La palabra obispo es un término bíblico (1 Ti.3:1; Tito 1:7; 
1P.2:25). “Obispo” en el griego es “Episkopeés” La definición de la 
palabra griega implica alguien que supervise, incluyendo las cualidades de inspeccionar (observar) y elegir, presidir. 
 El obispo del Nuevo Testamento no se refiere a un sacerdote. El 
sacerdocio del Antiguo Testamento fue acabado porque ya no hay necesidad
 de hacer más sacrificios. Un sacerdote es un intermediario. En el Nuevo
 Testamento Cristo Jesús es el único Sumo sacerdote y Su sacrificio una 
vez por siempre ya está hecho. Tenemos ahora el sacerdocio de todo 
creyente, porque todos somos llamados a ser ministros de reconciliación.
 (Hebreos Capítulos 4 al 10 hablan de Cristo nuestro Sumo Sacerdote; 
Apoc. 1:5-6 y 5:10 hablan del sacerdocio del creyente; 2ª Cor. 5:18-10 
habla de nuestro ministerio de reconciliación.)
 Lo que Cristo 
estableció para presidir y gobernar a Su iglesia son los 5 Ministerios 
(Efesios 4:11): apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. 
 El término “obispo” puede ser correctamente utilizado como un título, 
que distingue a un ministro de los cinco ministerios y que supervisa a 
otras personas y otros ministerios. El obispo puede ser el pastor mayor 
de una iglesia local, el profeta apostólico o el apóstol profético sobre
 varios ministros e Iglesias. No es necesariamente un llamado a los 
cinco oficios; al contrario es un papel administrativo el cual es dado 
por otros y no por uno mismo. 
 O sea, un obispo es alguien que ya
 establecido y reconocido como uno de los Cinco Ministerios de Efesios 
4:11, y reconocido por otros como un líder entre ellos. Es alguien a 
quien rendirle cuentas. 
 El uso del título "obispo" no es 
inapropiado, si la persona que tiene el título llena los requisitos y si
 el motivo y propósito de su uso están de acuerdo a los principios 
bíblicos. Pero si el oficio del obispo se desarrolla en una pirámide 
como el sistema papal lo hizo durante el deterioro de la Iglesia, 
entonces es algo erróneo.
 En su libro, Los Profetas y el Movimiento Profético, en Capítulo 13, el Dr. Bill Hamon escribe lo siguiente:
 «Dos Extremos De Orgullo Que Deben Ser Evitados. Ya he comenzado a 
escuchar en algunos campamentos, dos enseñanzas que no tienen bases 
bíblicas y que excesivamente limitan la función de los ministros con los
 dones de ascensión. La primera es: que sólo los apóstoles pueden 
gobernar y ser los administradores principales. La segunda es: que sólo 
los profetas pueden profetizar dirección, dones y ministerio.
 El 
semillero del cual estas plantas de extremismo han brotado es la lista 
aliterada de palabras que contienen una sola descripción que han sido 
dadas para identificar el ministerio principal de cada uno de los 
ministros de los cinco oficios. Esta lista establece, que los apóstoles 
gobiernan, los profetas guían, los pastores guardan, los evangelistas 
reúnen, y los maestros establecen. Debido a estas dos palabras - 
"gobernar" para el apóstol y "guían" para el profeta - la enseñanza ha 
comenzado a extenderse entre ciertos círculos de líderes influyentes de 
la Iglesia, que los profetas no están supuestos a ejercer ningún 
ministerio de administración, tal como ser pastor de una iglesia, 
presidente de su propia organización, o ser obispo / supervisor de una 
comunidad internacional de ministros. 
 Diligentemente he buscado y
 no puedo encontrar versículos que ponen limitaciones a los ministros de
 los cinco oficios. No hay pautas de cuándo, dónde, cómo, o lo que 
algunos pueden o no ministrar. No hay ejemplos bíblicos o versículos que
 declaren que algunos de los ministros de los cinco oficios pueden o no 
ejercer ciertas posiciones en la Iglesia, y otros no. 
