Bajalo en Word:
La música en la Adoración:
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia; a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra.
2 Timoteo 3:16-17
http://www.paralideres.org/files/pic_1335.pdf
Para la mayor parte de los lectores de este libro, la autoridad final descansa, no en los caprichos pasajeros de la psicología, ni en las aseveraciones dogmáticas de la elite musical, sino en la revelación de Dios para su pueblo, la Biblia. Ya sea que el asunto involucre finanzas, relaciones o música, la Palabra de Dios es una ‘‘lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino’’ (Salmo 119:105)
La necesidad de enfocarse en los datos bíblicos es esencial en el área de la música, ya que los sentimientos subjetivos y los prejuicios culturales han empañado la verdad a través de la historia. Calvino limitó la adoración colectiva a versiones métricas de los Salmos. Después de todo, el Salterio es el libro bíblico de alabanza. ¿Cómo podría cualquier composición humana compararse con el texto de la misma Palabra de Dios? La conclusión les sonaba razonable a Calvino y a multitudes de creyentes que seguían sus enseñanzas, pero, ¿era una conclusión bíblica? ¿Imponía la Biblia misma estas restricciones a la adoración colectiva?
La historia nos ayuda a darnos cuenta de que no podemos depender de nuestros sentimientos únicamente, por fuertes que sean, en esta área. Nuestra propia crianza y cultura nos cautivan tan fuertemente, que se nos hace muy difícil tomar decisiones objetivas. Nosotros necesitamos desesperadamente tomar nuestras opiniones subjetivas y ponerlas bajo el escrutinio objetivo de la Palabra de Dios. Sólo entonces, podremos distinguir los hechos de la fantasía, la verdad de las especulaciones.
LA PRIORIDAD DE LA ALABANZA
En el plan de Dios, la alabanza a través de la música no está marginada. Lutero dio en el blanco cuando buscó exaltar la música en los términos más elevados y la llamó ‘‘un noble don de Dios, próximo a la teología’’. En la adoración en el templo del antiguo pacto, había 4.000 levitas señalados para adorar a Dios con instrumentos (1 Crónicas 23:5), y 288 cantantes entrenados para adorar con sus voces (1 Crónicas 25:7). La magnitud de esta empresa demuestra por sí misma la prioridad que el Padre puso en la alabanza.
El libro más largo de toda la Biblia es el libro de Salmos, el cual es el himnario de los antiguos hebreos. ¿Se le dedicaría tanto espacio en la Biblia a un asunto que no estuviera cerca del corazón de Dios?
El sistema de los sacrificios era central en el servicio del antiguo pacto, pero el Rey David vio a la adoración a través de los cánticos como algo que deleitaba más a Dios. En el Salmo 69:30-31 el inspirado salmista escribió:
Alabaré yo el nombre del Señor con cántico, lo exaltaré con alabanza; y agradará al Señor más que sacrificio de buey, o becerro que tiene cuernos y pezuñas.
Las Escrituras no presentan al Padre bostezando a través de la porción de las alabanzas de nuestros servicios, antes de la Palabra hablada de Dios. Más bien, el Padre busca activamente adoradores verdaderos, que lo adoren en espíritu y verdad (vea Juan 4:20-24).
Mientras más trivializamos la alabanza, ya sea por relegarla a una pequeña parte en el servicio, o por una preparación irresponsable, mas nos alejamos de los parámetros bíblicos. La adoración es primaria.
LA FORMA DE ADORACIÓN
Pero, ¿cómo debemos usar la música en la iglesia y en la vida diaria? Dios pudo haber inspirado a un escritor para que incluyera en nuestras Escrituras un orden autoritario para el servicio, incluyendo las canciones que se debían cantar, los instrumentos que se debían tocar, y el estilo apropiado a usarse. ¡Sólo imagínese cuánto se ahorrarían las iglesias en boletines impresos!
En vez de esto, al estudiar la adoración en la Biblia, es chocante descubrir la riqueza en la variedad, y las escasas restricciones en su forma. ¡He aquí el vasto guardarropa con que la adoración bíblica se viste!
