1.
La Iglesia es una Manera de Vivir, no una serie de reuniones religiosas.
Antes
de que fueran llamado Cristianos, los seguidores de Cristo fueron
llamados "El Camino". Una de las razones fue que literalmente
habían encontrado "el camino de vivir". La naturaleza de la
Iglesia no es reflejada en una serie constante de reuniones religiosas
lideradas por clérigos profesionales en lugares santos reservados
especialmente para experimentar a Jesús, sino en la manera profética
como seguidores de Cristo viven sus vidas cotidianas en familias
espirituales extendidas como respuesta vívida a las preguntas que
encara la sociedad, en el lugar donde más cuenta: en sus hogares.
2.
Tiempo para cambiar el sistema
Al
alinearse a los moldes religiosos del día, la iglesia ortodoxa después
de Constantino en el siglo 4 AD adoptó un sistema religioso que consistía
en esencia en el Antiguo Testamento, completo con sacerdotes, altar, un
templo Cristiano (catedral), incienso y un estilo Judío de adoración
tipo sinagoga. La iglesia católica romana siguió adelante y canonizó
el sistema. Lutero reformó el contenido del Evangelio, pero de manera
remarcable dejó las formas exteriores de la "Iglesia" sin
tocar; las iglesias libres liberaron el sistema del Estado, los
Bautistas entonces lo bautizaron, los Cuaqueros lo limpiaron, el Ejército
de Salvación lo metió en un uniforme, los Pentecostales lo ungieron y
los Carismáticos lo renovaron, pero hasta el día de hoy, nadie
realmente lo cambió. Es tiempo de hacer justamente eso.
3.
La Tercera Reformación.
Al
redescubrir el Evangelio de salvación por fe y gracia solamente, Lutero
comenzó a reformar la Iglesia por medio de una reformación de
teología.
En el siglo 18, a través de movimientos como los MORAVIANoS, hubo una
recuperación de una nueva intimidad con Dios, la cual llevó a una
reformación de espiritualidad, la Segunda Reformación. Ahora, Dios está
tocando a los mismos odres, iniciando una Tercera Reformación, una
reformación de estructura.
4.
De Casas-Iglesia a Iglesias-Casa
Desde
los tiempos del Nuevo Testamento, no hay tal cosa como "una casa de
Dios". Dios no vive en templos hechos con manos humanas. La Iglesia
es el pueblo de Dios. La Iglesia, por lo tanto, estuvo y está en casa
donde la gente está en casa: en hogares normales y corrientes. Allí,
el pueblo de Dios comparte sus vidas en el poder del Espíritu Santo,
tienen "comida-cultos", es decir, comen cuando se reúnen;
muchas veces, ni siquiera titubean en vender propiedades privadas y
compartir bendiciones materiales y espirituales, enseñarse mutuamente
en situaciones de la vida real cómo obedecer la Palabra de Dios al
estilo diálogo y no al estilo profesor, oran y profetizan juntos,
bautizan, y pierden su cara y su ego al confesar sus pecados, ganando así
una nueva identidad como cuerpo al experimentar amor, aceptación y
perdón.
La
mayoría de iglesias de hoy en día están simplemente demasiado grandes
para proveer verdadera comunión. Se han convertido en "comuniones
sin comunión". La Iglesia del Nuevo Testamento era un grupo
pequeño,
típicamente entre 10 y 15 personas. No crecía hacia arriba a
congregaciones grandes entre 20 y 300 personas llenando una catedral y
haciendo imposible una real comunicación mutua, sino que se
multiplicaba hacia los lados como células orgánicas una vez habiendo
alcanzado alrededor de 15-20 personas. Entonces, si posible, reunía a
todos los Cristianos en celebraciones que alcanzaban a toda la ciudad
como en el atrio del Templo de Salomón en Jerusalén. La iglesia
congregacional tradicional tal como la conocemos es, estadísticamente
hablando, ni grande ni bella, sino más bien un triste compromiso, una
iglesia-casa demasiado grande y una celebración demasiado pequeña, y
le faltan las dinámicas de ambas.