 En los 
escritos de Pablo a Timoteo y a Tito, él les dio directrices en cuanto a
 los requisitos y normas para los obispos, ancianos y diáconos (1 
Ti.3:1-13; Tito 1:5-9). Estas son instrucciones y requisitos generales, 
para aquellos que estarán en el liderazgo dentro de la Iglesia de 
Cristo; pero no hay declaraciones en el Nuevo Testamento que hagan 
distinción entre los ministros de los cinco oficios en relación a las 
normas de carácter, a las experiencias sobrenaturales, o las 
distinciones o directrices dadas acerca de las posiciones que pueden 
ejercer dentro de la estructura de la Iglesia. 
 Cinco puntos importantes deben ser considerados y entendidos acerca de los ministros de los cinco oficios:
 (1) Todos son un ministerio de dirección; esto es, ellos son una 
extensión del ministerio de dirección de Jesucristo, la Cabeza de la 
Iglesia. Ellos no son ministerios del “Cuerpo”, como los dones y 
ministerios que el Espíritu Santo da a los miembros del Cuerpo corporal 
de Cristo. Técnicamente hablando, ellos no son los dones del Espíritu 
Santo, sino los dones de ascensión del mismo Jesucristo. 
 (2) 
Todos los ministros de los cinco oficios han sido llamados para 
gobernar, guiar, reunir, establecer y guardar al pueblo de Dios. Sin 
embargo, cada uno ha recibido gracia y habilidad especial en una de las 
áreas, más que los demás. Estas explicaciones de una palabra no deben 
ser vistas como limitaciones en las actividades de cada ministro, sino 
más bien, como una palabra descriptiva de la unción individual y de la 
habilidad dada por Cristo.
(3) No es bíblico ni sabio colocar a 
un apóstol, profeta, evangelista, pastor, o maestro en situaciones que 
limiten su unción y actividad. No hay Escrituras que sugieran que los 
ministros de los cinco oficios estén limitados a tener ciertas 
actividades ministeriales o posiciones de liderazgo. Los cinco dones de 
ascensión de Cristo se entrelazan e integran de la misma forma que 
sucede con los nueve dones del Espíritu Santo. 
Los ministros de los
 cinco oficios no son ministerios independientes, separados el uno del 
otro; sino más bien, son ministerios interdependientes, muy bien 
relacionados los unos con los otros en Cristo. Ellos son el ministerio 
de los cinco oficios de un solo Cristo; son las cinco partes de un todo.
 Esto requiere que todos los cinco ministerios trabajen juntos para 
llevar a cabo la plenitud del ministerio de Cristo a su Cuerpo. Ninguno 
es inferior o superior, pero todos han sido ungidos y establecidos por 
Dios para un propósito específico.
 (4) Es perjudicial para la 
función de los ministros de los cinco oficios, el ser clasificado en 
categorías con detalles, acerca de su personalidad, desempeño y 
posición. El Espíritu Santo se contrista cuando la gente formula métodos
 para evaluar y determinar un cargo de ministerio de los cinco oficios 
por medio de una técnica de psicoanálisis o perfil de personalidad. Dios
 no permitirá que nada tome Su lugar en esta área.
 (5) Cada 
ministro de los cinco oficios conoce mejor su llamado y ministerio. No 
es la prerrogativa del profeta dar directrices, instrucciones y 
restricciones sobre el ministerio del apóstol. Asimismo al apóstol no le
 ha sido concedido la autoridad de parte del Dios Padre, de ser papá y 
director sobre el profeta. Sólo un profeta conoce realmente el 
ministerio y función de un profeta. Es más un profeta no debe tratar de 
encerrar a otro profeta en su papel profético, personalidad o desempeño.
 Sin embargo, todos nosotros debemos recibir el uno del otro y estar 
sujetos a la corrección y a ajustes en la metodología y relaciones 
ministeriales.»
 profeta CLIFF BELL
 
 
 
