jueves, 9 de agosto de 2012

¿Cuál es la mejor manera de evangelizar a alguien que está en una secta o en una falsa religión?: Jasmina Osorio


La cosa más importante que podemos hacer por aquellos que están involucrados en sectas o religiones falsas es orar por ellos. Necesitamos orar por que Dios cambie sus corazones y abra sus ojos (2 Corintios 4:4). Necesitamos orar por que Dios los convenza de su necesidad de ser salvados a través de Jesucristo (Juan 3:16). Sin el poder de Dios y la convicción del Espíritu Santo, nunca tendremos éxito en convencer a nadie de la verdad (Juan 16:7-11).

También necesitamos estar viviendo una verdadera vida cristiana frente a ellos, para que puedan ver los cambios que Dios ha hecho en nuestras vidas (1 Pedro 3:1-2). Necesitamos orar para obtener la sabiduría de cómo poder ministrarles a ellos de una manera poderosa (Santiago 1:5). Después de todo esto, debemos estar dispuestos y determinados a compartir el Evangelio. Debemos proclamar el mensaje de salvac
ión a través de Jesucristo (Romanos 10:9-10). Siempre debemos estar preparados para defender nuestra fe (1 Pedro 3:15), pero debemos hacerlo con gentileza y respeto. Una vez tuve un encuentro con algunos miembros de una secta, y un amigo que estaba conmigo les proclamaba la verdad, pero no lo hacía con gentileza ni respeto. De hecho los de la secta parecían “mucho más cristianos” en su actitud y comportamiento que mi amigo. Pudimos haber ganado la batalla por la verdad, pero perdimos la guerra por las almas de aquellos que buscábamos alcanzar.

Por ultimo, debemos dejar a Dios la salvación de aquellos a quienes testificamos. Es el poder y la gracia de Dios lo que salva a la gente, no nuestros esfuerzos. Mientras que es bueno y sabio estar preparados para presentar una vigorosa defensa y tener conocimiento de las falsas creencias de quienes enfrentamos – ninguna de estas cosas resultaran en la conversión de aquellos atrapados en las mentiras de las sectas y las falsas religiones. Lo más y mejor que podemos hacer es orar por ellos, testificarles, y vivir la vida cristiana frente a ellos – confiando en que el Espíritu Santo hará el trabajo de atraerlos, convencerlos y convertirlos.