La variedad de instrumentos
1. Arpas (Apocalipsis 5:8)
2. Instrumentos de cuerdas (Habacuc 3:19)
3. Trompetas, bocinas, címbalos, arpas, salterios (1 Crónicas 15:28,29)
4. Panderos (Éxodo 15:20)
5. Gitit (un instrumento de cuerdas) (Salmo 8, título)
6. Instrumento de diez cuerdas (Salmo 92:3)
7. Flautas (Salmo 150:4)
8. Címbalos resonantes (Salmo 150:5)
La variedad en volumen y sonidos
1. A gran voz (Apocalipsis 5:12)
2. Como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; como arpistas que tocaban sus arpas (Apocalipsis 14:2)
3. Voces acompañadas de instrumentos (2 Crónicas 5:12-13)
4. Gritos de júbilo (1 Crónicas 15:28)
5. Instrumentos resonantes (2 Crónicas 30:21)
6. Clamores de alegría (Salmo 95:1)
La variedad de adoradores
1. Músicos y cantantes señalados, entrenados por un maestro capacitado (1 Crónicas 15:22)
2. Organizados en una cadena de mando (1 Crónicas 16:5; 25:6)
3. Dúos (Jueces 5:1)
4. Todo el pueblo de la tierra, dirigido por los cantores y los instrumentos (2 Crónicas 23:13)
5. Todo lo que respire (Salmo 150:6)
La variedad de maneras
1. Saltando con júbilo(1 Crónicas 15:29)
2. Aplaudiendo (Salmo 47:1)
3. Danzando (Ex. 15:20)
4. Alzando las manos en el santuario (Salmo 134:2)
5. Asignados para alabar (no espontáneamente) (2 Crónicas 20:21)
6. Espontaneidad vigilada (1 Corintios 14)
7. Por todo el pueblo, dirigido por cantores y músicos (2 Crónicas 23:13)
8. Dirigido por directores musicales (Nehemías 12:46)
La variedad de lugares
1. En la gran congregación, en la casa del Señor (1 Crónicas 25:6)
2. En los muros de Jerusalén (Nehemías 12:31)
3. En el aposento de invitados de una casa (Marcos 14:26)
4. Bajando de una montaña (1 Samuel 10:5-6)
5. En su santuario y en la magnificencia de su firmamento (Salmo 150:1)
6. En la cama (Salmo 149:5)
7. En la cárcel (Hechos 16:25)
La variedad de enfoques
1. Dirigida a las naciones (Salmo117)
2. dirigida el uno al otro (Efesios 5:19)
3. dirigida a un rey perturbado (1 Samuel 16:23)
4. dirigida a los reyes paganos (Salmo 2)
5. dirigida a toda la tierra (Salmo 100)
6. dirigida a Dios (Salmo 138)
La variedad en contenido
Enseñando o delineando la verdad: con mucho contenido (Salmos 1; 119; 127), con reflexiones livianas sobre una verdad (Salmo133).
· Oración:
· Para abrir el corazón de Dios (Salmo 131),
· pidiendo liberación (Salmo 3; 38),
· con un énfasis en las necesidades personales (Salmo 6),
· por venganza de los enemigos (Salmo 137),
· confesión, y pedido de perdón (Salmo 51).
· Alabanza:
Por sus obras maravillosas (Salmo 8),
Acción de gracias (Salmo 138),
testimonio de lo que Dios ha hecho en la vida personal (Salmos 18; 116),
testimonio de lo que Dios ha hecho en la vida de una nación o en la historia (Salmo 78; 105).
· Exhortación:
A los reyes paganos (Salmo 2),
a los creyentes, para que alaben al Señor (Salmo 134),
para dar gracias (Salmo 136),
para esperar en el Señor (Salmo 131).
· Una confesión de integridad personal (Salmo 101).
· Usando repeticiones (el Salmo 136 repite la misma frase veintiséis veces).
La variedad de ocasiones
1. La dedicación del muro (Nehemías 12:27),
2. Marchando delante de un ejército (2 Crónicas 20:21),
3. Acompañando las ofrendas (2 Crónicas 23:18),
4. acompañando una fiesta (2 Crónicas 30:21),
5. el ungimiento de un rey (1 Reyes 1:34),
6. durante la luna nueva, durante la luna llena (Salmo 81:3),
7. en un servicio en la iglesia (1 Corintios 14),
8. trayendo el arca del pacto (1 Crónicas 13:7),
9. comiendo la cena pascual (Marcos 14:22),
10. en un tiempo de crisis personal (Hechos 16:25).
La variedad en las horas del día
1. La mañana o la tarde (1 Crónicas 23:30),
2. la noche (Salmo 92:2),
3. ‘‘desde el nacimiento del sol hasta donde se pone’’ (Salmo 113:3).
La variedad en posturas
1. De pie (1 Crónicas 23:30),
2. marchando delante de un ejército ( 2 Crónicas 20:21),
3. levantando las manos (Salmo 28:2),
4. arrodillándose, postrándose (Salmo 95:6).
