miércoles, 9 de julio de 2014

La danza y el baile: Apostol Rony Chaves


LA DANZA Y EL BAILE (PARTE I)
Apóstol Rony Chaves

Todos creemos en la inspiración verbal de la Biblia y sobre todo la del Salmo 150, pero al mencionar el verso 6 del mismo (“Alabadle con pandero y danza”) muchos titubean y hasta dudan de ella. Hasta hoy se ha dicho en muchos púlpitos que la danza fue sólo para el tiempo de David y hay quienes absurdamente afirman que la danza es sólo de la carne (de gente carnal y no espiritual) y legan hasta la osadía otros, de afirmar peligrosamente que es del diablo.

David danzó y mandó danzar en su tabernáculo. Hoy este mismo principio se está restaurando. Aleluya.

Danza es una serie de movimientos cadenciosos o rítmicos del cuerpo, llevados a efecto por la motivación exterior de una voz, o de instrumentos interpretados por músicos que marcan un son.
Por tanto, danzar es sinónimo de ejecutar movimientos rápidos y hasta temblorosos marcados con cadencia, siendo la cadencia la medida que regula el movimiento del que danza o baila.

Danza es sinónimo de bailar. Bailar es ejecutar mudanzas o cambios de posición bajo ritmo.

La danza es una bella manera de alabar a Dios en una forma más completa o integral, pues involucra primero el cuerpo y el alma, llevándonos a una esfera mayor, la del espíritu. Nos lleva a un verdadero climax de júbilo que nos conduce a cumplir su verdadero propósito de existencia, a la adoración sincera y espontánea. Aleluya.


¿DÓNDE COMENZÓ LA DANZA Y COMO NOS LLEGÓ?

Si David introdujo música, cantos e instrumentos por su percepción en revelación divina de lo que ocurre allá en la eternidad con respecto a la adoración al Señor, ¿No sería que también entendió que la danza surgió en la eternidad y no en esta tierra?.
· ¿Danzará Dios? ¿Danzarán los ángeles?.
· ¿Bailará y se gozará Dios, bailarán y se gozaran los ángeles?
· ¿Gritará y saltará el Creador y sus ángeles allá en la eternidad?.
· ¿Por qué danzó el hombre y por qué danzó David?
· ¿Deberá danzar la Iglesia y por qué?
· ¿De quién lo aprendió Israel y los antiguos?
· ¿Deberemos danzar y bailar también nosotros?.

Para poder entender la magnitud de lo que significa la danza como vehículo de expresión para la alabanza de Dios es necesario remontarnos a los primeros hombres en la tierra.

La arqueología, ciencia que estudia lo referente al hombre y sus culturas en relación a la antigüedad afirma que difícilmente se podría marcar el tiempo en que el hombre comenzó a danzar. Los arqueólogos creen que el hombre ha danzado siempre, y más significativamente dicen que danzó mucho antes de que articulara con su boca, labios, lengua y dientes, palabras y sonidos. Aleluya.

El movimiento es y ha sido la primera manifestación o forma de expresión del hombre, la danza ha sido entonces un medio de expresión antiquísimo, en el cual el hombre ha manifestado gozo, júbilo y sobre todo adoración.

Mucho antes de saber hablar (o de hablarse), las personas expresan o se expresan algo a través del movimiento, encogen las cejas o las alzan, y usan las manos para manifestar un pensamiento o acentuar un significado. También con el cuerpo, pies, manos o cabeza hacen manifestaciones más sencillas y menos concretas, sin darse cuenta. Cuando tienen gozo se balancean alegres y dichosos, tiesos y rectos cuando están con ira. Si hay tristeza bajan los hombros, si hay duda mueven a los lados la cabeza y si algo los alegra mueven manos, hombros y aún hasta la cabeza.

Es de recordar cómo por medio de movimientos de los dedos, las manos y la boca (y aún señas corporales) el sordomudo obtiene su lenguaje.

La Biblia nos exhorta a ser semejantes a los niños en nuestra forma de ser, la danza es una forma de ser como ellos. Cuando los niños son de tierna edad, sienten el placer del movimiento rítmico, del saltar, del brincar y del caminar al compás, con o sin música. Pueden aprender que es divertido colocarse en ciertas posturas. Al adoptar esas posturas expresan un significado pero crean también cuadros plásticos con sus cuerpos.

