lunes, 4 de marzo de 2013

Identifica​ndo al espiritu de Absalon: Peter Macarthur (enviado por la Pastora Fabiana Molinari)

Uno de los ataques más insidiosos contra el cuerpo de Cristo
proviene de los descontentos. Con esto nos referimos a aquellos
que sienten que no son apreciados o reconocidos en su llamado,
o que sencillamente muestran una actitud de rebeldía contra los
líderes, pastores y ancianos.
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Esta actitud viene acosando al cuerpo de Cristo desde sus
comienzos; estuvo presente aún en los tiempos del Antiguo
Testamento, más precisamente en uno de los hijos del rey
David. De ahí el término “espíritu de Absalón”. Miremos
brevemente el relato bíblico, pues resalta algunos interesantes
principios.
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Absalón era el tercer hijo de David. En la Biblia podemos ver
cómo su hermano Amnón violó a Tamar, hermana de ambos (2
Samuel 13:8-14). Enterado del asunto, Absalón no dijo más que: “Pues calla ahora, hermana mía…
no se angustie tu corazón por esto.” (2 Samuel 13:20).
Tal era el corazón de Absalón. Era extremadamente insensible y obraba injustamente. A su hermano
Amnon no habló ni malo ni bueno (2 Samuel 13:22). La consecuencia del incesto fue insensatez y
odio en Amnón (versículos 13-15), y esto derivó en enojo y odio dentro de la familia (versículos 21-
22).
Esta mezcla de encono, culpa y enojo hizo que Absalón planeara la muerte de su hermano, después
de lo cual huyó y se ocultó durante tres años (capítulo 13). Al final, cuando regresaba a Jerusalén,
se le prohibió acercarse a su padre David (2 Samuel 14:24).
Cuando, en otro acto de traición, Absalón logra volver a ver a su padre (14:28-33), de inmediato
empieza a atraer la atención hacia sí mismo, proveyéndose de carros y cincuenta hombres para que
fueran delante de él (15:1).
En el desarrollo de esta mentalidad, Absalón logra no sólo atraer la atención para sí, sino también
atraer a las personas hacia sí mismo (15:2-6). Por supuesto, en esto consiste el patrón de conducta
básico del espíritu de Absalón.
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Todo esto cuenta con un plan determinado. Esta es la secuencia de cómo se desarrolla:
1. Absalón decide levantarse temprano (2 Samuel 15:2)
2. Deliberadamente se pone junto a la puerta de la ciudad, por donde pasaba mucho tránsito.
3. Se enfoca en los problemas de la gente (literalmente en hebreo, controversias)
4. Aparenta estar de acuerdo con su descontento (15:3), y con astucia se alinea con sus
preocupaciones, y viceversa.
5. Siembra semillas de descontento, declarando que sólo él tiene la capacidad de tomar
decisiones sabias (15:4).
6. Como resultado, la gente es engañada y le rinde tributo, cuando en realidad debería acudir
al líder designado por Dios, en este caso el rey David (15:5-6).
7. Absalón utiliza luego un ardid religioso como preparación del próximo paso del engaño
(15:7-8).
8. Como resultado, se produce una rebelión contra el legítimo líder designado por Dios
(15:10) atrayendo a otros a su red para que obren por medio de engaños (los espías del
versículo 10a).
9. El resultado final es el establecimiento de una competencia de poderes (15:10b).
Como podemos observar, la traición proviene de quien está muy cerca de los líderes. Por desgracia,
este patrón todavía sigue vigente, y existen iglesias y congregaciones a las cuales este mismo
espíritu socava.
Sobre la base de este relato bíblico, ¿cuáles son algunos de los aspectos a los que debemos estar
atentos?
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LOS DE ESPÍRITU INDEPENDIENTE
Lógicamente debemos buscar a quienes muestren una actitud que manifieste un espíritu
independiente. Este tipo de persona ya no desea servir al Cuerpo, pero sí procura reconocimiento y
reputación para sí mismo. Bien puede ser alguien que al principio haya servido a otros, pero esto
suele ser algo efímero.
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LOS QUE UTILIZAN LA SUTILEZA PARA OBTENER AUTOPROMOCION
El paso siguiente consiste en que tal persona comienza a maniobrar para lograr el elogio de los
demás. Ya vimos en 2 Samuel 15 cómo Absalón se paraba junto a la puerta de la ciudad y robaba el
corazón de la gente.
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LA SOBERBIA ESPIRITUAL VA EN ASCENSO
Suele ocurrir que son aquellos que carecen de discernimiento quienes elogian y encomian a los
Absalones que están entre ellos. A medida que esto se arraiga en el corazón del responsable,
comienza a creer que es más espiritual que otros, y por cierto más sabio que los líderes actuales. Se
resiste a ser enseñado.
