1 - PROMESAS DE SALUD PARA LOS HIJOS DE DIOS
Es nuestro Propósito analizar un teme importante y decisivo para el pueblo de Dios en relación a la sanidad divina. Tu sabes que lo más que usa el diablo para atacar al pueblo de Dios son las enfermedades, pero el pueblo de Dios tiene que conocer en forma detallada y profunda lo que ha recibido de arriba del cielo para mantenerse sano y avergonzar al diablo en todos los frentes.
PROMESAS DE SANIDAD EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
Comenzamos en el libro de Éxodo, capítulo 15, verso 26. Aquí encontramos la promesa más antigua que hay en la Biblia en relación con la sanidad divina. Fíjate que es promesa hecha al pueblo de Israel poco tiempo después de haberlo sacado de la esclavitud en Egipto. Dice la Palabra: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, E hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y Guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy tu sanador. Fíjate que hay una promesa ahí al pueblo de Israel. Israel era la Iglesia en el Antiguo Testamento. Nosotros somos la Iglesia en el Nuevo Testamento y a esa Iglesia le dio una promesa ahí muy clara: “Yo soy tu sanador”. ANHELA SERVIR A DIOSNaturalmente que hay ahí ciertos requisitos muy importantes y entonces El es el sanador. ¿Para quién? Para los que están dispuestos a guardar Su Palabra y todos sus mandamientos, todos Sus preceptos, para esos que oyen con sinceridad, con profundo cuidado y reverencia Su Palabra. Para esos, EL promete ser Su médico. Gloria al nombre de Jesucristo. Es decir, que todo el que es creyente, que realmente se ha convertido al Señor, que profundamente anhela servirle a Dios de corazón y en todo agradarlo tiene una promesa de que El quiere ser su médico único y exclusivo. |
Bueno, eso es un privilegio grande. Nunca trataremos, ni de avergonzar, ni de desprestigiar la ciencia de la tierra, ni a los médicos, pues algunos son tan sacrificados y tienen tanta sinceridad para los enfermos, pero tienen sus limitaciones, y no hay doctor en medicina que no acepte esto de que tiene limitaciones. Ellos no lo pueden todo. Se equivocan. Hay cosas que son imposibles para ellos. Pero, este médico de quien estamos hablando, con El todo es posible. Ahí no hay limitaciones, ahí no hay fallas, ahí no hay engaño de ninguna clase. Todo con El es posible y fácil para los que creen.
Ahí vendríamos a una pregunta muy importante, que no la vamos a contestar ahora, pero la vamos a dejar en el ambiente para que sean ustedes quienes la contesten al final del estudio. ¿Será entonces necesario que nosotros los creyentes de Jesucristo vayamos a la ciencia médica a buscar sanidad para nuestros cuerpos? Luego van a dar una contestación a esta pregunta.
PROMETE QUITARA TODA ENFERMEDAD DE EN MEDIO DE TI
Pasamos a Éxodo, capítulo 23. Tomamos ahora el verso 25 que dice:
Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti.
Éxodo 23:25
Observa el principio; es prácticamente un a repetición del primer versículo, “ Vosotros serviréis a Jehová vuestro Dios”. Quiere decir que las promesas, según vemos hasta ahora, no son para los pecadores, ni son para aquellos que se llaman evangélicos que no hacen nada para Dios, tampoco son para las personas que no le sirven al Señor. En forma sencilla: “Si ustedes me sirven, bendeciré tu pan, tu agua y quitaré las enfermedades”. Eso está prometido ahí, no es promesa del hombre, es promesa del Dios que creó los cielos y la tierra. Acuérdate que dice la Biblia, que El es fiel y verdadero. * Ahí no hay falla, ni engaño de ninguna clase.
(Cita bíblica) Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Apocalipsis 3:14 / Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Apocalipsis 19:11
NO HABRA MUJER ESTERIL NI QUE ABORTE
Esa promesa añade algo muy importante que tiene su relación con la sanidad divina, y dice:
No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus días. Éxodo 23:26
Esto tiene que ver con la sanidad divina. Hay mujeres que se enferman y abortan, o tiene un accidente, o a lo mejor el sistema interior no es perfecto, no está normal y abortan, pero el Señor dice ahí claramente que eso es parte de la promesa: “En tu tierra no habrá mujer ni estéril”. Es decir, que si la mujer es estéril, El la sana. Y si hay peligro de abortar, El es responsable de sanarla e impedir el aborto. Si esta a punto de morirse, El dice: “Completaré el número de tus días”. Completar tus días quiere decir que, debes vivir de 70 a 80 años, no menos porque esa es la promesa para esta dispensación, 70 80 años.