La danza puede constituir una manifestación o expresión directa por medio de movimientos rítmicos, ya individual, ya colectivamente.

Hace 12 años tuve, como un requisito para cursar y aprobar mis estudios de Odontología en la Universidad que matricularme en un curso llamado “Expresión corporal y danza moderna”, en el cual sin palabras, sólo por la misma expresión de todas las partes del cuerpo, se llevaba a los participantes a manifestar todo un mensaje a la audiencia. Hoy a nivel cultural y con antecedentes históricos muy antiguos la danza y la expresión del cuerpo son medios de expresión sin palabras que llevan mensajes e ideas bien definidas a los seguidores de tal arte.

Los antiguos de la Edad Media y de épocas aún mucho más remotas usaron la danza, la mímica y sistemas de expresión semejantes para llevar a los pueblos diversas historias sin palabras. Es de notar, que la Iglesia se vio engrandecida en número porque se usó y se ha usado este método para llevar el mensaje del Evangelio a los hombres, sin palabras (llamado “mimo” o “pantomima” .

Hace miles de años los hombres de las cavernas hicieron dibujos y pinturas de hombres y animales en las paredes de las cuevas en que habitaban, en el sudoeste de Europa. Dibujaron cazadores dando un gran alto en el momento de disparar su arco o con los brazos en cruz, abiertos después de haber disparado una flecha. Dibujaron también otras figuras humanas en el momento de saltar o brincar con típicos movimientos e danza. Los arqueólogos señalan que estas pinturas representan danzas rituales, en las cuales expresaba el hombre el buen resultado que esperaban alcanzar en la guerra o en la caza.

Los arqueólogos han descubierto que las danzas de todos los pueblos primitivos tienen características comunes, implicando esto para nosotros los creyentes que todos los hombres en el principio danzaron para un único propósito, Dios. Aleluya.

Comparando las reliquias arqueológicas existentes, tales como pinturas en las cuevas y las imágenes de piedra, se llega ala conclusión que todos los pueblos primitivos han practicado siempre la danza, y lo han hecho cada vez por las mismas razones y motivos y de un modo semejante. ¿No será que todos los pueblos han tenido un igual principio, un propósito común, el cual es Dios?.

Las danzas antiguas de los pueblos primitivos, así como sus motivaciones, comprenden pocas cosas: nacimiento, amor, enfermedad, muerte, día, noche, vientos, tormenta, el sol y la luna, las estrellas y los cambios de estaciones, las bellezas de la naturaleza y un Ser Supremo. Pero además si esperan muchas cosas: abundancia de alimentos, victoria en la guerra, muchos hijos, fecundidad de sus animales y fertilidad de sus campos.

No teniendo palabras los pueblos primitivos con qué expresar sus emociones y deseos lo hacen por medio de movimientos rítmicos de su cuerpos, giran y saltan, golpean el suelo con los pies, alzan los brazos, se encorvan, patean y brincan, gritan, salmodian y cantan, palmean y baten tambores para marcar el ritmo de sus danzas.

La danza a través de las edades nos indica que tuvo un principio común para todos los humanos en el Creador. Lamentablemente con la llegada del pecado a los Adán, todo el propósito para el cual fue creado el hombre, no sólo con respecto a la danza, sino también respecto a la música y el canto, se pervirtió en manos de los hombres que han estado bajo la influencia del diablo. Pero aún podemos, dentro de todos los rasgos culturales de los pueblos, entresacar el verdadero valor de la danza, la expresión de adoración a Dios más emotiva que pueda quizás manifestar el hombre.

La danza llegó así de hombre a hombre, de pueblo a pueblo, desde el principio a las mayores civilizaciones.

Cuando los antiguos egipcios comenzaron a grabar ideogramas, emplearon la figura de un hombre danzando para representar la alegría o felicidad. Pinturas y grabados descubiertos en tumbas y otras partes por todo Egipto muestran que la danza alcanzó allí un alto desarrollo y jugó un papel importante en la vida del pueblo egipcio. Los sacerdotes ejecutaban algunas danzas rituales sin espectadores.
Los escritores de la Antigua Grecia (imperio posterior al egipcio), hicieron frecuentes comentarios a la danza, la cual formaba parte entre los griegos de la educación nacional.