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EL ESPIRITU OFENDIDO QUE SALTA A LA PALESTRA
La soberbia espiritual arraigada en el corazón de los Absalones se transforma en ofensa. Cualquier
cosa lo ofende porque no valoran su entendimiento en el plano espiritual. En todo momento se
esfuerza porque sus ideas, doctrinas y planes tengan aceptación. Cuando queda claro que no se han
aceptado sus sugerencias, se ofende en gran medida y procura que otros lo respalden y hace que
éstos estén de acuerdo con él acerca de semejante ofensa. Con facilidad los descontentos logran
hallar otros del mismo espíritu, que a su vez se vuelcan hacia ellos.
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EL ESPÍRITU DE CRÍTICA COMIENZA A OBRAR A LA VISTA DE TODOS
Una vez que este comportamiento ha llegado tan lejos, no tardará mucho en manifestarse una
actitud crítica hacia los líderes. Esto derivará pronto en que los descontentos cuestionarán cualquier
decisión, sea grande o pequeña.
Al mismo tiempo que esta actitud se manifiesta, el típico Absalón siente que ya no puede recibir
ningún aporte o guía espiritual de parte de los líderes. Empieza a distanciarse de ellos y se queja de
que son ellos los culpables de todo. Se convence de que sólo él tiene la sabiduría de llevar al grupo
a un mayor nivel espiritual. Como su manera de pensar no es equilibrada, sólo escucha las voces de
aquellos de quienes recibe aprobación, e incluso logra hallar textos bíblicos que respalden esto. A
esta altura, ha pisado terreno altamente peligroso.
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EL ESPIRITU DE COMPETENCIA INGRESA EN LA REFRIEGA
Lo que surge ahora es una confrontación directa, que en última instancia llevará a aún más
confusión. Los Absalones competirán con los líderes sembrando deliberadamente indirectas y
dudas, aún en conversaciones informales con los descontentos. Como ellos también sienten falta de
amor, prestamente le darán su conformidad. Al mismo tiempo, su consciencia trata de advertirles
que algo no es realmente cierto; no obstante ignoran este alerta y permanecen alineados con quienes
son de su mismo espíritu.
Más tarde, Absalón comenzará a distorsionar algunas de las enseñanzas de los líderes y a tergiversar
algunos hechos y decisiones que los líderes toman. De esta manera se pasa de una sensación de
injuria emocional y falta de aprecio a desafiar la doctrina. A este punto ha ocurrido una importante
crisis en el patrón.
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SE GENERAN MÁS CONFLICTOS DE MANERA DELIBERADA
Absalón empieza ahora a llevar el conflicto a un plano mayor; a menudo se pondrá en contacto con
otras personas en la iglesia para diseminar el descontento, por supuesto asegurándose siempre de
que quien lo escucha comprenda que esto no es chisme, ¡sino que es para que la verdad salga a la
luz!
Una cosa es que se trate de algo que sucede en un encuentro casual con otro descontento; otra cosa
distinta es que sea algo organizado. Mediante llamados telefónicos, invitaciones a tomar una taza de
café o a comer, e incluso en reuniones clandestinas como por ejemplo reuniones hogareñas de
miembros de iglesia, el conflicto se expande cual cáncer. Aparentemente, Absalón busca promover
a Dios y las enseñanzas bíblicas para convalidar las razones para murmurar en contra de los líderes.
Se extienden invitaciones (un café, una comida, una reunión) a los elegidos, a aquellos que Absalón
sabe aceptarán gustosamente. Desde el principio de estas reuniones, Absalón se asegura de que la
atención no está dirigida hacia él, sino que, como anuncia de inmediato, Dios es nuestro centro. No
obstante, esto cambia pronto y poco a poco la reunión se convierte en una junta de almas heridas
que expresan su dolor.
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ABUNDAN LAS ACUSACIONES
La acusación más grande que cualquier creyente enfrentará es: “¡No me amas lo suficiente!”. Todos
sabemos perfectamente que fallamos en este punto, y que la venenosa flecha de las acusaciones nos
puede herir profundamente. Es en este aspecto donde más arrecian las críticas, sobre todo hacia los
líderes. El problema aquí no es el amor bíblico, sino el amor emocional.
Mientras los descontentos hacen saber que se sienten lastimados, Absalón aguarda (a veces algo
impaciente) la ocasión de desviar todo hacia una dirección determinada. No le interesan las quejas,
sino que desea dar a conocer sus propios sentimientos.
Con frecuencia se suele recurrir a un texto bíblico, como para convalidar los chismes. En poco
tiempo, Absalón habla de manera directa sobre defectos hallados en los líderes. Al tope de la lista
está la falta de amor y la acusación de que los líderes actuales están contristando al Espíritu Santo.
A continuación de las acusaciones aparecerá con frecuencia un consolador. En la Biblia, Absalón
deseaba demostrar lealtad tanto a Dios como a David (2 Samuel 15:7-9). No obstante, sus obras
demostraban lo contrario. Este uso de citas o principios bíblicos—sobre todo que debemos aún
amar a los líderes que abandonamos—lleva un cierto alivio a los descontentos, pues sienten que,
después de todo, no están atacando a los líderes de Dios; ¡al menos ellos aún los aman! Así es como
piensan.
