Introducción:
Hace varios días el Espíritu Santo me inquietaba a leer Colosenses, y me decía a lo mejor soy yo…pero… todas las noches me traía a memoria Colosenses, no fue hasta hoy que lo leí y entendí que Dios quiere hablarle a su pueblo. Y por consiguiente…Obedecí. Este es un extracto de lo que el Señor quiere hablarle a su pueblo con la Palabra como fundamento. Muchos dirán…o ya yo sé de qué habla Colosenses, o se mucho de la Biblia, pero quiero que entiendan la Esencia de lo que “Nuevamente” les desea recordar nuestro Padre Celestial. Primeramente me lo aplico a mi vida y oro porque nuestro Padre abra nuestros corazones a recibir con mansedumbre y humildad su Palabra de Vida en el nombre de Jesús. Amén.
A. La obra Salvadora de Dios (1:9-23)
Pidamos primeramente al Padre Sabiduría Espiritual, el orar los unos por los otros, dar gracias a Dios, tener fe en Cristo y amor entre los hermanos. Habla también de guardar la esperanza en los cielos, habla de llevar fruto y crecer entre vosotros.
Amarnos en el espíritu. Pidiendo ser llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual. Porque solo así dice la Palabra de Dios, podremos andar como es Digno del Señor (1:10).
Seamos fortalecidos con todo Poder conforme a la potencia de su Gloria, solo así obtendremos fortaleza y paciencia y con gozo daremos gracias al Padre quien nos hizo no solo a mí o a ti, sino a todos. Debemos vernos en el espíritu amándonos los unos a los otros.
Testimonio: Cuando veo que una persona no le caigo bien o veo sentimientos que no provienen de Dios, no veo a la persona como mi enemiga, ni expongo o critico personas que envidien o celen. Y no es que no pudiera soy humana también, pero antes de abrir nuestras bocas deberíamos preguntar al Señor… ¿Señor te agradaré si critico? ¿Te agradaré si le reclamo a las personas sus difamaciones y murmuraciones? ¿Señor te agradaré si la juzgo? Ya sabemos cuál es la respuesta.
¿Cierto? Claro que no le agrada al Padre es pues entonces debemos negarnos nosotros mismos primero y actuar con Sabiduría espiritual y mostrar amor al prójimo, bendecirlo y orar por esa persona y verás que en poco tiempo las actitudes de las otras personas cambiarán cuando vea nuestro cambio primero.
Debemos de pensar cómo piensa Cristo, debemos de amar como El nos ama, solo así la Iglesia crecerá en sabiduría, crecerá en frutos y crecerá en toda inteligencia. Seamos pacientes y fortalecidos porque nuestra reconciliación es por medio de la muerte de Cristo, el primogénito de toda creación, porque en Él fueron creadas todas las cosas, todo fue creado por medio de él y para él (1:15-17), para poder obtener su herencia incorruptible de su Salvación, su Redención, por medio de aquel que nos amó, Jesucristo. Quien es nuestra cabeza y nosotros solo piezas de su cuerpo, nadie es más grande que otro, porque todos somos necesarios en El, para Él y con El.
Muchas veces pedimos Poder y Autoridad y Unción pero… ¿no es mayor el Amor, la Fe y la Esperanza? Pidamos sobre todas las cosas Amor del Padre para con los demás y de seguro te dará de todo lo demás.
¿Cuál fue el primer objetivo de Jesús que lo llevó a la cruz? Ya él tenía Poder, Autoridad y Unción para dictar con su boca a condenar, criticar y juzgar a todos los que le acusaban. Y no lo hizo, porque El es nuestro mayor ejemplo de Amor por nosotros, mas no pensó en El sino en un pueblo rebelde en la cual el traería esperanza y vida eterna para redención de nuestros pecados. Si, Cristo padeció por Amor, el único Hijo de Dios que no llevó pecado en el Universo entero!
¿Qué pasa Iglesia? Amémonos sin fingimiento, porque este es el verdadero crecimiento en el Señor que nos amemos unos a otros independientemente de tu religión, de tu llamado, de las ofensas, del poder que se te haya sido otorgado o dones entregados. ¿No dice la Palabra que el mayor de todos es el Amor, la Fe, y la Esperanza?
Debemos valorar nuestra Salvación y atesorarla como lo más preciado de nuestras vidas que nos fue otorgada por su gracia. El desea que nos relacionemos con El.
Reconciliémonos con El. Cristo es nuestra primacía, nuestro primero en Todo. Haciendo la paz mediante la sangre de su cruz (1:20) y en su cuerpo de carne por medio de su muerte para presentaros Santos y Sin Mancha e Irreprochables delante de Él.
