El modelo celular de evangelización no solo es un método de alcance de los perdidos sino también un importante recurso de atención a los creyentes. Las células están integradas por seres humanos y, consecuentemente, muchos problemas se pueden encontrar en ellas. Por ejemplo, conflictos personales, situaciones de pecado, desánimo, murmuraciones. Es decir, todas aquellas situaciones que se producen con cierta regularidad entre los cristianos.
La ventaja de las células es que permiten a los miembros una comunión más cercana y constante. Eso hace posible que los cristianos puedan detectar con relativa facilidad las dificultades dentro de su comunidad. No obstante, el identificar las situaciones no es de gran ayuda si no se hace algo para resolverlas. Es allí donde resulta importante instruir a los cristianos sobre la responsabilidad que tienen de ayudarse mutuamente.
Los líderes juegan en esto un rol importante, ya que ellos deben animar a los cristianos a la edificación mutua como también deben intervenir para solucionar los problemas en caso de ser necesario. Si en el problema estuviera involucrado el líder mismo le correspondería al supervisor tomar acción en tal caso. Sucesivamente, la estructura del modelo celular permite que siempre haya una instancia para la atención de las diversas dificultades.
Cuando finalmente las instancias se agotan, le corresponde al pastor resolver el caso. Esta es la esencia del consejo de Jetro a Moisés. Que el pueblo fuera instruido en resolver sus problemas comunes y los problemas más difíciles fueran llevados a Moisés. De esta manera, ni el pueblo se desanima ni el pastor principal se desgasta innecesariamente.