La variedad de estados de humor
1. Con gozo (Salmo 33:1),
2. con un tono suave y solemne del arpa (Salmo 92:3),
3. endechando con lamentación (2 Crónicas 35:25).
APLICACIÓN DE LA BIBLIA EN CUANTO A LAS FORMAS
En este estudio de las formas musicales, podemos notar muchas implicaciones que conciernen a la controversia presente.
Primero, nuestro Dios creativo ha permitido a sus criaturas ejercitar una gran creatividad en la adoración. Y la Palabra de Dios ni siquiera nos restringe a la multitud de formas nombradas en la Biblia. En otras palabras, el juntar las manos mientras se ora, si bien nunca se menciona en la Biblia, no debe ser restringido por esa razón. Adicionalmente, si una cultura no ve nada malo en el uso del piano, y su uso no viola ningún principio bíblico, somos libres, aparentemente, de usarlo en la adoración. Ciertamente, Dios nunca ordenó que ciertas formas fijas se siguieran rígidamente semana tras semana sin importar la cultura. ¿Podría ser que a menudo estemos representando mal a nuestro creativo Señor, cuando nos restringimos a unas pocas formas excesivamente usadas?
Segundo, muchas de las críticas de la música cristiana contemporánea son expuestas extrabíblicamente. Por ejemplo, algunos críticos menosprecian ciertos coros de alabanza que son teológicamente correctos, pero que no son ricos en profundidad teológica cuando se los compara con, por ejemplo, las obras de Charles Wesley. Y aquellos que han seguido los pasos de Wesley, pueden ser elogiados por una tradición de himnos que han servido bien a la iglesia enseñando la teología bíblica.
Pero, desechar un coro contemporáneo simplemente porque relata un testimonio personal de la libertad dada por Dios, no es un discernimiento maduro sino, más bien, un prejuicio no analizado. Muchos de los Salmos inspirados no son ‘‘teológicamente ricos’’. El Salmo 70 es un simple clamor de ayuda a Dios. El Salmo 150 es una exhortación a alabar a Dios en varios lugares y en varias formas. No todas las canciones cristianas necesitan una profundidad doctrinal para ser útiles para la adoración.
Los críticos deben tener cuidado, no sea que se encuentren en la incómoda posición de tener que explicar por qué la canción ‘‘Y Puede Ser’’ (‘‘And Can It Be’’) en toda su profundidad teológica, es superior a muchos de los Salmos inspirados.
Concedido, hay un lugar para los himnos de Wesley; pero el imponer su estilo como el parámetro por el cual se juzgarán todos los himnos, no puede ser bíblicamente justificado. Si se escribe una canción acerca de lo bueno que es cuando las personas se llevan bien el uno con el otro, ¿la consideraríamos como poco profunda? Si lo hacemos así, estaríamos menospreciando el Salmo 133. El imponer como parámetro la necesidad de ser ‘‘teológicamente rico’’ tiene la apariencia de sabiduría espiritual, pero realmente es un intento de ser más espiritual que la misma Biblia.
Otros han propuesto las armonías ricas como una característica de toda buena música. Pero, la Biblia no dice nada de las armonías ricas. Si un cierto grupo cultural estima esto como importante, está bien para ellos. Pero, imponer esto como un parámetro para medir la buena música eclesiástica para todas las culturas, en todas las épocas, es ciertamente ir más allá de la Biblia.
Aun otros argumentos ----tales como: ‘‘La melodía tiene que ser dominante’’; ‘‘Las canciones no deben comenzar apareciendo gradualmente de la nada (fade in), ni tampoco desvanecerse al final (fade out), sino que deben tener un comienzo y un final definidos’’; ‘‘El ritmo apela a la carne’’---- tienen que encontrar su apoyo fuera de la Palabra revelada de Dios. Pero, si hay una diversidad tan grande de formas, ¿cómo podemos decidir qué forma usar? ¿Debemos usar la variedad tan sólo por variar, para mantener a la congregación interesada? ¿Debemos sentir la responsabilidad de usar todos los métodos antes mencionados en algún momento durante el año? ¿Debe el ministro escoger el estilo que más le guste, sin importarle la tradición? ¿Qué pasaría si Isaí y sus hermanos ofrecen acompañar una canción sacra con sus ‘‘kazoos’’ (chicharras) durante el momento de levantar la ofrenda? ¿Los rechazaríamos de golpe por nuestra cautividad cultural en oposición a la creatividad divina?
Estas y otras preguntas sólo pueden ser contestadas cuando estudiamos las funciones de la música en la Biblia. Una vez que entendemos cómo debe funcionar la música en un contexto específico, podemos escoger la forma que mejor ayuda a esta función.
