En estos últimos días he comprobado, que poco se habla de unción y de la
presencia del Espíritu Santo, en los congresos se habla de gobierno, de
transitar bajo cielos abiertos, en la unción de tal o cual profeta, lo
cual yo no digo que esté mal, más de que sirve todo ello, sin la
presencia del Consolador en medio del corazón de la Amada, la presencia
del Espíritu Santo, está contristada en muchos hijos. Acaso nos hemos
transformado solo en buenos "motivadores" o coaching, o en los
promotores de la auto ayuda, qué pasó con lo que dice Juan 14:16, o
creemos que vivir una experiencia con el Consolador, fue para tiempos
anteriores y hoy hay que hablar de otras cosas, como si aquello hubiese
sido para otra época .
El mismo Espíritu Profético de Dios Padre, me
mostró y me exhortó que hoy hay una generación que no tiene relación con
el Espíritu Santo y que muchos que teníamos comunión con el bendito
Consolador, lo hemos contristado, por ello no puedo callarme, como
siervo, como hijo, como profeta y atalaya, lo debo decir, amados
siervos, debemos darle lugar a la presencia del Espíritu Santo.
Tiene
que haber mayor humildad y autocrítica en el liderazgo, mis amados y
reconocer que a veces olvidamos cosas fundamentales, y saber que en
muchas personas, el Espíritu Santo está contristado (Efesios 4:30).
Hoy
debemos decidir restablecer la comunión con Él primordialmente,
recordando que en la tierra solo está el Consolador y la Iglesia, y
nunca pueden estar separados uno del otro, o quizás queremos seguir así y
cuando digamos el “espíritu me dijo”, debemos preguntar ¿qué espíritu?,
no lo creo mis amados, yo aún confío en los corazones que vio el Padre
en todos los que le sirven, los cuales tienen el sello de su presencia,
solo debemos despertar. Para que “avivamiento”, “iglesia”, “gobierno”,
“sacerdocio”, “apóstol”, “profeta”, “evangelista”, “pastor”, “maestro”,
sean lo que deben ser, palabra y nombres poderosas, es el tiempo de
cambiar historias de ciudades, de naciones y de muchas vidas, que claman
desesperadas, este es nuestro tiempo mis amados, pero sin la Presencia
del Consolador, perderemos el tiempo. (Mateo 10, 17-22)