La
iglesia no es liderada por un Pastor, sino apoderada por un Anciano, una
persona local de sabiduría y realidad. Las iglesias locales (iglesias-casa)
están entonces siendo conectadas en un movimiento por la combinación
de ancianos y miembros de los llamados cinco ministerios (Apóstoles,
Profetas, Pastores, Evangelistas y Maestros), circulando "de casa
en casa", donde los ministerios apostólicos y proféticos tienen
un rol especial de poner fundamentos (Efesios 2:20 y 4:11-12). Un Pastor es
una parte muy necesaria del equipo entero, pero no puede cumplir más
que una parte de la tarea entera de "perfeccionar a los santos para
la obra del ministerio" y debe ser complementado sinergéticamente
por los otro cuatro ministerios para funcionar debidamente.
7.
Las piezas correctas – juntadas de la manera equivocada
Al
hacer un rompecabezas, necesitamos tener el patrón correcto para las
piezas, si no, el producto final, el cuadro entero, sale mal y las
piezas individuales no tienen mucho sentido. Esto ha ocurrido a grandes
partes del Cristianismo: Tenemos todas las piezas correctas, pero las
hemos juntado mal, por tradición, celos religiosos y una mentalidad de
poder y control. Tanto como el agua existe en tres formas, hielo, agua y
vapor, los cinco ministerios mencionados en Efesios 4:11-12, los Apóstoles,
Profetas, Pastores, Maestros y Evangelistas pueden ser hallados hoy,
pero no siempre en las formas correctas y en los lugares correctos: Han
sido congelados en el sistema rígido del Cristianismo
institucionalizado; existen como agua clara; o se evaporaron en el aire
liviano de ministerios libres e iglesias "independientes", sin
deberle cuentas a nadie. Ya que es mejor regar flores con la versión líquida
de agua, estos cinco ministerios para perfeccionar a los santos tendrán
que ser transformados de vuelta a nuevas - y al mismo tiempo muy
antiguas - formas para que todo el organismo espiritual pueda florecer y
los "ministros" individuales puedan encontrar su rol y lugar
apropiado en el organismo entero. Esta es una razón más por la cual
necesitamos volver al original y molde del Creador para la Iglesia.
8.
Dios no deja a la Iglesia en las manos del clero burocrático
Ninguna
expresión de una iglesia del Nuevo Testamento es jamás liderada por sólo
un "hombre santo" profesional cumpliendo el negocio de
comunicar con Dios y entonces alimentar a algunos consumadores
religiosos relativamente pasivos al estilo Moisés. La Cristiandad ha
adoptado este método de religiones paganas o, en el mejor de los casos,
del Antiguo Testamento. El fuerte profesionalismo de la iglesia desde
Constantino ha sido una maldición por suficiente tiempo, dividiendo al
pueblo de Dios de manera artificial en laicos y clérigo. Según el
Nuevo Testamento (1 Tim 2:5), "hay un solo Dios, y un solo mediador
entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre." Dios simplemente no
seguirá bendiciendo eternamente a profesionales religiosos que se meten
a la fuerza entre la gente y Dios. El velo se rasgó, y Dios está
permitiendo que la gente acuda a El directamente a través de Jesucristo,
el único Camino. Para habilitar el sacerdocio de todos los creyentes,
el sistema presente de una iglesia profesionalizada y burocrática con
sus castas institucionalizadas de "hombres santos" tendrá que
cambiar por completo. La burocracia es el sistema más demoníaco de
todos los sistemas administrativos, ya que hace básicamente sólo dos
preguntas: sí o no. No hay lugar para espontaneidad y humanidad, ningún
lugar para vida real. Esto puede estar bien para la política y para
compañías, pero no para la Iglesia. Dios parece estar liberando a Su
Iglesia de una cautividad babilónica de burócratas religiosos y espíritus
controladores al dominio público, en manos de gente común y corriente,
hecha extraordinaria por Dios, gente que, como en los tiempos antiguos,
puede todavía oler a pescado, perfume y revolución.
9.