LAS FUNCIONES DE LA MÚSICA
Antes de que escudriñemos las Escrituras para encontrar las funciones de la música, deben ser establecidos dos principios que servirán de guía. Primero, cualquier mandamiento bíblico debe ser considerado como la norma a seguir. Segundo, ya que los Salmos son canciones inspiradas, debe entenderse que sus variadas funciones son legítimas. Así que, usando estos dos principios como guías, ¿cuáles son las funciones de la música que encontramos en la Biblia?
Al igual que en las formas, encontraremos que hay múltiples funciones de la música presentadas en la Biblia.
Para enseñar
Colosenses 3:16 nos habla de ‘‘enseñarse... los unos a los otros con salmos, himnos y canciones espirituales’’. El Salmo 27 y los himnos de Charles Wesley son modelos excelentes de esta función.
Para amonestar
Una vez más, vemos que Colosenses 3:16 nos indica que debemos ‘‘exhortarnos unos a otros con salmos, himnos y cánticos espirituales’’. La palabra griega noutheteo traducida exhortar, puede también ser traducida, ‘‘amonestar, aconsejar, instruir’’.
Colin Brown la define de la siguiente manera: ‘‘Ejercer influencia sobre la voluntad y las decisiones de otro con el objeto de guiarlo a una buena conducta o animarlo a seguir lo enseñado’’.
En otras palabras, amonestar presupone que ha habido enseñanza y se procede a exhortar a alguien a seguir ese curso. Las almas voluntariosas deben ser corregidas, aconsejadas y retadas por estos cánticos para que cambien su curso. Ejemplos en los Salmos se incluye el Salmo 131, que exhorta a Israel a ‘‘esperar en Dios’’.
Para alabar a Dios
La palabra hebrea yadah (como aparece en el Salmo 43:4) puede ser traducida por ‘‘alabar, confesar o dar gracias’’. El Libro Teológico del Antiguo Testamento la define como ‘‘la proclamación pública de los atributos de Dios y sus obras’’. Así como en nuestra confesión de pecados reconocemos y nos ponemos de acuerdo con Dios en cuanto al mismo, en la alabanza confesamos los atributos y las obras de Dios. La acción de gracias puede ser incluida en la alabanza. El Salmo 8 alaba a Dios por sus maravillosas obras. El Salmo 138 le da gracias por su carácter y por sus hechos.
Para confesar pecados a Dios
El Salmo 51 expresa la confesión de un pecador y su oración pidiendo perdón.
Para hacer una petición a Dios
Salmo 3
Para contar un testimonio personal
Salmo 116
¿Son éstas las únicas funciones legítimas de la música? Dios nunca le puso límites en su Palabra; entonces, ¿qué derecho tengo yo de hablar en lugar de Dios y negarle una función que
Él nunca prohibió? Puede ser que funciones como cantar ‘‘Cumpleaños Feliz’’ en una fiesta, tocar en una banda de la escuela superior, o componer una pieza musical por el puro placer de disfrutar de la música, no sean prácticas específicamente recomendadas en las Escrituras, pero tampoco son condenadas.4
Y ¿qué de nuestra himnología evangelística que ha sido atacada y señalada como sub-bíblica por algunos? Una vez más, aunque el uso de la música con propósitos evangelísticos nunca es mencionado específicamente en la Biblia, esta función nunca es condenada. Y así como el apóstol Pablo buscaba usar cualquier método legítimo (1 Corintios 9:22) para ver a la gente salvarse, de cierto la historia enseña que la música es uno de los medios más poderosos de evangelismo, cuando se le acompaña con predicación ungida. Aun en un servicio de iglesia, Pablo reconocía la presencia de los incrédulos e indicó que ellos debían ser tomados en cuenta cuando se planearan las actividades de adoración. Entonces, ¿no deberíamos tener en cuenta a los incrédulos cuando seleccionamos nuestra música?
Además, la canción evangelística podría ser vista como un método de enseñanza (cómo salvarse), o de amonestación (la necesidad de salvarse), funciones que son claramente establecidas en Colosenses. Cualquiera que sea el caso, aquellos que denigran la función evangelística de la música están yendo más allá de las Escrituras.
LA SELECCIÓN DE LA MÚSICA
Pero volvamos al ministro y su dilema con la banda de kazoo (chicharra). Aunque tenemos una multitud de formas musicales disponibles para nuestro uso, no todas servirán al mejor propósito de la función pretendida del levantamiento de la ofrenda. ¿Es la intención acercar el corazón de los adoradores para que alaben a Dios de todo corazón? Si es ésta la intención, tal vez la banda de kazoo fracasaría. Resérvela para una cena de premiación de un concurso.