Aristóteles, pensador griego, definió la danza así: “es la imitación del carácter, emoción y acción por medio de movimiento rítmico”. La Antigua Roma tomó la mayoría de sus danzas, primero de los etruscos y después de los griegos. Hubo sin embargo, unas pocas danzas rituales originales de los romanos.

¿De dónde recibieron la danza los judíos?. Aunque Israel estuvo cautivo decenas de años en Egipto y sometido desde luego a su influencia cultural y religiosa, la danza no la aprendieron de los egipcios. Es de notar que Egipto tenía danza en su cultura, prueba de ello es que en algunas tumbas egipcias se conservan escenas de banquetes con intervención de bailarinas, pero aún así los israelitas recibieron el conocimiento de la danza como la mayoría de los pueblos, por origen e inspiración divina.

En el capítulo 5 del Éxodo y en el verso 1, Moisés y Aarón, al presentarse delante del Faraón le expresan la voluntad de Dios para Israel: deben ser dejados en libertad para ir al desierto a celebrarle la fiesta a Jehová. Una fiesta implica gozo, alegría y según las costumbres orientales, danza y baile.

En el capítulo 15, al haberse logrado la libertad de Israel por los milagros de Dios, Moisés lleva a Israel al desierto a celebrar fiesta en honor a Jehová, allí el pueblo sigue a su líder y canta a Jehová, pero en el verso 20 y 21, María hermana de Moisés y profetisa de Israel, tomó un pandero en su mano y acompañada de todas las mujeres, salieron en pos de ella con panderos y danzas. Israel ya en el cautiverio sabía danzar para Dios, mayormente lo hizo en plena liberación.

Israel utilizaba el baile y la danza:

a) Para celebrar las conquistas o efemérides nacionales como en el pasaje citado de Éxodo 15:20.
b) Para recibir a sus héroes y felicitarles por la victoria, como en I Samuel 18:6-7 al ser recibidos David y Saúl después de derrotar a Goliat el gigante filisteo. También en Jueces 11:3-4, se expresa esta práctica judía al ser recibido Jefté por su hija con danza al vencer a los amonitas (versos 28 al 33).
c) Para manifestar gozo por alguna bendición especial, como en II de Samuel 6:14, al danzar David y su pueblo al llegar el Arca del Pacto a su casa y en Lucas 15:25 al celebrarse con danza el retorno al hogar del hijo pródigo perdido. Aleluya.
d) En los servicios religiosos y actividades que tenían que ver con la fe, como en el Salmo 149:3 y en el 150:4.
e) Por lo general, la gente danzaba ante Dios y en grupos o corros, como evidencia de su gratitud y libertad en Él (Lucas 7:32. En Jeremías 31:13 se motiva a vírgenes, ancianos y jóvenes a gozarse en la danza al recibir una liberación total de la condenación. En el Salmo 68:25 se indica que en el orden del culto judío las doncellas danzando ocupaban un lugar importante. En Jueces 21:21, se habla de una práctica que hoy traería enorme gozo a la Iglesia, la danza en corros o grupos; allí se tomaban de las manos los danzantes y adoraban con su danza al Señor.

Escrituralmente se ve, que la danza fue vivida y practicada en Israel y llevada a un punto culminante por David, tipo de Cristo. La danza es una forma de alabanza que tiene sus raíces en el mundo del gozo, en la morada de Dios. La danza y el baile es aprobado por Dios, pues es una manifestación plena de un espíritu libre en Cristo Jesús, es la expresión máxima de una criatura que se despoja de si misma y de qué dirán para magnificar a la Deidad Suprema con su cuerpo. La danza agrada al Padre, pues brota del espíritu vivificado por Él, Dios celebra nuestra danza y nuestro baile pues Él es quien lo ha puesto en nuestros corazones en lugar del luto y lamento (Salmo 30:11).

Dios es quien mueve a danzar, Él es quien celebra, festeja allá en los cielos con los ángeles cuando un solo pecador se arrepiente de pecado. Él conmemora y se goza con danza sobre nosotros con cánticos (Sofonías 3:17). Su gozo es nuestra fortaleza y para que Él se goce debemos darle la mayor ofrenda de alabanza que involucre nuestro cuerpo, la danza. Nuestra fortaleza viene de su gozo (Nehemías 8:10) y por ende de nuestra humillación ante Él por danza y la alabanza. La danza implica dejar a un lado los prejuicios, el ego y el orgullo y presentar nuestro cuerpo en sacrificio vivo, santo y agradable al Padre, que es verdaderamente nuestro culto racional (Romanos 12:1). La danza es parte de la ministración de la eternidad, procede de Dios y Él la acepta de corazones de niños, limpios de pecado y dispuestos para Él.

