreso de la obra de Cristo y la manifestación de Su unción en la iglesia.
Iii a Parte:
Introducción
En la primera y segunda parte de este estudio se expuso la definición y formas de operar del espíritu de error (anticristo) dentro de la vida de la iglesia. En esta parte se expone la anatomía de los falsos profetas bajo la influencia del espíritu de error.
Anatomía
El espíritu de error opera a través de falsos ministros que se infiltran y militan dentro de la iglesia. Este no debe ser sorpresa porque las Escrituras registran la existencia de falsos ministros (Mateo 24:5; Apocalipsis 2:2) y que el mismo Satanás se viste de ángel de luz (2 Corintios 11:13-14). Jesús refirió una parábola que ilustra que el trigo y la cizaña crecen juntos (Mateo 13:24-30). La cizaña es una planta que crece junto al trigo y es tan parecida al trigo que es conocida en algunos lugares como “falso trigo”. De modo que la cizaña no es el adivino, el narcotraficante, el ateo o el brujo. Esos se detectan con suma facilidad. La cizaña crece dentro del pueblo de Dios con características similares pero no es producida por la misma semilla que reproduce a verdaderos hijos de Dios. Como ya se ha expuesto en partes anteriores de este estudio, la operación del espíritu de error es sutil ya que busca pasar desapercibido. No obstante la verdad de la Palabra de Dios y el discernimiento de Espíritu son los medios necesarios para detectar la operación de este espíritu. Este nivel viene cuando el pueblo madura en el carácter de Cristo y opera en la dimensión de la revelación (Efesios 1:16-18).
Las Escrituras ofrecen un marco de referencia y claras indicaciones del comportamiento y características que se presentan en falsos profetas que operan bajo este espíritu. Un ejemplo de lo anterior se encuentra en la primera epístola de Pablo a los Tesalonicenses:
1 Tesalonicenses2:3 Nuestra predicación no se origina en el error ni en malas intenciones, ni procura engañar a nadie. 4 Al contrario, hablamos como hombres a quienes Dios aprobó y les confió el evangelio: no tratamos de agradar a la gente sino a Dios, que examina nuestro corazón. 5 Como saben, nunca hemos recurrido a las adulaciones ni a las excusas para obtener dinero; Dios es testigo. 6 Tampoco hemos buscado honores de nadie; ni de ustedes ni de otros. 7 Aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido ser exigentes con ustedes, los tratamos con delicadeza.* Como una madre* que amamanta y cuida a sus hijos, 8 así nosotros, por el cariño que les tenemos, nos deleitamos en compartir con ustedes no sólo el evangelio de Dios sino también nuestra vida. ¡Tanto llegamos a quererlos! 9 Recordarán, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas para proclamarles el evangelio de Dios, y cómo trabajamos día y noche para no serles una carga. (NVI)
En el texto anterior se observa claramente como el apóstol Pablo describe características de un falso ministro (profeta) por medio del contraste. Primeramente Pablo nos habla que su propio mensaje no se origina en el error. Pablo contrasta su ministerio con la operación del espíritu de error. La palabra error utilizada en el texto es la palabra griega ‘pláne’ la cual significa fraude, desviación de la verdad o engaño. El espíritu de error opera haciendo creer cosas que no son ciertas. Un falso profeta puede ser reconocido por el fraude y la mentira al grado de que el viejo pacto dictaba que si la palabra del profeta es engañosa, desviada o no se cumplía el profeta debía morir (Deuteronomio 13:5; 18:20-22). Bajo la ley los falsos profetas debían morir literalmente, esa era la forma que eran castigados y silenciados. Bajo la gracia la iglesia tiene que matar el mensaje de los falsos profetas una vez discernidos e identificados. La madurez del Cuerpo de Cristo es el mejor antídoto en contra del espíritu de error (Mateo 13:30).
