jueves, 12 de diciembre de 2013

Biografias de hombres y mujeres de Dios: Smith Wigglesworth


Smith Wigglesworth fue sin duda uno de los hombres de Dios más ungidos que vivieron en los tiempos recientes. El fue conocido como el “apóstol de la fe”, y si alguien merece ser descrito como “lleno de fe y del Espíritu Santo”, fue él. El vivía y caminaba continuamente en la presencia de Dios. Y los milagros que acompañaron su ministerio fueron de la clase que se ha visto raras veces desde los días de los apóstoles. Personas nacidos ciegos y sordos, mutilados, deformados por enfermedades, otros al umbral de la muerte con cáncer u otra enfermedad – todos fueron sanados por el poder de Dios. Aun muertos fueron resucitados.

Nacido en 1859 en pobreza, Smith Wigglesworth se convirtió por medio de los metodistas a la edad de ocho años. Ya entonces tenía hambre de Dios, y hambre de ver almas convertidas. El participaba en el coro de la iglesia episcopal local. “Cuando la mayoría de los niños en el coro tenían doce años, tenían que ser confirmados por el obispo. Yo no tenía doce años, sino entre nueve y diez, cuando el obispo puso sus manos sobre mí. Puedo recordar que cuando él me impuso sus manos, tuve una experiencia similar a la que tuve cuarenta años después cuando fui bautizado en el Espíritu Santo. Mi cuerpo entero se llenó de la conciencia de la presencia de Dios, una conciencia que permaneció conmigo por varios días. Después del servicio de confirmación, todos los otros niños estaban hablando groserías y peleándose, y yo me asombraba por lo que había hecho una diferencia entre ellos y yo.

Más tarde, Wigglesworth fue bautizado por inmersión por los bautistas. Pero recordemos que todos sus años tempranos de ministerio y de buscar a Dios fueron mucho antes del avivamiento de la “Calle Azusa” y del movimiento pentecostal. Smith tenía hambre por Dios, y experimentó muchos nuevos niveles de unción bastante antes de experimentar el bautismo en el Espíritu Santo y el hablar en lenguas. El ya fue conocido por su ministerio de sanidad, y había visto a Dios moverse con gran poder, bastante tiempo antes de que se hablara acerca de la nueva experiencia pentecostal. No como nosotros hoy que empezamos con el bautismo en el Espíritu como nuestra primera unción verdadera, para Smith esto fue la culminación de años de buscar a Dios, y por tanto fue mucho más cerca a una verdadera investidura con “poder de lo alto” como en el Nuevo Testamento.

Smith Wigglesworth dice: “Yo recibí la enseñanza Bíblica fundamental entre los Hermanos de Plymouth. Marché bajo la bandera de sangre y fuego del Ejército de la Salvación, y allí aprendí a ganar almas al aire libre. Recibí la segunda bendición de la santificación y un corazón puro bajo la enseñanza de Reader Harris y la Liga Pentecostal. Reclamé el don del Espíritu Santo por fe mientras esperaba por diez días ante el Señor. Pero en Sunderland, en 1907, me arrodillé ante Dios y tuve una experiencia de Hechos 2:4…” (p.119) El describe esta experiencia así: “Ella (la señora Boddy, esposa de un ministro) puso sus manos sobre mí y después tuvo que salir de la habitación. El fuego cayó. Fue un tiempo maravilloso mientras yo estuve allí a solas con Dios. El me bañó en poder. Fue una conciencia de la limpieza por la sangre preciosa, y exclamé: ‘¡Limpio! ¡Limpio! ¡Limpio!’ Fui llenado con el gozo de la conciencia de la limpieza. Me fue dada una visión en la que vi al Señor Jesucristo. Contemplé la cruz vacía, y le vi a El exaltado a la diestra de Dios el Padre. Ya no pude hablar en inglés, pero empecé a alabarle en otras lenguas como el Espíritu de Dios me lo dio a pronunciar. Yo supe entonces, aunque yo había recibido unciones anteriormente, que ahora, por fin, yo había recibido el verdadero bautismo en el Espíritu Santo como ellos lo recibieron en el día de Pentecostés.