¿POR QUÉ DEBE VOLVER LA DANZA A LA IGLESIA?

La danza es una experiencia creadora. Todas las personas especialmente cuando son jóvenes, tienen pensamientos y sentimientos que no son capaces de expresar en palabras, son para ellos realmente importantes y es grande el impulso de expresarlos.

La danza puede ser el mejor medio para ello, ya que el movimiento es tan natural como el habla y con frecuencia hasta más expresivo y libre.
La danza es un lenguaje de alabanza agradable al Padre.
La danza proporciona a los danzantes diversión, gozo, y libertad bajo el movimiento rítmico.

Es un medio de adoración en grupos que motiva el mover poderoso del Espíritu Santo.
La danza individual, pero mayormente en forma colectiva (corros), ayuda a mantener sólidamente unida a la congregación.

Los corros de danza o cercos que forman varias personas unidas por sus manos para divertirse alabando a Dios (y que dejan un espacio redondo) involucran a la mayoría de la congregación haciendo que la alabanza sea muy activa para todos.
CARACTERÍSTICAS Y FORMAS DE LA DANZA.

Técnicamente a las primeras danzas de los pueblos se les llama “danzas primitivas”. Ellas se agrupan por lo menos en tres clases predominantes:

a) Danzas mágicas o religiosas. Estas se bailan para rendir culto a una divinidad. En el caso de los pueblos paganos lo hacen a sus falsos dioses, como lo hicieron los sacerdotes de Baal en el Monte Carmelo frente al profeta Elías (I Reyes 18:26). En el caso nuestro a la Divinidad Suprema, Jehová Dios de los Ejércitos. Amén.
b) Para iniciar a un sacerdote en el servicio.
c) Para asegurar la abundancia de alimento (en caza, pesca y agricultura) o para curar enfermedades, siendo los médicos y sacerdotes que han sido educados desde su niñez los que suelen dirigir esta clase de danzas.

Las danzas que tienen un propósito tribal o social se bailan en el nacimiento de un niño, en la iniciación de muchachos y muchachas en la vida activa de la tribu, en los casamientos, en las iniciaciones y ceremonias de sociedades secretas y en estado de guerra.

Las danzas también son de juego o recreativas y se bailan por diversión, por el puro placer que proporciona el movimiento físico. Los bailarines pueden aprovechar la danza para alardear de su destreza y resistencia atlética.

Estos aspectos mencionados de la danza en diferentes culturas nos muestran la gama de manifestaciones de alabanza que se podría tener en la Iglesia, desde luego practicando la danza de acuerdo a la Palabra y con una motivación clara, alabar a Dios.

En todas partes, los pasos fundamentales de la danza primitiva son semejantes, con movimientos amplios y expansivos en los hombres y pequeños, afectados y sin saltos muchas veces, en las mujeres. Aunque las danzas tribales parecen a veces salvajes y sin pauta, tienen siempre reglas, como bíblicamente también existen reglas para que Dios se agrade de nuestra danza (obediencia, humildad, santidad, pureza).

En algunas tribus las equivocaciones de los danzarines son castigadas con la pena de muerte (el creyente que danza para Dios en pecado y con orgullo se expone a la misma pena), II Samuel 6:5-7.

Todos los miembros de las tribus, hombres, mujeres y niños, paticipan por lo menos en algunas fases de la danza, siendo excluidos algunos miembros por breve tiempo, por causa de luto.

La mayor parte de los pueblos primitivos usaban la danza para mantener unido el grupo social.

Ejecutan danzas de pantomima, en las cuales imitan con el movimiento y los gestos lo que quieren conseguir. Cuando quieren alcanzar victoria en una guerra, danzan una danza de victoria, antes de salir de caza remedan en la danza una cacería afortunada, cuando desean lluvia para sus tierras o siembras, bailan una danza de la lluvia.

El pueblo cristiano tiene su posesión, herencia y bendición de Dios. Dancemos sólo para Él. Amén.

LA DANZA EN LA IGLESIA PRIMITIVA.

