¡Todo lo físico es un reflejo de lo espiritual!
Hágase todo decentemente y con orden (1Corintios 14.40).
El desorden en lo físico refleja un desorden en lo espiritual. El desorden espiritual produce un desorden físico.
Debemos de entender principios sencillos con respecto a la operación de los dones. Estos principios traen orden grandes frutos que enriquecen el Reino de Dios.
1. Los dones espirituales están sujetos a la Palabra escrita. El orden lo proporciona la misma Palabra de Dios que ha sido escrita, a la cual no le podemos quitar ni añadir absolutamente nada. 18Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. 19Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro (Apocalipsis 22.18-19).
No importa la estatura ni el tiempo en el evangelio, todo lo que hagamos debe estar sometido a la verdad de la Palabra escrita. Si hacemos algo que no tiene fundamento bíblico no es correcto y los frutos estarán distorsionados.
El orden no solo tiene que ver con situaciones de organización, sino de hacer todo alineado a la verdad bíblica.
2. Los dones deben ser administrados correctamente. Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados (Romanos 1.11). El apóstol entendía la importancia de que los dones espirituales fueran activados en los creyentes, de tal manera que se ocupaba en impartir el conocimiento necesario para la operación de cada don.
La iglesia es responsable del buen uso de los dones porque somos servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios (1Corintios 4.1), de tal manera que como buenos servidores de Cristo debemos estar habilitados, capacitados, para dar buenos frutos. ¡Un buen administrador da buenos resultados a quien lo llamó!
Recordamos que somos embajadores en nombre de Cristo (2Corintios 5.20) para establecer la cultura del cielo en la tierra, así que Dios nos da la aptitud (capacidad) y nosotros ponemos la actitud (forma de hacerlo) para que demos buenos resultados en todo lo que hacemos. Tal vez alguien pueda tener el don de servicio pero al no tener la actitud correcta, los frutos de su labor en el reino será totalmente pobre.
Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso (Hebreos 13.17). El liderazgo es responsable de la salud espiritual de la grey, por lo cual debe de estar al frente del uso y operación de los dones espirituales. El sabio Salomón recomendó: Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, y mira con cuidado por tus rebaños (Proverbios 27.23).
3. Los dones están bajo el control del creyente. Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas (1Corintios 14.32). En medio de un tiempo de ministración, se acercó una persona para dar una profecía, sentí que no era el momento de dar alguna palabra profética, por lo que le pedí que diera la palabra más tarde. De inmediato esta persona empezó a gritar desordenadamente por lo que tuvimos que pedirle que saliera del santuario. Aunque posteriormente le explique que el espíritu de los profetas están sujetos a los profetas, y que la palabra que recibía podía escribirla y luego darla, se fue enojada diciendo que estábamos contristando el Espíritu Santo.
Es importante entender que como hijos de Dios tenemos control de la operación de los dones. El fluir en los dones, la inspiración, no quita el dominio propio. Regularmente vemos personas hacer las cosas con sensacionalismo, extremismos que salen del dominio propio que dejan un mal ejemplo del equilibrio que debemos tener al expresar los dones.
Algunos piensan que al estar operando un don se pierde el control de sí mismos y no son responsables de sus actos. En 1Corintios 14, el apóstol Pablo nos anima a un crecimiento y madures: Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar (1Corintios 14.20).
Por supuesto que somos responsables de este crecimiento para madurar y crecer en el uso de los dones. Si deseamos dar buenas cuentas a Dios por los dones que ha puesto en nuestras manos, debemos de crecer en todos sentidos, espiritualmente, en carácter, como personas en conocimiento.
4. Los dones se operan basados en una medida fe. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno (Romanos 12.3). De acuerdo a la enseñanza del apóstol, Dios ha impartido en cada uno de nosotros una medida de fe de acuerdo a la comisión o llamado al que hemos sido llamados.
No podremos operar en los dones de otra forma que no sea a través de la fe. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe (Romanos 12.6). Esta medida de fe se aplica en todos los dones, en este pasaje el apóstol se refiere al don de profecía, pero será lo mismo con el resto. Todo lo que no proviene de fe, es pecado (Romanos 14.23), así que los dones no pueden ser operados desde una perspectiva humana. ¡No podemos ni debemos ayudar a Dios cuando decidimos fluir en los dones!
Recordemos que la razón es enemiga de la fe, lo mismo sucede con el humanismo, materialismo y cualquier otra forma de comprensión humana. Cuando las cosas se hacen sin fe, el desorden se introducirá como aparentando algo genuino. Alguien dijo: Hay un líquido que parece leche, sabe a leche, pero no es leche. Así son los frutos que no provienen de la fe. Hay frutos que no son genuinos porque no provienen de la fe. ¡Esto es desorden!
Por ejemplo, una persona que quiere operar en el don de profecía pero no está sometido a su autoridad, esta propenso a profetizar bajo el control de un espíritu de adivinación. Porque como pecado de adivinación es la rebelión (1Samuel 15.23). La persona podrá decir palabras que suenan como una verdadera palabra profética que viene desde el corazón de Dios, sin embargo estará contaminada con información que proporciona el corazón humano y el espíritu inmundo de adivinación.
El desorden es combatido por medio de una vida cristiana equilibrada donde hay una verdadera pasión por la manifestación del Espíritu Santo. Lo genuino es manifestado cuando los hijos de Dios se someten al entrenamiento de Dios por medio de la enseñanza, formación y disciplina que produce madures y crecimiento.
Con amor... JGFC
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