Deuteronomio 30:6
La señal de la circuncisión que Dios demandaba de los Judios era un signo físico de una promesa espiritual. Pablo lo explicó: "Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso (Abraham); para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia” (Romanos 4:11). Abraham aceptó la circuncisión como una señal de que fue declarado ser justo basado en su fe, y que esta justicia pasarìa a sus hijos a través de la circuncisión.
La circuncisión era la señal física del pacto de Dios con Abraham. Cuando el hombre procreaba, la semilla tenía que pasar por la señal del Pacto, con lo que pasaba el Pacto a la siguiente generación. Pablo declaró que el Nuevo Pacto no tenía necesidad de esta ley, por que Abraham fue declarado justo cuando aún estaba en la incircuncisión (Romanos 4:9), y que “recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado”. (Romanos 4:11-12).
Dios tenía un plan mayor para la humanidad que la circuncisión física. El introduce el concepto del plan del Nuevo Pacto de cambiar el corazón, a través del discurso de despedida de Moisés a Israel en Deuteronomio 30:6 cuando dice que Él "circuncidarà tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas ". Este era un concepto nuevo para Israel, que Dios podìa cambiar su corazón, independientemente de su capacidad de hacer el bien o evitar el mal. El uso de "circuncisión" dejó en claro que Dios se proponìa hacer una especie de cirugía espiritual en su corazón, cambiándolos de adentro hacia afuera.
Que espectacular esto debe haber sonado a unos Judios respetuosos de la ley! La ley exigìa a un hombre un cambio de afuera hacia adentro. Era una demostración de fuerza de voluntad y determinación que era visible para todos. Si estabas guardando la ley, era visto por todos, y si la estabas rompiendo, era tambien visible para todos. La atención siempre estaba siendo atraída por tus obras o la falta de ellas, incluso en la ceremonia del sacrificio. Si los hombres te veìan venir al tabernáculo llevando un cordero, sabían inmediatamente que habías hecho algo mal. La ley fue santa y buena, pero exponìa constantemente la forma impía y lo malo que los hombres eran.
La Gracia, sin embargo, cambia a un hombre de adentro hacia afuera. Debe hacerlo, por lo que Dios prometió el corte (circuncisiòn) del corazón en lugar del corte del cuerpo. Una de las promesas que Dios habla por medio del profeta Ezequiel en relación con el Nuevo Pacto y la obra de la gracia, es "Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne. Infundiré mi Espíritu en ustedes, y haré que sigan mis preceptos y obedezcan mis leyes”. (Ezequiel 36:26, 27). Dios vio la necesidad de poner un "corazón nuevo" dentro del hombre, asì como Su propio Espíritu Santo, por lo que el hombre viviría justo sin que sus propios esfuerzos estuvieran envueltos en esta justificaciòn.
¿La ley nos enseña cómo vivir bien? ¡No! Sólo la gracia de Dios puede hacer eso, por lo que Pablo dijo: "Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente”. (Tito 2:11-12). La Gracia tiene la enseñanza en nosotros, porque Él (Jesùs) está viviendo allí. ¡Aleluya!
La señal de la circuncisión que Dios demandaba de los Judios era un signo físico de una promesa espiritual. Pablo lo explicó: "Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso (Abraham); para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia” (Romanos 4:11). Abraham aceptó la circuncisión como una señal de que fue declarado ser justo basado en su fe, y que esta justicia pasarìa a sus hijos a través de la circuncisión.
La circuncisión era la señal física del pacto de Dios con Abraham. Cuando el hombre procreaba, la semilla tenía que pasar por la señal del Pacto, con lo que pasaba el Pacto a la siguiente generación. Pablo declaró que el Nuevo Pacto no tenía necesidad de esta ley, por que Abraham fue declarado justo cuando aún estaba en la incircuncisión (Romanos 4:9), y que “recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado”. (Romanos 4:11-12).
Dios tenía un plan mayor para la humanidad que la circuncisión física. El introduce el concepto del plan del Nuevo Pacto de cambiar el corazón, a través del discurso de despedida de Moisés a Israel en Deuteronomio 30:6 cuando dice que Él "circuncidarà tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas ". Este era un concepto nuevo para Israel, que Dios podìa cambiar su corazón, independientemente de su capacidad de hacer el bien o evitar el mal. El uso de "circuncisión" dejó en claro que Dios se proponìa hacer una especie de cirugía espiritual en su corazón, cambiándolos de adentro hacia afuera.
Que espectacular esto debe haber sonado a unos Judios respetuosos de la ley! La ley exigìa a un hombre un cambio de afuera hacia adentro. Era una demostración de fuerza de voluntad y determinación que era visible para todos. Si estabas guardando la ley, era visto por todos, y si la estabas rompiendo, era tambien visible para todos. La atención siempre estaba siendo atraída por tus obras o la falta de ellas, incluso en la ceremonia del sacrificio. Si los hombres te veìan venir al tabernáculo llevando un cordero, sabían inmediatamente que habías hecho algo mal. La ley fue santa y buena, pero exponìa constantemente la forma impía y lo malo que los hombres eran.
La Gracia, sin embargo, cambia a un hombre de adentro hacia afuera. Debe hacerlo, por lo que Dios prometió el corte (circuncisiòn) del corazón en lugar del corte del cuerpo. Una de las promesas que Dios habla por medio del profeta Ezequiel en relación con el Nuevo Pacto y la obra de la gracia, es "Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne. Infundiré mi Espíritu en ustedes, y haré que sigan mis preceptos y obedezcan mis leyes”. (Ezequiel 36:26, 27). Dios vio la necesidad de poner un "corazón nuevo" dentro del hombre, asì como Su propio Espíritu Santo, por lo que el hombre viviría justo sin que sus propios esfuerzos estuvieran envueltos en esta justificaciòn.
¿La ley nos enseña cómo vivir bien? ¡No! Sólo la gracia de Dios puede hacer eso, por lo que Pablo dijo: "Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente”. (Tito 2:11-12). La Gracia tiene la enseñanza en nosotros, porque Él (Jesùs) está viviendo allí. ¡Aleluya!