Los padres de la Iglesia se dieron cuenta de que el pueblo necesitaba de la danza y el baile. La Iglesia cristiana romana ayudó a que no desaparecieran las danzas. En el siglo VII se prohibieron las danzas eclesiásticas, pero en algunos lugares continuaron bailándose por mucho tiempo. Aunque la Iglesia cristiana contribuyó mucho a la supervivencia de la danza en Europa, no fue la única causa de ello, el pueblo se hallaba muy apegado a los restos de sus antiguos rituales: uno de éstos era la danza de mayo, una antigua danza de la fertilidad; otro el Carol (precursor de nuestros modernos villancicos), un baile en ronda o círculo, acompañado usualmente de canciones. La danza popular floreció en la Edad Media y apareció en dicha época la danza cortesana.

Aunque ya, al mezclarse el paganismo y la idolatría con el cristianismo de los primeros siglos y con ello la decadencia gradual de la mayoría de los principios apostólicos que rigieron la Iglesia primitiva, es de notar que se podía percibir que la danza y el baile eran practicados por ellos para alabar a Dios.

Hoy, tiempo de cumplimiento escritural para restaurar lo que yace caído del tabernáculo de David, esa danza será restaurada y no con mezclas de paganismo y mundanalidad, sino elevada a una danza pura y agradable a Dios.

DIFERENCIA ENTRE BAILE Y DANZA.

Realmente danza y baile son sinónimos. Bailar es hacer mudanzas con los pies, el cuerpo y los brazos en orden y compás.
Danzar es ejecutar movimientos rápidos y cadenciosos con el cuerpo, al son de la música.

Aunque son realmente prácticas muy semejantes, tienen su diferencia que significan importantes matices.

El baile suele tener un carácter popular y un sentido para el grueso del pueblo, un carácter restringido o privado, pero más accesible al pueblo. La danza exige cierta distinción, agrupamiento y publicidad.

El baile es más individual y espontáneo, quizás la danza es más colectiva y ensayada, de más seriedad.

La Biblia nos exhorta tanto a glorificar a Dios con danza como con baile (Salmos 150:4; 149:3).

LA DANZA QUE AGRADA AL PADRE.

Es muy necesario dejar sentado que no toda la danza agrada a Dios, ni toda anza o baile es procedente de la motivación del Espíritu Santo.

El diablo es también productor de muchas imitaciones y recordemos sobre todo que su labor se circunscribe en un alto porcentaje de acción en los cristianos. El puede producir su música, su baile, y su danza (II Corintios 11:14-15).
Danza y baile humana y mundanamente hablando por la perversión que satanás ha hecho de ellas, significa a menudo orgía y disipación (I Samuel 30:16-17). Y también las practicaban los paganos.

Los malos tienen su danza, su salto y su baile, pero no quieren acercarse a Dios (Job 21:7-15).

En el libro de Marcos 6 y versos del 14 al 29, se nos habla de cierto tipo de danza practicado por la hija de Herodías, mujer de Herodes, rey de Israel (vivían en adulterio), la cual satisfizo al jerarca y como resultado de ello fue cortada la cabeza del profeta Juan. Esta fue una danza pecaminosa y satánica.

Éxodo 32, nos narra una experiencia amarga para el pueblo judío en el desierto, mientras Moisés estaba en su ayuno de 40 días delante de Dios en el monte, el pueblo judío estaba en la tierra danzando y haciendo fiesta libertinamente para un becerro de oro que había levantado como imagen de Dios al tardarse Moisés. Al descender Moisés al pueblo (Éxodo 32:19) ardió en ira y reprendió al pueblo. Dios manifestó también su desagrado desatando juicio de muerte en medio de este pueblo. Era danza idolátrica y diabólica desagradable a Dios.

En el libro de I de Reyes 18:26-29 se presenta la lucha o enfrentamiento de Elías y los profetas de Baal en el Monte Carmelo; estos falsos sacerdotes clamaban a su dios saltando y danzando para Baal y cortándose el cuerpo con lancetas para que respondiera su clamor. Esta danza no agradó a Dios y al fin de la pelea todos estos líderes paganos fueron degollados por órdenes del profeta de Dios.

Y el caso más importante, pues se trata del mismo David quien nos muestra con su práctica lo importante de la danza. En el libro de II de Samuel 6, observamos que al traer el Arca del Pacto a Israel al ser reconquistada de los filisteos, David danzó con Israel delante de ésta y lo hizo con música y un gran número de instrumentos, pero la muerte llegó en aquellos momentos a Uza, compañero de alabanza de David, Dios no se agradó de esta danza de Israel. ¿Por qué?.