La predicación de Pablo tampoco provenía de “malas intenciones”, (según traducido en la Nueva Versión Internacional). No obstante la palabra en griego correspondiente es “akatharsia” que es mejor traducida como impureza. Jesús utilizó esta palabra para referirse a los fariseos cuando los comparó con sepulcros blanqueados (Mateo 23:27-28). Los sepulcros blanqueados por fuera lucen bien pero por dentro están llenos de huesos de cadáver y “akatharsia” (inmundicia, impureza). Está palabra en la Biblia es lo opuesto a la santidad.
1 Tesalonicenses 4:7 Dios no nos llamó a la impureza sino a la santidad;
La palabra santidad viene del griego “haigasmos” que significa literalmente purificación. De manera que se entiende que el mensaje de un falso profeta viene acompañado con deficiencias de carácter y falta de santidad. En otras palabras una vida que no produce el fruto del espíritu sino las obras de la carne. El mensaje de un profeta bajo el espíritu de error proviene de sus emociones, su mente carnal y no del Espíritu.
Pablo apunta que su predica no viene por engaño que en griego es la palabra ‘dolos’ que significa, trampa, carnada ó decepción. Cuando se utiliza una trampa es con el propósito de atrapar e inmovilizar a la victima para obtener algo de la misma. Este tipo de dinámica la podemos ver cotidianamente cuando los vendedores sagaces convencen a sus clientes de que necesitan algo que realmente no necesitan para vendérselo y poder cobrar su comisión. Todas sus palabras son astutamente dirigidas a reducir el pensamiento del cliente (victima) a lo maravilloso del producto y a hacer una decisión de compra inmediata. Si no se le compra en el momento pierde su efectividad porque le da tiempo al cliente (victima) a pensar y reflexionar la decisión. No son pocas las personas que han sido envueltos en el poder de convencimiento de un vendedor sagaz, solo para percatarse poco tiempo después de que hicieron una mala decisión. Una decisión que les perjudica a ellos y beneficia al vendedor. En otras palabras una trampa que los atrapó e inmovilizó para beneficio de a otro. Los falsos profetas trabajan similar al vendedor sagaz utilizando técnicas de manipulación disimulada y buscando su propio beneficio a costa del cliente. El verdadero profeta de Dios ofrece un mensaje con el único fin de beneficiar a los recipientes del mensaje. En cambio los falsos profetas operan engañando para obtener beneficio propio.
Por último Pablo menciona tres aspectos que tienen que ver con la aceptación y motivaciones del mensaje de la Palabra:
1. El mensaje es para agradar a Dios y no a los hombres – En la iglesia se ha caído en el error de dejarse llevar por popularidad y manipulación de emociones. Existen predicadores y profetas que para llamar la atención utilizan el carisma y la simpatía en vez de la revelación pura de la Palabra de Dios. En ocasiones el mensaje está prefabricado para que suene bonito y a la gente le guste de modo que el predicador se asegura de mantener su popularidad. Operar de esa forma es operar bajo el espíritu de error. No es malo que un siervo o sierva del Señor tenga carisma, talentos y poder de convencimiento. Lo peligroso de esto es cuando la motivación detrás de todo ese montaje no es la de edificar con Palabra sino la de mantener una posición privilegiada. Un verdadero ministro no teme decir cosas que incomodan o sacuden el pensamiento de quienes le escuchan, sin importar las consecuencias.
2. No es un mensaje adulador con el fin de conseguir dinero – El mensaje del Evangelio no se vende. Ciertamente el obrero es digno de su salario, pero los que operan bajo el espíritu de error son mercaderes del evangelio. No hay nada malo que a un ministro se le ofrezca justa compensación económica por ejercer su ministerio, no obstante la iglesia se tiene que cuidar de los oportunistas que no pierden oportunidad para despojar económicamente a las congregaciones. Este tipo de “ministros” dependen de cuanto se benefician para decidir si van o no a un lugar a llevar una Palabra. Para ellos su sustento es lo que le dan y no el mismo Dios que los llamó. El egoísmo y búsqueda del beneficio propio por encima del compromiso ministerial de edificar al Cuerpo de Cristo lo que trae es tropiezo al propósito de Dios y por ende muerte espiritual. Las Escrituras advierten claramente sobre este tipo de falsos profetas que hacen mercadería y explotarían económicamente a la iglesia (2 Pedro 2:2; Filipenses 3:19).