Retorno de formas organizadas a formas orgánicas del Cristianismo
El
"Cuerpo de Cristo" es una descripción vívida de un ser
orgánico,
no un ser organizado. La Iglesia en su nivel local consiste en una
multitud de familias espirituales quienes están orgánicamente
relacionadas entre sí como una red, donde la manera como las piezas
funcionan juntas es una parte integral del mensaje del ser entero. Lo
que se convirtió en un máximo de organización con un mínimo de
organismo debe ser cambiado a un mínimo de organización para permitir
un máximo de organismo. Muchas veces y como una camisa de fuerza, la
demasiada organización ha asfixiado al organismo por temor a que algo
podría ir mal. El temor es el contrario de la fe y no exactamente una
virtud Cristiana. El temor quiere controlar, la fe puede confiar. Por lo
tanto, el control puede ser bueno, pero la confianza es mejor. El Cuerpo
de Dios está confiado por Dios en las manos de gente con una mentalidad
de mayordomo, con un don carismático sobrenatural de creerle a Dios que
él está todavía en control, aún si ellos no lo están. Un desarrollo
de redes regionales y nacionales, relacionadas por medio de la confianza,
no un nuevo arreglo de ecumenismo político, es necesario para que
vuelvan a surgir formas orgánicas de Cristianismo.
10.
De la adoración a nuestra adoración a la adoración a Dios
La
imagen de gran parte de la Cristiandad contemporánea puede ser resumida
como gente santa viniendo regularmente a un lugar santo en un día santo
en una hora santa para participar en un ritual santo conducido por un
hombre santo vestido en vestiduras santas contra una retribución santa.
Ya que esta empresa tipo funcionamiento llamada "culto de adoración"
requiere mucho talento organizacional y burocracia administrativa para
seguir funcionando, moldes formalizados e institucionalizados se
desarrollaron rápidamente en tradiciones rígidas. Estadísticamente,
una "reunión de adoración" tradicional de 1-2 horas de
duración se traga muchos recursos, pero produce muy poco fruto en términos
de discipular a gente, es decir, en vidas transformadas. Económicamente,
es una estructura de "alto imputo y bajo resultados".
Tradicionalmente, el deseo de "adorar en la manera correcta"
ha llevado a mucho denominacionalismo, confesionalismo y nominalismo.
Esto no sólo ignora el hecho de que Cristianos son llamados a "adorar
en espíritu y en verdad", no en catedrales con himnarios en las
manos, sino que también ignora que la mayor parte de la vida es
informal, y así lo es el Cristianismo como "el Camino de
Vida". ¿Necesitamos dejar de ser actores poderosos y comenzar a
actuar poderosamente?
La
iglesia está cambiando de vuelta de ser una estructura "Ven"
a ser una estructura "Ve". Como uno de los resultados, la
Iglesia necesita dejar de intentar llevar a personas "a la iglesia"
y comenzar a llevar la Iglesia a la gente. La misión de la Iglesia no
será cumplida jamás simplemente añadiendo a la estructura existente;
hará falta nada menos que una proliferación de la iglesia por medio de
una multiplicación espontánea de ella misma a áreas de la población
del mundo donde Cristo aún no es conocido.
12.
Redescubriendo la "Cena del Señor" como una cena real con
comida real
Las
tradiciones de la iglesia consiguieron "celebrar" la "Cena
del Señor" en una forma homeopática y profundamente religiosa,
con unas pocas gotas de vino, una galleta sin sabor y una cara triste.
No obstante, la "Cena del Señor" era una cena substancial con
un significado simbólico, no una cena simbólica con un significado
substancial. Dios está restaurando la comida como parte de nuestras
reuniones.