El mismo David, el mismo Israel, con la misma música e instrumentos, danzaron con toda su fuerza al trasladar el Arca de casa de Obed-Edom a la casa de David y aquí no hubo muerte. Dios se agradó de esta danza. Esto significa que hay un secreto a descubrir para que la danza agrade al Padre; esto está manifestado en la Palabra. Podemos darle danza a Dios que no le agrade y podemos agradarle también con danza y baile.

Varios elementos son necesarios para que nuestra alabanza y nuestra danza agraden a Dios y la acepte como olorosa ofrenda:

a) El individuo que así lo haga debe ser nacido de nuevo, es decir hijo de Dios por el Espíritu Santo (Juan 1:11-13).
b) Debe estar en correcta relación con Dios en el momento de traer su ofrenda de alabanza al altar.
c) No debe haber ningún tipo de pecado en su corazón. Debe tener una correcta relación con los hombres al ofrecer su ofrenda a Dios (Hebreos 12:14-15), la amargura, el odio, ira, rechazo y resentimiento hacia otros no deben estar en el corazón de un ofrendante al Padre Celestial.
d) No debe haber orgullo ni vanidad, ni egocentrismo en su corazón (ni un deseo de lucimiento personal o vanagloria, pecados satánicos), Salmo 138:6; Santiago 4:6).
e) Debe haber una profunda sinceridad, la cual es necesaria e indispensable. La mente y el corazón deben estar puestas en Cristo (Hebreos 12:2). La insinceridad es tratar de acercarse a Dios sólo de labios, pero con un corazón lejos de Él. Esto no agrada al Padre (Isaías 29:13). Las expresiones “orar en la carne” o “danzar en la carne” no tienen significado real si hubiera sinceridad en el que ora o danza, la falta de ella hace que todas nuestras alabanzas a Dios sean carnales y por lo tanto desagradables a Dios.
f) Debe tener un total respaldo de la Palabra. Todas nuestras prácticas de alabanza, como la danza y el baile, la música y el uso de instrumentos y el canto sólo agradarán a Dios si han sido ordenados por Él a través del Espíritu Santo. Amén.
g) Debe privar en el corazón del ofrendante una actitud total de obediencia, sujeción y mansedumbre. Dios no acepta ofrenda de corazones rebeldes, pues la rebelión y la obstinación son para Él como pecados de adivinación e idolatría. (I Samuel 15:23-24).
h) Debe existir en el corazón del ofrendante una actitud de niño, es decir, humildad, paz y armonía que promueve la unidad y la integridad en el cuerpo al alabar a Dios.
i) Una total entrega, respaldo y reverencia al ofrendar a Dios.
j) La carencia de los valores apuntados sólo trae desagrado a Dios y disciplina para el irreverente “adorador”. Busquemos la pureza y la santidad. Amén.
LA OFRENDA MECIDA Y ENCENDIDA AL PADRE

En el Antiguo Testamento Dios instruyó a Israel a traer ante el altar diversos tipos de ofrendas de animales y otros materiales, símbolos de ofrendas de alabanza que saldrían del corazón del hombre. Una de ellas era la ofrenda mecida.

En Éxodo 29:23-25,Dios manda a Moisés al instituir el sacerdocio de Aarón (de la Ley) que tome tortas de pan de diverso tipo y puestas en las manos de Aarón y sus hijos, los sacerdotes las mecieran delante de Dios para consagrárselas.

Esto se llamaría ofrenda mecida al Padre, es decir ofrenda que se movía acompasadamente de un lado a otro con dominio perfecto y se le ofrecía a Dios. Luego se tomaba y se llevaba directamente al altar y se encendía ardiendo sobre el holocausto como olor fragante delante de Jehová. Esta era ofrenda encendida a Dios.
Esta práctica fue instituida en la Ley por Moisés para que los sacerdotes mecieran delante de Dios las ofrendas que serían de olor fragante para Dios y que motivarían Su aceptación para con los ofrendantes (Levítico 7:30; 8:27; 23:11).

Este tipo de ofrendas es un símbolo de nuestras propias vidas que son presentadas hoy a Dios por la obra redentora de Cristo como sacrificios vivos, santos y agradables (Romanos 12:1).