No permitamos que se manchen nuestras ropas, ni que se estrujen, no permitamos perder nuestra herencia de Salvación, es una línea tan fina que nadie esta exento.
Velemos por nuestra corona de vida, que nuestros nombres sigan escritos en el Libro de La Vida. Firmes en Cristo y sin perder la esperanza de la Obra Salvadora de Cristo, perfectos y maduros en El. (1:28, 2:2-4)
b. La Nueva Vida en Cristo (2:8)
“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas basadas en las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según Cristo.”
En nuestra nueva vida en Cristo y su plenitud estaremos completos en él. Debemos ser transformados espiritualmente (2:11) , unidos en Cristo al ser sepultados con él en el bautismo y resucitados con él a una vida nueva.
No critiquemos en asuntos de comida, de religión, de vestimentas, etc. Todo esto es sombra de lo que ha de venir (2:17) Pero el cuerpo es de Cristo. Que nada ni nadie nos prive de nuestro premio al ponernos de acuerdo con opiniones, conversaciones, murmuraciones, que no van de acuerdo ni está unido a Cristo porque se hinchan de vanidad por sus propias mentes carnales (2:18).
Debemos como cuerpo e Iglesia de Cristo (independientemente de la religión, denominación, vestimentas, cultura, socio-económica, etc.) debemos unir nuestras coyunturas y ligamentos propios y crecer pero con el Crecimiento que da Dios (2:19).
La teología no te da el crecimiento, la intelectualidad no te da el crecimiento, la cantidad de años lleves en el evangelio no te da el crecimiento, cuan poderoso el Señor te use en el púlpito tampoco te da el crecimiento. Lo único que nos da el crecimiento en Dios, es Nuestra Relación con El.
Los preceptos son solo mandamientos y doctrinas de hombres, tales cosas son buenas pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne. Solamente relacionándonos con el Señor podrá traernos una transformación en nuestras almas, mente, corazones y espíritu conforme siempre a su divina Voluntad.
Poniendo siempre la mira en las cosas de arriba, estar en su presencia y buscadla como niño busca la leche, para cuando El se manifieste, entonces nosotros también seremos manifestados con él en Gloria (3:4).
Algunas cosas que debemos hacer morir son:
1. Fornicación
2. Impurezas
3. Pasiones desordenadas (homosexualidad, lesbianismo, pornografía, perversión, prostitución, etc.)
4. Malos deseos (contra nuestros propios hermanos)
5. Avaricia
6. Idolatría
7. Ira
8. Enojo
9. Malicias
10. Blasfemias
11. Palabras deshonestas
12. Mentir
(3:5-11)
Lista de nuevas vestimentas debemos llevar :
1. Santidad
2. Amor
3. Misericordia
4. Bondad
5. Perdón
6. Humildad
7. Mansedumbre
8. Paciencia
9. Soportaos los unos a los otros
10. Paz
11. Ser agradecidos
12. Corazón sincero
13.Agradar al Señor
14. Obediencia
15.Temor a Dios
16. Justos y rectos
17.Sabiduría Espiritual
18. Oración
Cristo es la cabeza del cuerpo que es la Iglesia (1:18)
“Es Antes que todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.” (1:17)
Y por la Predicación del evangelio a los gentiles, a los que él da a conocer los designios de Dios, antes secretos pero ahora revelados en Jesucristo que es la esperanza gloriosa para cuantos creen en él. (1:25-27; 2:2-3). Los Valores del Evangelio de la Gracia en Cristo habita corporalmente toda plenitud de la divinidad (2:9) y en él alcanzan los creyentes su propia plenitud (2:10-15) en consecuencia, debemos abandonar actitudes y preceptos que no concuerdan con la nueva vida en Cristo (2:13-17; 20-22) y buscar las cosas de arriba donde está Cristo sentado a la diestra de Dios (3:1). Esa nueva vida ha de ajustarse a los principios de la nueva humanidad creada en Cristo (3:10) tanto en lo estructuralmente personal (3:5,8-9) como en lo que afecta a la convivencia en la Iglesia, en la Familia, entre las amistades o en el trabajo (3:5-4:1). El evangelio proclama la superación en Cristo de Todo lo
que conduce a establecer diferencias hostiles entre persona y persona, porque Cristo “Es el Todo y en Todos” (3:11).
En consecuencia, aquellos a quienes Dios ha querido Escoger tienen el deber inexcusable de vivir en recíproca disposición de humildad, perdón, paz y “amor, que es el vínculo perfecto.” (3:12-14).
“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.” (Col. 4:6)
De esta manera nos mantendremos firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere. (4:12)
Les digo Iglesia:
“Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor.” (4:17)
Bendecidos;
L. Aileen Aponte
Sierva en Cristo
Reina Valera 1995