lunes, 26 de diciembre de 2011

Dios es un Dios de procesos: Apóstol Dr. Rony Chaves

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”.

Romanos 8:28-30

Cuando uno es un ministro joven quiere que Dios responda todas las oraciones de inmediato. La impetuosidad y gallardía del joven quiere ver todo realizado automáticamente, sin la menor pérdida de tiempo posible. Personalmente creo que esa fogosidad y anhelo del “ministro emergente”, Dios la usa para activar su fe para producir grandes milagros; milagros que serán señal para grandes avivamientos evangelisticos.

La fuerza y la fe del joven siervo de Dios, el Espíritu Santo la canaliza para producir un impacto de salvación y milagros que es necesaria establecer dentro de un plan específico de Dios. También podría ser usado para activar un mover profético que se requiere dentro de un diseño divino para una ciudad o nación.

Mas cuando los años pasan y Dios te madura como ministro, aprendes a que lo rápido e instantáneo de Dios, no es Su regla, es Su excepción. La norma en el accionar de Jehová son los procesos porque nuestro Dios, es un Dios de procesos.

Inclusive, a nuestro buen entender, las respuestas o movimientos rápidos de Dios, “aparentemente inmediatos”, son en la mayoría y totalidad de los casos, tan sólo eventos que son parte de un proceso divino.

Dios es un Dios de procesos.

Esta es una verdad que debe quedar muy clara en el corazón de Apóstoles y Profetas especialmente y en los intercesores proféticos. Dios no hace nada por improvisación, El no es un improvisador. Nuestro Dios es el Arquitecto del Universo, El es un poderosísimo planificador. Todo lo que hace Jehová tiene un principio y un fin; también tiene un por qué? y un para qué? Dios es un Dios de procesos.

Desde que inicié mi Ministerio hace cerca de treinta y cuatro años atrás, Dios me reveló esta profunda verdad, la cual fue excelente ayuda personal, familiar y ministerial. La vida espiritual, así como la vida ministerial en Cristo Jesús son verdaderas “escuelas de formación” que tienen un inicio, un proceso teórico y práctico; y una conclusión y graduación.

Con Jehová nada ocurre al azar ni a la suerte, todo tiene una clara intención y meta determinada. Aun lo que parece una derrota, frustración o pérdida, en Dios solo es parte de un proceso formativo. Es la Escuela del Espíritu en la que todas las cosas nos ayudan a bien. Como ya lo afirmó el Apóstol Pablo en el libro a los Romanos, en el capítulo ocho, a los que amamos a Dios, a los que somos llamados conforme a Su propósito, todas las cosas, cualquiera que éstas sean, nos ayudan a bien.

Todas las circunstancias de la mano del Señor obran para nuestro bien. Lo que parece derrota, será ganancia y lo que parece pérdida o crisis, sólo es una oportunidad maravillosa para aprender a caminar en un nuevo principio de conquista del Reino o para aprender a usar una nueva llave que abre nuevas puertas de solución. ¡Aleluya!

Dios es un Dios de procesos; así trabaja firme y a Su debido tiempo con hombres, familias, ciudades y regiones. Los procesos de Dios no son iguales para todos, ni opera de la misma forma con todos los hombres o naciones. Para quienes sirven a Dios en el terreno profético, el saber estos detalles nos ayudarán a ser menos sanciones más optimistas con la profecía y más pacientes y positivos al esperar los resultados.

En los años acumulados de Ministerio he visto al Señor iniciar procesos con ciudades y naciones que han durado quince, veinte años, o más. Aun creo que muchos de estos procesos eran micro procesos dentro de un gran proceso de muchos años de trato divino y preparación del Espíritu Santo de un territorio para derramar Su poder y producir una seria y poderosa transformación.

He tenido la gran oportunidad de ver el proceso de transformación en Colombia desde los años ochenta.

He viajado a este bello país posiblemente en más de sesenta ocasiones y he ministrado en prácticamente todas sus ciudades importantes, las cuales son muchas. Viví la época trágica de los Carteles de la droga de Cali y Medellín en su apogeo, la época difícil de la guerrilla y los secuestros, pero también la de la intercesión profética, el ungimiento territorial, el iglecrecimiento y el Avivamiento Nacional. Todo ha sido un extraordinario proceso de Dios que aún continúa.

México, posiblemente sea el país más visitado por este Profeta. Desde finales de los años ochenta voy a esta gran nación tres y hasta cuatro veces al año y hasta más. Me acerco a las noventa ocasiones en que he visitado México para ministrar a sus hijos en múltiples ciudades. Junto a maravillosos hombres y mujeres de Dios hemos realizado tareas exhaustivas de batalla espiritual, ungimiento territorial, profecías y congresos Apostólicos y Proféticos impresionantes. Guerreros poderosos han vivido conmigo un proceso largo pero glorioso de transformación de la nación mexicana: Ana Méndez, Oscar Venegas, Eduardo Matarrita, Armando e Irma Toral, Ignacio Corichi, José María Jiménez y muchos más.

El proceso por un Avivamiento glorioso en México aun continua, pero lo alcanzado hasta hoy, sólo nos anuncia en medio de los estorbos del diablo, que el Dios que comenzó la buena obra (el proceso) en esa bella tierra, lo terminará con gloria y que cumplirá cada una de las profecías anunciadas a su debido tiempo.

Para el establecimiento del “escenario profético” de las naciones es necesario tener claramente revelada y entendida esta verdad: El Dios al que servimos, el Dios de la Biblia, es un Dios de procesos. Amén.