El Salmos 126 dice: Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla.
El llorar mientras caminamos representa la pasión con la que hacemos las cosas; mientras que, la preciosa semilla representa nuestro sacrificio.
Es importante que entendamos que, aunque seamos creyentes, no hay sustitutos para la pasión y el sacrificio. No te vas a escapar de ninguno de estos dos. Pero ten por seguro que regresarás con tus gavillas, que no son otra cosa que el testimonio, lo que queda en tu mano para mostrarle al mundo.
Hay gente que pretende obtener de Dios lo que no obtendrían de los hombres, dándoles lo que pretenden darle a Dios.
En los tiempos de escacez, la familia de José compró trigo en Egipto, y comió. Cuando necesitaron volver a comprar, José exigió que esta vez trajeran a Benjamín, que era lo más preciado para Jacob.
En Génesis 43 vemos que Jacob envía a Benjamín a Egipto con sus hermanos, pero lo envía con presentes: bálsamo, miel, aromas y mirra, almendras, nueces, y doble cantidad de dinero. Y añade: Quizá fue equivocación.
Jacob pretendía negociar.
Hay gente que le da más propina a un mesero en un restaurante que lo que le dan a Dios de ofrenda en su iglesia. Sin embargo, a Dios le están pidiendo que cambie sus vidas, mientras que al mesero lo que le están pidiendo es que les sirva un plato.
Y entoces queremos negociar con Dios, a ver si se equivocó. Pensamos: Dios no me puede haber pedido eso, porque él sabe lo que eso significa para mí… Sabiendo que eso fue lo que él pidió. Pero dice la palabra – en la versión en inglés – que, sin duda, volverá con regocijo y gavillas, el que lleva la preciosa semilla.
Tú saliste, y estás sembrando, muy probablemente con lágrimas. La pregunta es: ¿vas cargando tú, en tu mano, la preciosa semilla? Porque esos son los que regresan, y dan testimonio.
Cada noche, cuando te vayas a acostar, debes querer saber si hiciste lo mejor. No es un poco de miel, un poco de mirra, un poco de aromas. No es un poco; es lo mejor. No es lo que tú quieras dar; es lo que Dios te pide que tú des.
Y tú pensarás que no te recompensan, pero Dios ve todas las cosas, y él ha dicho que vas a regresar con tus gavillas.