Los ataques suelen estar relacionados con los requisitos espirituales para el liderazgo, tal como se
expresan en la Biblia, y con que los líderes actuales no están a la altura de las circunstancias.
Incluso fallas menores en este sentido se magnificarán para hacerlas ver como grandes defectos.
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LA DIVISIÓN COMO CONSECUENCIA DE LA DESLEALTAD AL DESCUBIERTO
Llegado cierto punto, la división propiamente dicha no tarda en surgir. Absalón no precisa de un
grupo grande para implementar su próximo paso; una banda de pocos seguidores bastará. Sabe que
los tiene a su favor, que ha robado su corazón (2 Samuel 15:6), y que, sin quererlo, se han rendido a
él. Están bajo esclavitud (véase 2 Pedro 2:19).
Muy pronto, la deslealtad se evidencia por medio de algún tipo de declaración (2 Samuel 15:10), en
público o en privado. Es digno de observar cuán frecuente es ver que aquellos que buscan separarse
declaran su intención por cualquier medio… ¡excepto con un encuentro cara a cara! Una llamada
telefónica a las apuradas o una breve carta anuncian su decisión; son bruscos, van al grano y no hay
posibilidad de un diálogo posterior. Como despedida, otro dardo final se apunta a los líderes: “Otros
se sienten igual que yo” (véase 2 Samuel 15:10-13). Por supuesto, esto hace que el líder se
desanime y quizás sienta culpa.
Suele ocurrir que recién ahí los líderes se dan cuenta de la división. ¡Cuánta falta hace que los
líderes atiendan las advertencias de Dios por medio de profecías y sueños!
La espantosa verdad ha salido a la luz; la gente debe elegir entre sus líderes actuales y Absalón, que
los ha engañado por medio de traiciones. Por lo general la mayoría no es arrastrada por los
Absalones; sin embargo, la división es tan profunda que fomenta dudas en el resto de la
congregación, y cunde el malestar..
UNA CONGREGACIÓN DIVIDIDA
Entre los que Absalón engatusó están los ingenuos (2 Samuel 15:11). Son los que “sólo deseaban lo
mejor para la vida de la iglesia, lo que querían algo más grande, los que realmente deseaban las
cosas profundas” y “los que deseaban la libertad en el Espíritu”. Por desgracia, no ven la realidad
hasta mucho después, y se confunden y, eventualmente, algunos terminan abandonando la
comunión.
Hay ahora nerviosismo entre las partes para restablecer y establecer sus respectivos grupos. A esta
altura es posible que los líderes deseen alentar al remanente de muchas maneras en un intento por
estabilizarlos. Pero por desgracia la reacción puede ser negativa y las personas sienten que los
líderes se esfuerzan demasiado para retenerlos. Y esto puede causar un malestar mayor.
No obstante, Absalón se regodeará y se asegurará en todo momento de que no se note. Pero las
señales estarán ahí, y tarde o temprano sus palabras y acciones manifestarán lo que hay en su
corazón.
Una cosa que los Absalones no dejan de hacer es hablar en contra de lo que quedó. Se pondrán a
buscar enseñanzas que, en apariencia, respalden sus actos.
Los que se alinean con Absalón hallarán algo de consuelo en estas enseñanzas pues aparentemente
convalidan su elección. Pero la instrucción que él les brindará no será equilibrada, y a menudo
proviene de otros Absalones. Se constituye en alguien con sabiduría, y con sutileza hace que su
grupo vea que él los puede llevar a algo más espiritual, a diferencia de los líderes anteriores.
Cuando Absalón ve que algo anda mal en la iglesia, se apresura a decir que el juicio de Dios ha
caído sobre los líderes. Por desgracia, aún los sucesos más insignificantes se consideran señales de
que Dios aprueba la división. Es imposible que el discernimiento espiritual funcione correctamente
en el grupo que se ha separado debido a la soberbia y la amargura que se adueñó de ellos.
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¿QUÉ JUICIO SOBREVENDRÁ CON SEGURIDAD?
Un principio bíblico afirma que si la raíz es mala, el fruto también lo será. Esto simplemente
significa que un grupo surgido de las tretas de un Absalón sufrirá la misma suerte a su debido
tiempo. Deslealtad, chismes y finalmente rebelión sobrevendrán de la misma manera que la noche
viene después del día.
Es digno de observar que en las Escrituras Absalón murió de la manera más reveladora: su cabeza
se atascó en los árboles y quedó pendiendo hasta que lo ejecutaron. ¡Con la cabeza atrapada! En la
tipología bíblica, la cabeza significa autoridad y liderazgo.
Absalón se constituyó en cabeza ¡y fue juzgado por su cabeza! (2 Samuel 18:9-18).
Que el Señor y las enseñanzas de su Espíritu los guíe a TODOS en sus maravillosos caminos y nos
libre del espíritu de Absalón. Que la MADUREZ sea el distintivo de la iglesia de hoy.
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Gracia y bendiciones para todos ustedes,
Peter McArthur