La ofrenda mecida es aquella danza en alabanza donde suave y acompasadamente movemos nuestro cuerpo, casi sin levantar los pies de nuestro lugar, levantando nuestras manos y moviéndoselas al Padre en actitud de entrega y adoración total, mientras le amamos con nuestros labios. Esta danza es quieta, profunda, muy interna y personal, sublime y limpia para Él. Dios la acepta y en el fuego de la adoración por el fluir del Espíritu Santo, ésta se convierte en una bella ofrenda encendida de alabanza que sube como olor suave y grato a la presencia del Altísimo.

MANIFESTACIONES DEL CUERPO EN LA ALABANZA

Tres pasajes claves además de toda una verdad doctrinal a través de la Escritura, nos presenta al hombre como un ser de naturaleza triple en unidad (tricótomo). Estos son

a) I Tesalonicenses 5:23, donde el apóstol Pablo pide a Dios que guarde en la santidad debida a su pueblo en alma, cuerpo y espíritu.
b) Génesis 2:7, presenta el momento de la creación del hombre, dotándole Dios de un cuerpo, aliento de vida (espíritu) y como conjunción de ello, resultó un alma viviente, un ser trino.
c) En Lucas 2:40, habla La Palabra del crecimiento en esas tres esferas que Jesús en su niñez desarrollaba: estatura (cuerpo), en gracia con Dios (espíritu) y sabiduría (mente o alma).

Lo anterior nos sirve de base para afirmar que estos tres elementos juegan un papel importante en la alabanza al Señor. La música y el canto deben considerar los tres aspectos para que la ministración a Dios sea equilibrada y logre conducir a la congregación a la presencia de Dios en forma sabia, espiritual y ordenada. Aleluya.

El cuerpo es lo que refleja al alma y sus emociones, siendo el responsable de ejecutar sus deseos, sus apetitos y su voluntad.

Si el hombre está en su estado natural (sin Cristo en el corazón), el alma con sus pasiones carnales y pecaminosas dominará al cuerpo, y lo que este exprese será desagradable al Padre Celestial. Procede de la carne (Gálatas 5:19-21; 6:7-8; Romanos 8:1).

Los sentidos en el cuerpo son las ventanas o puertas (gusto, tacto, olfato, oído y vista) por medio de las cuales el alma recibe a través de los centros sensoriales dispuestos en el cuerpo las influencias externas que le van a afectar para bien o para mal, dependiendo de la fuente de la cual procedan las sensaciones recibidas (de Dios, del diablo, de los humanos).
Lamentablemente en el mundo natural, donde el pecado y sus tentaciones influencian el alma, el espíritu humano recibe también su descarga negativa a través de la voluntad, del alma y los sentidos. Aquí indefectiblemente domina la carne y no el espíritu.
Es de indicar por lo tanto, que si un hombre no está en su estado natura, o bien si es un verdadero cristiano, renacido por el Espíritu Santo, lo que dominará en él no será la carne sino su espíritu vivificado y por ende las manifestaciones del cuerpo serán sacrificio agradable a Dios.

Es necesario enfatizar que lo malo no es la danza, ni el baile, ni la aclamación, ni el aplauso, sino la actitud con que se dance, baile o aclame o se aplauda. Estas prácticas son bíblicas, lo que las ha desvirtuado es el hombre, alimentado en sus pasiones por el diablo.

Veamos cuántas cosas tiene el alma y qué bien pueden ser alteradas positiva o negativamente con la música y el canto; en ella está el entendimiento, mente o inteligencia, donde tiene su asiento la percepción del mundo que nos rodea, la memoria que resguarda hechos presentes y pasados, la imaginación que nos ayuda a idealizar, la expectación y esperanza, la razón o el juicio. También en ella se apoya el gusto o aprecio de las cosas (talentos, aptitudes y cualidades innatas; todas ellas mentales). Además, involucra el alma las pasiones y apetitos que desviados llegan a convertirse en terribles aberraciones de la carne, así como lo afectivo, emotivo y sentimental y también el sufrimiento o el gozo.

El alma comprende la mente, las emociones y la voluntad, las cuales son pasos hacia el espíritu del hombre. Por ello repito, es necesario que la ministración a Dios considere estos factores y los lleve a un punto de equilibrio. Hoy más que nunca necesitamos una verdadera alabanza espiritual para Dios. Amén.