Todo aquel que tiene fe y sabe que está viviendo para Dios, que diariamente en sus oraciones se pone delante de Dios y abre su corazón y dice como David: “Si encuentras alguna iniquidad en mí y alguna maldad en mí que aún yo desconozca, muéstramelo para quitarla” cuando estamos abiertos para vivir limpia y santamente para Dios, Dios tiene que cumplir eso, porque es palabra de El. El está obligado a Su palabra y automáticamente eso quiere decir que el que es sincero con Dios, fiel a Dios, vive para Dios y guarda su Palabra, Dios está obligado a eso. Sea Bendito el nombre del Señor. Porque El es fiel a Su Palabra.
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; 24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno. Salmo 139:23 y 24
RECLAME SUS PROMESAS
Tú puedes reclamar con confianza y hacer como dice el profeta Isaías. Isaías dice:
Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos.
Isaías 45:11
Ahora, ¿quién le puede demandad a Dios? Bueno, eso es cosa seria, pero El dice que lo hagamos. Los que le sirven guardan Su Palabra, porque El les ha prometido muchísimas cosas y tiene que cumplírselas. La Biblia dice que Dios esta detrás de todas sus buenas promesas para cumplirlas y que El no será tardo en poner por obra por obra Su Palabra, quiere decir, que esas promesas nos hacen creer a nosotros, que confiamos, que El es nuestro sanador, y no fallará; y atenderá a la estéril, y a la que está a punto de abortar, y al que está por morirse antes de tiempo.
COMPLETARE EL NUMERO DE TUS DIAS
El diablo viene a matar, viene a robar y viene a destruir, pero Dios prometió, “completaré el número de tus días”. Sin embargo, teniendo promesas tan extraordinarias como esas, ustedes ven cuantas personas en el pueblo de Dios se mueren a los cuarenta, a los cincuenta y a los sesenta años; no han completado sus días. Quiere decir que a lo mejor no hay conocimiento de lo que
Dios ha prometido, o no están viviendo la vida que Dios demanda y que les hace acreedores a esas promesas; pero si hay fe y tú estás viviendo la palabra, no hay poder del diablo que te pueda robar a ti eso, porque lo ha prometido el Dios de nosotros.
UN PRECIOSO NIÑO
En Puerto Rico había un joven que me ayudaba mucho en el ministerio y su esposa, muy joven también, participaba ayudándome. Ella había estado encinta dos veces y había perdido los niños las dos veces. Cuando quedó encinta la tercera vez, me dijo:
-Mi esposa está encinta de nuevo.
-¿Le vas a permitir al diablo que te robe al tercer niño?
-Le pregunté. Se puso muy serio:
-¿Por qué me dice eso? -me dijo.
Le busqué la Biblia y le leí.
-Mira lo que dice aquí, “que en tu tierra no habrá mujer que aborte”, por lo tanto, si ha abortado dos veces es porque el diablo le ha matado el niño, porque Dios a nosotros nos prometió, y El es fiel. Tu le sirves a Dios, ¿por qué no reclamas lo que prometió?
Se fue y trajo a su esposa a casa.
-vamos a orar a Dios. –Me dijo.
Oramos, reclamamos a Dios y reprendimos con autoridad aquel demonio criminal. Cuando terminamos de orar:
-Sentí algo que se me desprendió del vientre y se fue
-Ella me dijo.
-El diablo que te mató los otros dos niños, a éste no te lo podrá matar –le dije.
A los nueve meses nació un niño precioso que gritaba y lloraba, para la gloria del Señor.
Fiel es el que prometió dice la Biblia, pero hay un ladrón que le quiere robar a uno lo que Dios te ha dado. Si tú te lo dejas, te lo roba. Un hermanito puede venir a ti lleno de amor y regalarte un par de zapatos, o cualquier otra cosa y tú sales por ahí afuera y viene un ladrón y te lo roba.
Si tú te lo dejas robar, pues te lo robaron, pero tú no puedes decir que el hermanito no te dio el regalo que le ladrón te robó. Así le pasa al pueblo de Dios que muchas de las dádivas y promesas de Dios se las dejan robar a Satanás.
JESÚS PERDONA TODA INIQUIDAD
Pasamos al Salmo 103, verso 3. Dice la Biblia:
El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias.
Fíjate que hay un doble promesa ahí; es muy importante considerar las dos cosas. Estamos en el estudio de sanidad divina, pero, ¿por qué consideramos lo primero? Mira bien por qué. El es quien perdona todas tus iniquidades, no importa el pecado que sea, tú vienes al Señor a que te perdone y si setenta veces viene el hermano arrepentido de corazón, esas mismas veces tiene Dios que perdonarlo. Si Dios nos reclama a nosotros que perdonemos setenta veces siete, pues mucho más El, que tiene más amor que nosotros.
Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. Mateo 18:21 y 22
JESÚS SANA TODA DOLENCIA
Ahora, dice la Biblia: “El que sana todas tus dolencias”. Si te enfermas setenta veces siete, ven al Señor que tiene que sanarte setenta veces siete también. Es lo mismo porque el que llevó el pecado, también llevó la enfermedad, por lo tanto, si tú tienes fe para cuando fallas, venir al Señor y decirle, perdóname, ten fe para cuando viene el diablo y te pone una enfermedad, decir: “Aquí estoy para que me sanes”. Sí, porque tenemos más fe para pedir perdón por el pecado que cometimos que para la sanidad. ¿Qué es lo que pasa? Si cuando hay un pecado, o hay una falta, venimos al Señor y lloramos, y el Señor nos perdona instantáneamente, ¿por qué cuando viene la enfermedad corremos para el médico? ¿Por qué entonces no vamos al Señor también? ¿No es acaso lo mismo? ES la misma promesa.
Observa lo que dice arriba, en el verso dos del mismo salmo. Bendice alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios, salmo 103:2. Habla: como diciéndonos, no te olvides que el que perdona soy yo, pero tampoco olvides de que el sanador de mi pueblo, soy yo. Sin embargo, multitud de cristianos, si pecan, se tiran al piso a gritar delante de Dios por eso, pero y por qué cuando se enferman no se ponen a gritar también delante de Dios y se levantan sanos dando: ¡Gloria a Dios! Y reprenden un diablo mentiroso y traidor. Quiere decir que falta fe.
2 Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. 3 El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; 4 El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias Salmos 103:2-4
NO TE ATEMORICES
Cuando uno peca, tranquilo viene a Dios, pero cuando se enferma, le da temor: “¿Y si me muero?” Si te mueres te vas para el cielo con el Señor. Da gloria a Dios. ¿A qué le tienes miedo si tienes a Cristo? ¿No dice la Biblia:
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo.
Isaías 41:10
No es que te las va a dar, es que te las dio ya. “Yo te he dado fuerzas, Yo te ayudo”, y dice: “ Yo te sostengo con la diestra de mi justicia”. Cuando viene la enfermedad no te atemorices, piensa hay alguien que te dijo: “Yo soy tu sanador, yo quitaré toda enfermedad en medio de ti; yo soy el que sana todas tu dolencias”. Empieza a hablar eso y repítelo, apréndete de memoria las promesas de sanidad divina.
RECIBE FE – HABLA LA PALABRA
Si hay tanta gente que se sabe de memoria muchas cosas, apréndete de memoria la Palabra de Dios, que con esa espada es que tú peleas contra el diablo. Esa es la espada del Espíritu, dice el apóstol Pablo. Tú tienes que tener la espada en la mano, si es que estás vestido con toda la armadura. Hay gente, en el mismo pueblo de Dios, que sabe de memoria muchas cosas y no sabe la Palabra. Apréndete de memoria versículos de la Biblia que son instrumentos de poder, de autoridad, de defensa para ti, rechaza los dardos de Satanás y cuando venga un síntoma, aunque sea un dolor de cabeza, estornudo, no esperes ni un minuto, empieza a hablar la Palabra inmediatamente.
Quiere decir que con la espada tú vas cortando al diablo, vas dándole por todos lados según tú hablas y repite la palabra, recibes fe, la fe viene por el oír la Palabra. Así vas sintiendo más confianza y de momento tú dices: “Dios me sanó”, y sigues andando tranquilo. Esa es la fe en la que tenemos que movernos los cristianos. No te olvides que este asunto es más peligroso de lo que tú crees, porque dice la Biblia, que sin fe es imposible agradar a Dios; no dice que es difícil, dice: “ es imposible”. Porque en el momento en que tú empiezas a llenarte de temor y a titubear, tú estás dudando de la veracidad de Dios. Tú estás dudando de la sinceridad de Dios y del poder de Dios y declarando: “A lo mejor Dios puede fallar y Dios a lo mejor puede mentir, o a lo mejor no me sana, o a lo mejor me deja enfermo, o a lo mejor me muero”. El Señor que está al lado tuyo, El, que está ahí bien cerca de ti, qué triste se pone al ver que tú dudas de El. El es el sanador de su pueblo.
De acuerdo a lo que hemos visto hasta ahora, no me contestes la pregunta, pero déjala en tu corazón. Haz como María, medita en tu corazón. De acuerdo con lo poco que has oído hasta ahora, ¿será necesario que nosotros, los creyentes que tenemos a Cristo, que sentimos la presencia del Señor, que sentimos ríos de agua viva y sabemos que no es un cuento de hadas, sino una realidad que tenemos a Dios dentro de nosotros y nuestro nombre escrito en el cielo, será necesario que vayamos a los médicos de la tierra, a que nos receten y nos traigan la sanidad? Piénsalo, medítalo y después me contestas.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6