Hace un tiempo hablaba con mi esposa cosas de Reino (que hablamos mucho, porque la iglesia que pastoreamos, es iglesia con visión de Reino) y le compartía que hay en Madrid, ciudad en la que yo vivía antes de venirme a Buenos Aires, una comunidad árabe bastante grande que abarca casi todo un barrio.
Es en el barrio de Lavapiés (un barrio castizo de Madrid).
También hay un barrio chino, y otros diferentes barrios de personas de otros países que se agrupan para vivir juntos.
Es interesante ver y comprobar cómo estos ciudadanos reflejan su cultura.
Y yo, que en mis tiempos de drogadicto, solía ir mucho por allí (por cuestiones del narcotráfico y cosas de la vida vieja) observaba como estas personas tenían y se aferraban a su propia cultura (que era el modo de vida que ellos adoptaban).
Además me llamaba mucho la atención como eran fieles a sus costumbres y su cultura. Y también pude ver como una comunidad de personas unidas por la cultura, pueden vivir durante muchos años fuera de su país y conservar su identidad.
Y esto me hizo pensar algo que comentábamos mi esposa y yo:
En Filipenses 3:20 dice la Palabra que “nuestra ciudadanía es del cielo”. Nuestro reino es el Reino de Dios, somos ciudadanos de allí, y Dios nos envía como embajadores (2 Corintios 5:20).
Los embajadores de un país van a países lejanos para presentar y establecer su cultura en dichos países.
Cuando yo me vine a Argentina y entré un día en la embajada argentina en España, en ese momento yo estaba en España, pero el ambiente, el acento del idioma argentino y los trabajadores tomando mate, entre otras cosas, representaban la cultura argentina en Madrid.
Y el pensamiento o la reflexión que quiero plasmar aquí es:
Como ciudadanos del Reino deberíamos reflejar nuestra cultura distintiva (cultura celestial), la cual debería influir poderosamente en todos aquellos que nos
rodean.
Algo que los cristianos deberíamos conseguir es que cuando las personas que están fuera del Reino (“si no naces del agua (La Palabra) y del Espíritu, no entrarás en el Reino de Dios (Juan 3:5).
Repito cuando las personas que están fuera del Reino (religiosos) analicen y observen a las personas que estamos dentro del Reino…. ¿Qué deberían hacer?
Deberían ver una cultura claramente distinta y mucho más atractiva que la suya.
Quiero destacar algunos puntos de interés:
-La cultura del Reino se manifiesta en los valores santos y quienes los practican jamás renuncian a ellos, ni se hacen concesiones.
-La conducta integra, disciplinada y responsable, parece ser que desaparece de nuestra sociedad, en la que hoy día “todo está permitido”.
En la cultura del Reino, la integridad, la disciplina, la responsabilidad y la Santidad ocupan el primer puesto en la escala de valores.
-Cada cultura posee normas de conducta que determinan el comportamiento de las personas. Todos sabemos que la cultura del mundo funciona con el sistema del Egoísmo : prioriza el bienestar y las necesidades personales antes que las ajenas.
En la cultura del Reino es todo lo contrario, y esto lo puso de manifiesto el mismo Jesús, que la noche antes de ser sacrificado compartió la última cena con
sus discípulos, y poco antes de cenar: “se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido”. (Juan 13: 4-5).
Jesús no miró nunca por él mismo, aún siendo Dios.
Y en otra oportunidad, cuando sus discípulos discutían acerca de quien sería el mas importante, El los reprendió y les dijo:
“Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y que sirva a todos” (Marcos 9:35)
Las normas de conducta en cuanto al Reino están relacionadas con el servicio, y no con la ambición personal.
Y por último, y acabo por hoy, las reglas de comportamiento en el mundo, son totalmente contrarias a las del Reino:
Por ejemplo, en España (y esto lo fomenta mucho la TV) hoy en día es normal que hombres casados y también mujeres, tienen sus propios “romances”, que terminan, lógicamente, en el adulterio, y esto hoy día es muy normal y forma parte de las reglas de comportamiento del mundo.
Pero en el Reino es todo lo contrario. La Palabra exhorta a “mantenerte fiel a tu esposa/o”.
Y es más, Pablo nos brinda una serie de principios:
“Asegúrense de que nadie pague mal por mal, mas bien, esfuércense siempre por hacer el bien, no solo entre ustedes, sino a todos. Estén siempre alegres, oren sin cesar, de gracias a Dios en toda situación, porque esta es la voluntad para ustedes en Cristo Jesús. No apaguen el Espíritu, no desprecien las profecías, sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno, eviten toda clase de mal”. (1 Tesalonicenses 5:15-22)
Sé que un día no muy lejano la iglesia será UNA, sin denominaciones, con la visión de Reino que Dios desea para ella, porque la iglesia es la esposa del Rey de Reyes, y no puede ser una iglesita que juega al pastorcito y las ovejas, tiene que ser una iglesia de Gobierno, como es digno de la esposa del Rey de Reyes.