La voluntad del hombre está determinada por lo que domine en él, si es su alma, sus actos y decisiones serán llevados al plano d pecado, lejos de la voluntad de Dios, más si es su espíritu vivificado por Cristo, será llevado a guiado a una vida abundante por el Espíritu Santo.

Veamos también todo lo que tiene su asiento en el espíritu y analicemos en base a ello todo lo que con la danza y adoración puede ser ministrado o lamentablemente bloqueado y lastimado. El espíritu es el santuario de hombre, es la parte incorpórea donde radica el conocimiento o desconocimiento de Dios; es la parte del hombre que lo saca de un plano de simple criatura animal y lo lleva a existir como un ser superior y con eternidad. Es la parte sensible que puede oír a Dios. En el espíritu está el instinto y en esta parte del ser hay intuición y percepción del mundo espiritual, es la porción del ser que adora y reconoce lo divino. En él está la conciencia y el control de nuestra voluntad, él decide en aspectos importantes como nuestra acciones, obediencia, rectitud y fidelidad. En él está el asiento de la fe o confianza en Dios y la comunión. En él se evidencia el gozo, la libertad y la alegría del Señor.

Al comprender los aspectos del alma y del espíritu antes mencionados, la expresión “manifestaciones del cuerpo en la alabanza” involucra algo más que levantar las manos y mover los pies. Implica que en la alabanza integralmente, espíritu, alma y cuerpo deben expresar a Dios con todo su ser y posibilidad que Él es Digno de toda la gloria (Romanos 12:1).

Por ello es necesario e imprescindible que el alabador o adorador sea verdaderamente hijo de Dios, nacido de nuevo por el Espíritu Santo para que su alabanza sea aceptada por el Señor.

No se pueden usar para motivar a toda la congregación métodos de grupo o manipulaciones sicológicas para que todos se sometan a la alabanza que nosotros queremos imponer; en este caso, el de la alabanza y la adoración, se debe respetar la libertad del hombre; la motivación debe ser sólo la Palabra, la hora del Espíritu y un testimonio íntegro de gozo en la alabanza. Poner a todos a hacer lo mismo religiosamente puede provocar que aún los mismos inconversos o incrédulos lo quieran hacer sin reverencia o se vean forzados a hacerlo, siendo esta alabanza, fuego extraño delante de Jehová.

Dios nos llama a alabarle con el alma; a adorarle en espíritu y en verdad; por tanto cuando Su Espíritu se hace manifiesto en medio de Su Iglesia, Él nos motivará a que lo hagamos con expresiones visibles, manifestaciones corporales que expresan profundas verdades que radican en el interior del hombre, Salmo 103:1; Juan 4:24.

He aquí lo que nos enseña de ello la Biblia:

a) Alabad a Dios con danza (Salmo 150:4 y Jeremías 31:13).
b) Alabad a Dios con baile (Salmo 30:11).
c) Alabad a Dios con aclamación y cánticos (Salmo 47:1; 95:2).
d) Alabad a Dios en voz alta (en vuestras gargantas) (Salmo 47:1; 149; Isaías 43:7,21; Hebreos 13:15).
e) Alabad a Dios con risa y regocijo (Salmo 100:2; 126:2).
f) Alabad a Dios con júbilo (Salmo 47:1).
g) Alabad a Dios con aplausos y batir manos al cielo (Salmo 98:4; 47:1).
h) Alabad a Dios levantando las manos a Él (Salmo 63:4; 134:2).
i) Alabad a Dios con expresiones de alegría (Salmo 98:4).
j) Alabad a Dios con alabanza (Salmo 95:2).
k) Alabad a Dios con instrumentos y cánticos (Salmo 149 y 150).
l) Alabad a Dios con la boca y la lengua (y también en lenguas) (Salmo 51:14-15; Hechos 2:11; I Corintios 14:14-15).
m) Alabad a Dios con llanto (Salmo 42:3; Joel 2:12).
n) Alabad a Dios con brincos y saltos (Salmo 68:3; Malaquías 4:2; Hechos 3).
o) Alabad a Dios de rodillas o postrado (Salmo 95:6; Efesios 3:14).
p) Alabad a Dios acostados (Salmo 149:5).
q) Con todo el ser y las fuerzas ( II Samuel 6:14; Romanos 12:1) Alabad a Dios.