3. No es en búsqueda de honra y reconocimiento de hombres – El ministro verdadero debe distinguirse por su carácter no por sus títulos o fama. Es como el tempano de hielo (iceberg) que por fuera se ve sólo una decima parte y todo lo demás está debajo del agua. Así mismo un ministro no debe depender de lo que se ve a simple vista (maestrías, doctorados, títulos ministeriales, credenciales, posiciones, organizaciones, etc.), sino más bien de que carga el carácter y la revelación de Cristo. Existen quienes tratan de impresionar por su mucha fama y títulos pero su realidad no es esa y están tratando de compensar su falta de carácter con reconocimiento de hombres. El anterior comentario no debe ser tomado como una crítica a los estudios teológicos y/o credenciales ministeriales. Lo que se pretende ilustrar es que el verdadero ministro se define por su carácter y no por los diplomas o credenciales que tenga. Que sus credenciales humanas sean tan solo “la punta del tempano de hielo (iceberg)”. Es bueno estudiar y procurar formación, lo importante es no equiparar eso a unción y revelación. El Apóstol Pablo era un erudito pero su ministerio trascendió su erudición por su carácter y entrega. Cuando un ministro tiene como una de sus principales motivaciones ser alabado y admirado por los hombres está siendo seducido por el espíritu de error para pervertir el verdadero propósito del llamado ministerial. Ese tipo de ministros son candidatos a ser confrontados de parte del Señor con: “Nunca los conocí… apartaos de mi.”(Mateo 7:23)
4. El verdadero ministro muestra compromiso y sacrificio como el de una madre – Las palabras de Pablo en ese sentido son muy memorables porque se compara en su ministerio con una madre que con cariño y ternura cuida y amamanta a sus hijos. Al punto que declaró estar dispuesto a compartir su vida. Una madre está dispuesta a todo por sus hijos. Las madres ofrecen a sus hijos cariño, alimentación, sustento, protección, atención especial, aliento, consejo, ayuda y muchas cosas más. Todo eso lo dan por naturaleza y no les es carga realizarlo. No hay lugar para el egoísmo en la relación de una buena madre con sus hijos. De la misma manera se debe comportar un verdadero ministro hacia quienes están bajo el manto de su servicio. No obstante el falso profeta no se responsabiliza, ni se compromete con lo que pueda resultar de una palabra que profieren en nombre de Dios. El espíritu de error produce mentalidad egocéntrica. Este espíritu produce inmadurez, irresponsabilidad, falta de compromiso y falta de propósito. Por la carencia de ese acercamiento maternal no se fomenta el sentido familiar entre hermanos en la fe. Se cambia la hermandad cristiana por una mera organización religiosa. Una madre siempre quiere lo mejor para sus hijos y procura su desarrollo. En cambio bajo el espíritu de error solo se ofrece lo mínimo necesario para mantener en pie un sistema del cual pueden beneficiarse algunos pocos. Dicho sistema promueve el conformismo intelectual y espiritual.
Conclusión
A través de esta serie de 3 artículos se ha pretendido ofrecer una descripción general de la operación del espíritu de error (anticristo) en la iglesia. El propósito de este estudio no es ser exhaustivo ni detallado en cuanto a las múltiples manifestaciones del espíritu de error sino más bien motivar el desarrollo del discernimiento de espíritus en medio del Cuerpo de Cristo y el continuo estudio de la revelación de las Escrituras para llegar a nuevos niveles de entendimiento. No es tiempo de seguir trabajando en el nivel de lo obvio sino más bien de profundizar en la revelación de Cristo a través de las Escrituras. Un pueblo que sabe cual es su identidad y que cada vez es más entendido estará cada vez más cerca de manifestar el varón perfecto a la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13).