Tal vez un especial del coro centralizado en la grandeza del Señor funcionaría bien en ese momento. Un hermoso solo de órgano, si la melodía es familiar, podría dirigir la mente de los adoradores a medida que la letra es recordada. Pero si la melodía no es familiar, el solo podría llamar la atención hacia la música y el solista más que hacia el Señor, y una vez más, la función pretendida de la adoración no sería cumplida.
No quiero decir con esto que un solo de órgano que no sea familiar es malo en sí mismo o que nunca deba ser usado. Pero en un segmento de un servicio designado para la adoración, la función debe determinar la forma o el estilo a usarse. Por consiguiente, cuando estemos luchando con las decisiones concernientes a qué forma o estilo usar, podemos decir que la forma siempre debe estar subordinada a, y determinada por, la función pretendida en un contexto particular.
Constantemente debemos preguntarnos por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo. Albert Einstein dijo muy bien que, ‘‘la perfección de los medios y la confusión de los fines parece caracterizar nuestra época’’. Demasiadas veces esta deficiencia caracteriza nuestro uso de la música en la iglesia. ¿Cuántas veces escogemos un himno tan sólo porque nos gusta la melodía, entrenamos a nuestros coros en un estilo solamente porque así dice la tradición, o restringimos nuestra variedad de formas al gusto musical de los líderes? Más bien necesitamos determinar nuestras metas y luego escoger las formas que mejor nos ayuden a alcanzar esas metas.
Charles Wesley escribió muchos himnos para ayudar a la persona común a aprender teología bíblica. Mientras que mucha de la predicación de sus días estaba por encima de la capacidad intelectual de la gente común, sus himnos pusieron la Biblia en un estante más bajo, accesible a todos. Muchos de los coros de hoy, de los cuales mucha gente testifica que funcionan muy bien en un contexto de adoración, no atinarían a los objetivos de Wesley.
De la misma manera, la pasión que movía a D. L. Moody era el evangelismo. Cuando él buscaba un director de cánticos para sus servicios, no preguntaba en el conservatorio local por el mejor músico o solista. Más bien, buscaba a una persona que tocara el corazón de los perdidos y extraviados con su dirección y su canto.
Muchos cantantes bien entrenados en el estilo de la ópera, podrían fácilmente haber superado a Ira Sankey. Pero las metas de Moody no eran obtener reportajes impresionantes de la prensa, o mejorar la apreciación del público por la buena música. Él quería ver las almas salvarse. Dios usó a Ira Sankey y su habilidad para ‘‘cantar el evangelio’’ en uno de los esfuerzos evangelísticos más efectivos del mundo.
En los arreglos evangelísticos que Moody hacía, la música de Sankey alcanzaba a la gente común en una manera en que Bach nunca hubiera podido. De acuerdo al historiador Paul Lang, en los últimos años de Bach, su propia congregación en Leipzig no podía comprender su música. Stevenson señala que en una campaña de cuatro meses en Europa, Sankey cantó para más de 2 millones de personas. Como contraste, ‘‘aún se cuestiona si un total agregado de unas 2.500.000 personas escucharon las interpretaciones de las obras maestras de Bach, como sus pasiones o misas, durante todo el siglo 19’’. El himnario de Sankey llamado ‘‘Salvación y Solos’’ sin duda alguna ha salvado a millones. Por otro lado es dudoso que alguna composición de Bach haya traído al altar a alguna persona para confesar sus pecados, o haya movido a alguien al salón de consejería por una oración pastoral’’. Desde la perspectiva de los críticos ‘‘serios’’ de música, las obras de Bach son por superiores por mucho a las de Sankey. Y sin duda muchos han sido atraídos más cerca de Dios al ser expuestos a la música de Bach. Pero para la gente a la cual Moody se estaba dirigiendo, y para poder cumplir el propósito de evangelizarlos, la música de Sankey probó ser superior.
¿Debemos, pues, todos nosotros acudir en masa a las canciones de Sankey cuando queremos evangelizar? No necesariamente. Sus canciones evangelísticas funcionaron bien en América y en algunos pueblos de Europa, a finales del siglo 19. Hoy debemos evaluar nuestra propia cultura para saber qué formas o estilos sirven mejor a funciones tales como evangelizar a los perdidos, enseñar y amonestar a los creyentes, alabar y orar al Padre, o desearle un feliz cumpleaños a un niñito.