Después de esta experiencia, nada pudo parar a Smith Wigglesworth. El era una llama para Dios, y el fuego cayó dondequiera que iba. El dijo: “Creo que los ministros de Dios deben ser llamas de fuego. Nada menos que llamas. Nada menos que instrumentos poderosos, con mensajes ardientes, con corazones llenos de amor. Ellos tienen que tener una PROFUNDIDAD DE CONSAGRACIÓN, que Dios se haya encargado completamente de su cuerpo, y que existen únicamente para manifestar la gloria de Dios. Un bautismo en la muerte, en la que la persona es purificada y activada…” El tenía ciertamente una audacia, un atrevimiento, que raras veces se ha visto en la cristiandad en los tiempos modernos. Fue común para él anunciar en sus reuniones: “Cada sermón que Cristo predicó fue precedido por un milagro ejemplar. Nosotros seguiremos Su ejemplo. La primera persona en este público grande que se ponga de pie, no importa cuál sea su enfermedad, yo oraré por esta persona y Dios la librará.” – Y la primera persona que se paraba, aunque era el mutilado más deformado, ¡se sanaba!
En otra ocasión típica, un hombre con dolor del estómago vino adelante por oración, y Wigglesworth, ordenando al dolor que se vaya, golpeó al hombre en el estómago de manera que retrocedió hasta la mitad del auditorio – ¡completamente sanado! Wigglesworth creía en ORDENAR a los enfermos a ser sanados en el nombre de Jesús. Su fe era una fe agresiva, santa. El era un hombre “violento”, tomando terreno del enemigo con fuerza. Sin embargo, él era también un hombre de gran compasión, como también de gran autoridad. ¡El diablo ciertamente lo sentía cuando Smith Wiggleworth llegó a la ciudad!

Varias personas fueron literalmente resucitados de la muerte bajo el ministerio de Smith. Este es el relato de una ocasión: “Mi amigo dijo: ‘Ella está muerta.’ El tenía miedo. Yo nunca en mi vida había visto a un hombre con tanto miedo. ‘¿Qué puedo hacer?’, preguntó. Pensarás que lo que hice fue absurdo, pero alcancé la cama y jalé a la mujer. La cargué a través de la habitación, la paré contra la pared y la mantuve parada, porque estaba completamente muerta. Miré su cara y dije: ‘En el nombre de Jesús reprendo esta muerte.’ – Desde la coronilla de su cabeza hasta la planta de sus pies, su cuerpo entero comenzó a temblar. ‘En el nombre de Jesús te ordeno que camines’, dije. Repetí: ‘En el nombre de Jesús, en el nombre de Jesús, ¡camina!’, y ella caminó. Esta mujer no solamente fue resucitada de la muerte, sino fue también instantáneamente sanada de una enfermedad terrible. Empezó a testificar a la gente acerca de su experiencia de muerte y restauración. Se ha documentado que Smith Wigglesworth resucitó a un total de 23 personas durante los años de su ministerio.

Una vez que Smith esperaba en el paradero del bus, una mujer tenía un problema con su perrito que le había seguido y no quiso volver a casa. Primero ella intentó hablarle suavemente y pedirle que vaya a casa. Pero después de un tiempo de intentar esto en vano, la mujer de repente pisó fuertemente con su pie y dijo severamente: ‘¡Anda inmediatamente a casa!’ El perro se fue inmediatamente, con la cola entre las patas. “Así es como hay que tratar al diablo”, dijo Wigglesworth a voz alta para que todos los que esperaban allí lo pudieran oír. Y esta fue su actitud hacia el diablo, en cada momento. El literalmente viajó por el mundo entero en las décadas de 1920 y 1930, y miles fueron salvos y sanados en todo lugar adonde iba. A menudo llegaba a un lugar sin que se sabía y sin ser anunciado, pero dentro de pocos días se amontonaban miles para escucharlo, porque el poder de Dios que fue demostrado en sus reuniones era tan grande. Dios fue realmente glorificado en todo lugar donde él iba.