EL QUE TENGA OIDOS PARA OIR, QUE OIGA
¿Y QUE CLASE DE IGLESIA ES LA TUYA??
Es en el barrio de Lavapiés (un barrio castizo de Madrid).
También hay un barrio chino, y otros diferentes barrios de personas de otros países que se agrupan para vivir juntos.
Es interesante ver y comprobar cómo estos ciudadanos reflejan su cultura.
Y yo, que en mis tiempos de drogadicto, solía ir mucho por allí (por cuestiones del narcotráfico y cosas de la vida vieja) observaba como estas personas tenían y se aferraban a su propia cultura (que era el modo de vida que ellos adoptaban).
Además me llamaba mucho la atención como eran fieles a sus costumbres y su cultura. Y también pude ver como una comunidad de personas unidas por la cultura, pueden vivir durante muchos años fuera de su país y conservar su identidad.
Y esto me hizo pensar algo que comentábamos mi esposa y yo:
En Filipenses 3:20 dice la Palabra que “nuestra ciudadanía es del cielo”. Nuestro reino es el Reino de Dios, somos ciudadanos de allí, y Dios nos envía como embajadores (2 Corintios 5:20).
Los embajadores de un país van a países lejanos para presentar y establecer su cultura en dichos países.
Cuando yo me vine a Argentina y entré un día en la embajada argentina en España, en ese momento yo estaba en España, pero el ambiente, el acento del idioma argentino y los trabajadores tomando mate, entre otras cosas, representaban la cultura argentina en Madrid.
Y el pensamiento o la reflexión que quiero plasmar aquí es:
Como ciudadanos del Reino deberíamos reflejar nuestra cultura distintiva (cultura celestial), la cual debería influir poderosamente en todos aquellos que nos
rodean.
Algo que los cristianos deberíamos conseguir es que cuando las personas que están fuera del Reino (“si no naces del agua (La Palabra) y del Espíritu, no entrarás en el Reino de Dios (Juan 3:5).
Repito cuando las personas que están fuera del Reino (religiosos) analicen y observen a las personas que estamos dentro del Reino…. ¿Qué deberían hacer?
Deberían ver una cultura claramente distinta y mucho más atractiva que la suya.
Quiero destacar algunos puntos de interés:
-La cultura del Reino se manifiesta en los valores santos y quienes los practican jamás renuncian a ellos, ni se hacen concesiones.
-La conducta integra, disciplinada y responsable, parece ser que desaparece de nuestra sociedad, en la que hoy día “todo está permitido”.
En la cultura del Reino, la integridad, la disciplina, la responsabilidad y la Santidad ocupan el primer puesto en la escala de valores.
-Cada cultura posee normas de conducta que determinan el comportamiento de las personas. Todos sabemos que la cultura del mundo funciona con el sistema del Egoísmo : prioriza el bienestar y las necesidades personales antes que las ajenas.
En la cultura del Reino es todo lo contrario, y esto lo puso de manifiesto el mismo Jesús, que la noche antes de ser sacrificado compartió la última cena con
sus discípulos, y poco antes de cenar: “se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido”. (Juan 13: 4-5).
Jesús no miró nunca por él mismo, aún siendo Dios.
Y en otra oportunidad, cuando sus discípulos discutían acerca de quien sería el mas importante, El los reprendió y les dijo:
“Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y que sirva a todos” (Marcos 9:35)
Las normas de conducta en cuanto al Reino están relacionadas con el servicio, y no con la ambición personal.
Y por último, y acabo por hoy, las reglas de comportamiento en el mundo, son totalmente contrarias a las del Reino:
Por ejemplo, en España (y esto lo fomenta mucho la TV) hoy en día es normal que hombres casados y también mujeres, tienen sus propios “romances”, que terminan, lógicamente, en el adulterio, y esto hoy día es muy normal y forma parte de las reglas de comportamiento del mundo.
Pero en el Reino es todo lo contrario. La Palabra exhorta a “mantenerte fiel a tu esposa/o”.
Y es más, Pablo nos brinda una serie de principios:
“Asegúrense de que nadie pague mal por mal, mas bien, esfuércense siempre por hacer el bien, no solo entre ustedes, sino a todos. Estén siempre alegres, oren sin cesar, de gracias a Dios en toda situación, porque esta es la voluntad para ustedes en Cristo Jesús. No apaguen el Espíritu, no desprecien las profecías, sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno, eviten toda clase de mal”. (1 Tesalonicenses 5:15-22)
Sé que un día no muy lejano la iglesia será UNA, sin denominaciones, con la visión de Reino que Dios desea para ella, porque la iglesia es la esposa del Rey de Reyes, y no puede ser una iglesita que juega al pastorcito y las ovejas, tiene que ser una iglesia de Gobierno, como es digno de la esposa del Rey de Reyes.
EL QUE TENGA OIDOS PARA OIR, QUE OIGA
¿Y QUE CLASE DE IGLESIA ES LA TUYA??