Jesús
llamó a un mover universal, y lo que llegó fueron una serie de compañías
religiosas con cadenas globales comercializando sus marcas especiales de
Cristianismo y competiendo entre ellas. Por medio de esta estigmatización
del Cristianismo, la mayor parte del Protestantismo se ha vuelto, por lo
tanto, insignificante políticamente y muchas veces más preocupado con
especialidades tradicionales y luchas religiosas internas que con
desarrollar un testimonio colectivo ante el mundo. Jesús simplemente
jamás invitó a la gente a organizarse en denominaciones. En los
primeros días de la Iglesia, los Cristianos tenían una identidad dual:
eran verdaderamente Su Iglesia y verticalmente convertidos hacia Dios, y
entonces se organizaron según la geografía, es decir, convirtiéndose
también horizontalmente entre ellos en la tierra. Esto sólo significa
vecinos Cristianos organizándose en vecindarios - o iglesias-casa,
donde comparten sus vidas localmente, sino Cristianos reuniéndose como
una identidad colectiva todas las veces que puedan para celebraciones
que involucran la ciudad o región entera, expresando que la Iglesia de
la ciudad o región es un cuerpo. La autenticidad en los vecindarios
conectado con una identidad colectiva regional o metropolitana harán a
la Iglesia no sólo políticamente significante y espiritualmente
convincente, sino que también permitirán un retorno al modelo bíblico
de la Iglesia metropolitana.
Crucificaron
a Jesús, el Jefe de todos los Cristianos. Hoy en día, sus seguidores
están más interesados en títulos, medallas y respetabilidad social o,
lo peor de todo, permanecen callados y muchas veces ni son dignos de ser
notados para nada. "Bienaventurados sois cuando os persiguen",
dice Jesús. El Cristianismo bíblico es una amenaza sana al ateísmo y
al pecado pagano, un mundo vencido por la avaricia, el materialismo, la
envidia y cualquier cantidad de pautas demoníacas de ética, sexo,
dinero y poder. El Cristianismo contemporáneo en muchos países es
simplemente demasiado inofensivo y cortés como para valer la pena
perseguir. Mas cuando Cristianos una vez más viven las pautas del Nuevo
Testamento para la vida y, por ejemplo, llaman al pecado, conversión o
persecución ha sido, es y será la reacción natural del mundo. En vez
de anidarse cómodamente en zonas temporales de libertad religiosa, los
Cristianos tendrán que prepararse para ser una vez más descubiertos
como los principales culpables contra el humanismo global, la esclavitud
moderna de tener que entretenerse y la adoración categórica del Yo, el
centro equivocado del universo. Eso es por qué los Cristianos van a
sentir y necesitan sentir la "tolerancia represiva" de un
mundo que perdió todos los absolutos y por lo tanto se niega a
reconocer y obedecer a su creador Dios con sus pautas absolutas.
Acoplado con la creciente ideologización, privatización y
espiritualización de la política y la economía, Cristianos tendrán más
pronto de lo que la mayoría se imagina su oportunidad de estar
felizmente acusado en la compañía de Jesús, y necesitan prepararse
ahora para el futuro, desarrollando un espíritu a prueba de persecución
y una estructura más a prueba de persecución.
¿Dónde
está el lugar más fácil, digamos, donde un hombre puede ser
espiritual? Escondido detrás de un gran púlpito y engalanado en ropas
santas, predicando palabras santas a multitudes anónimas y después
desapareciendo en una oficina. ¿Y cuál es el lugar más difícil y por
lo tanto más significante donde un hombre puede ser espiritual? En
casa, en la presencia de su esposa e hijos, donde todo lo que hace y
dice es automáticamente sometido a un examen espiritual contra la
realidad, donde toda hipocresía es en manera efectiva escardada, y
verdadera autenticidad puede crecer. Mucho de la Cristiandad ha rehuido
la familia como lugar de derrota espiritual y organiza actuaciones
artificiales en edificios sagrados, muy lejos de la vida real. Como Dios
está queriendo recuperar los hogares, la iglesia vuelve a sus raíces y
vuelve al lugar de donde vino: literalmente, vuelve a casa, completando
el círculo de la historia de la Iglesia en el final de la historia del
mundo.
Ahora
que Cristianos de todas las clases sociales, todas las denominaciones y
trasfondos sienten un eco claro en su espíritu a lo que el Espíritu de
Dios está diciendo a la Iglesia y comienzan a escuchar globalmente para
actuar localmente, comienzan a funcionar como un cuerpo una vez más. Se
organizan en iglesias-casa en el vecindario y se reúnen en
celebraciones regionales o metropolitanas. Estás invitado a formar
parte de este movimiento y poner tu propia contribución.
Tal
vez también tu casa se convierta en una casa que cambia el mundo.