El era un hombre que caminaba y vivía en la misma presencia de Dios. Sin embargo, en muchos aspectos era un hombre muy natural y común. Y nunca tenía miedo de emitir una reprensión extraña y severa. Su objetivo era estar en una comunión constante, ininterrumpida con el Padre. En sus años tempranos había pasado horas y días buscando a Dios fervientemente; pero más tarde, “aunque su vida era una combinación de oración y alabanza incesante, y cada una de sus palabras y obras era un acto de adoración, sin embargo no era dado a períodos prolongados de ayuno y oración. En lugar de ello, él había aprendido el secreto de estar en una comunión continua, íntima con Dios (a veces retirándose quietamente en sí mismo para este propósito), aun cuando estaba en medio de una multitud de gente. El caminaba por fe, y estaba “en el Espíritu” todo el tiempo. Este fue un secreto vital de su éxito. El dijo: “Hay dos lados de este bautismo: El primero es, tú posees el Espíritu; el segundo es que el Espíritu te posee a ti.” (Vea “La vida de Smith Wigglesworth”, por Jack Hywel-Davies.) El había contado el costo, y todo pertenecía a Dios. El era un hombre que realmente comprendía la AUTORIDAD PIADOSA, y CAMINABA en ella por la fe. El dijo: “‘Sed llenos del Espíritu’, o sea, sed ATESTADOS del Espíritu, tan repletos que no quede lugar para ninguna otra cosa.” Esta fue la manera como él vivía. Lleno de audacia, lleno de atrevimiento, “lleno de fe y del Espíritu Santo.”

En una ocasión, él recuerda: “Estuve viajando a Cardiff en el sur de Gales. Yo había estado mucho en oración durante el viaje. El vagón estaba lleno de gente de quienes yo sabía que no eran salvos, pero había tanta conversación y bromas que no pude decir ni una palabra a favor de mi Maestro. Cuando el tren se estaba acercando a la estación, me fui a lavar las manos, y cuando regresé, un hombre saltó sobre sus pies y dijo: ‘Señor, usted me convence de pecado’, y cayó sobre sus rodillas allí mismo. Pronto toda la gente en el vagón estaba exclamando de la misma manera. Ellos dijeron: ‘¿Quién es usted? ¿Qué es usted? Usted nos convence a todos de nuestro pecado.’…” (Stanley Frodsham, ‘Smith Wigglesworth, apóstol de fe’, p.80). Este episodio me hace recordar mucho a otro evangelista audaz, franco y ungido – Charles G.Finney, quien había descubierto después de un poderoso bautismo del Espíritu Santo unos años antes, que incluso unos comentarios pasajeros que él hacía, atravesaron el corazón de la gente con convicción del pecado. El fue uno de los predicadores de avivamiento más grandes de todos los tiempos. (Murió en 1875.)

Smith Wigglesworth puso un gran énfasis en pureza y santidad, como todos los verdaderos predicadores de avivamiento. El dijo: “Cada día tienes que llegar a un plano más alto. Tienes que negarte a ti mismo para progresar con Dios. Tienes que rechazar todo lo que no sea puro y santo. Dios quiere que seas puro en tu corazón. El quiere que tengas un deseo intenso de santidad… Son dos cosas que harán que saltes fuera de ti mismo y dentro de las promesas de Dios hoy. La una es la pureza, y la otra es la FE, que es avivada más y más POR LA PUREZA. Esta declaración contiene probablemente el secreto clave del éxito extraordinario de Smith Wigglesworth en Dios. Y es obviamente una clave que nosotros también debemos recordar. Otro punto a recordar es que Smith estaba muy consciente de los peligros del dinero, y se cuidaba a sí mismo mucho contra cualquier avaricia. El era verdaderamente irreprochable también en esta área.

Yo creo que Smith Wigglesworth fue algo como un “precursor” directo de la clase de ministerios que se levantarán en nuestros días. Creo que los ministerios apostólicos que traerán avivamiento verdadero en estos últimos días, combinarán la fe atrevida que obra milagros, de un Smith Wigglesworth, con la prédica de arrepentimiento que convence en lo más profundo, de un Charles Finney. Y se moverán bajo una unción poderosa que combina lo mejor de ambos tipos de ministerio. ¡Qué días gloriosos serán estos! – Smith Wigglesworth murió en 1946 a la edad avanzada de 87 años, una llama de Dios hasta el final. Que él sea un ejemplo para todos nosotros.