La adoración es una llave vital para el cambio personal. Es la verdadera esencia de la madurez. La adoración no es simplemente una actividad humana, sino un encuentro con el Dios viviente. Sam Sasser.
La adoración es una de las de las cosas más reveladoras en las que un ser humano puede estar comprometido. Para realmente adorar, debemos derramar nuestros corazones delante del Señor con vulnerabilidad, honestidad y transparencia.
Pero este es un acto de madurez espiritual. Los cristianos inmaduros estarían más cómodos con la misma rutina de adoración semana tras semana en donde se requiere muy poco de ellos y además se sabe que va a suceder desde el principio hasta el final.
El Espíritu Santo ha estado llamado a la iglesia en estos días. Su clamor es que crezcamos y que experimentemos un mayor grado de victoria sobre el enemigo, que tengamos una mayor intimidad con Jesucristo, que muramos a nosotros mismos y que nos sirvamos los unos a los otros como nunca antes lo hemos hecho.
Esta madurez a la que nos llama el Señor no es sólo para los líderes de la iglesia, sino para el entero cuerpo de Cristo, desde el más joven hasta el más viejo.
El cristiano maduro debe...
*Leer la Biblia en lugar de estar buscando tan sólo bendiciones.
*Encontrarse con Dios en oración en lugar de buscar profetas.
*Agarrarse de Dios en lugar de esperar a que otro imponga manos sobre él.
*Perseguir la presencia de Dios en lugar de seguir a los predicadores.
*Hacer la voluntad de Dios en lugar de hacer la suya.
Los cristianos modernos se han obsesionado en la manera como sus iglesias deben suplir sus necesidades. Sin duda nuestra primera prioridad debe ser agradar al Señor. La unción y las bendiciones pueden ser recibidas cuando otros oran por nosotros, pero hay un mejor lugar para recibir la unción y bendiciones, este aguarda a aquellos que han rendido sus vidas al Señor y que han perseguido la presencia de Dios con todo su corazón. Esta unción sólo se puede obtener a través de la oración y muerte a nosotros mismos.
Aunque somos siervos e hijos de Dios, también somos la novia. Es tiempo de que empecemos a actuar como una novia y no como niños que esperan a que les hagan todo. Es la novia quien se debe preocupar por estar lista.!
ENCONTRANDO A DIOS*
La adoración debe incluir un encuentro con un increíble y santo Dios, quien tiene más y más de él mismo para mostrar a su pueblo. Necesitamos una adoración profética que provoque que la congregación entera continué muriendo, cambiando, y que crezca a una madurez espiritual.
La adoración profética no es posible a menos que la congregación se comprometa con tal cambio. De otra manera la adoración permanecerá como un rito en lugar de un encuentro con Dios.
¡Que tan fácil el pueblo de Dios huye de su presencia tan pronto él aparece o cuando la adoración no fluye como nosotros quisiéramos! Estamos más cómodos con la manera como usualmente son las cosas, de acuerdo a nuestras tradiciones, en lugar de buscar inteligentemente la manera como las cosas deberían ser; de acuerdo a los estándares de Dios.
Un encuentro con Dios es crucial en la experiencia de adoración. Cada creyente debe venir al servicio de adoración con la expectativa de que se Dios se encontrará con él /ella personalmente. Pablo habla de esto cuando dice:
“Por tanto , nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos trasformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (Corintios 3:18)
Terry Wardle dice lo siguiente con respecto a 2. Cor. 3:18:
La gente usualmente no se encuentra con Dios en la adoración. Hasta ahora este es el problema más devastador en el cuerpo de Cristo. Domingo tras domingo la gente deja la iglesia sin sentir la presencia de Dios en la adoración. Toda esta experiencia se convierte en un esfuerzo humano. ¿Dónde y cómo se convierte esto en realidad?- La gente se va de la reunión de la misma manera como llegó. Ellos no son cambiados, tampoco son inspirados y no están preparados para servir a Cristo en el mercado del diario vivir.
La observación es para todos nosotros, pero el aspecto costoso es que durante la adoración los ojos de Dios están sobre nosotros, sobre muestro corazón y el vernos a nosotros mismos a la luz de su gloria y santidad pueden ser verdaderamente desastroso.
Cuando le contemplamos tenemos la oportunidad de vislumbrar algo de nosotros que quizá nunca antes habíamos visto o comprendido o dispuestos a enfrentar. Pero si enfrentamos la verdad decididamente, sin huir, nos encontraremos nuevamente con él esperándonos al final de nuestra fealdad y fracasos, listo a redimirnos y restaurar cada lugar de nuestro corazón se encuentre roto y oscuro. Finalmente el resultado de este santo encuentro es que somos cambiados de gloria en gloria.
La mirada de nosotros mismos a la luz de su gloria y santidad puede ser verdaderamente desastroso.
A pesar de la magnitud de su gloriosa trasformación que es ofrecida a nosotros, el cambio continua siendo difícil y algunas veces es aterrador. Sólo con el conocimiento y experiencia de su gracia esto puede convertirse en un gozo, y sólo cuando estemos preparados para pasar a un nivel mayor de madurez, estaremos dispuestos a ofrecer nuestras propias vidas por más difícil que parezca.
Con esto no estoy diciendo que la adoración profética deja a la congregación en un lugar de inseguridad e incertidumbre, completamente lo contrario. No hay nada más seguro que fijar nuestros ojos en el Señor todopoderoso como si descansáramos bajo su sombra.
La madurez física no está necesariamente relacionada con la madurez espiritual. Durante seis años he tenido el privilegio de guiar los servicios que se hacen en la Academia Cristiana “Shady Grove” para niños desde pre kinder hasta sexto grado. Estos jóvenes se vuelven hábiles ministrando proféticamente en diferentes lugares. Ellos aprendieron a cantar canciones proféticas, a orar por los enfermos, a recibir palabras de conocimiento y profecías.
Cuando un viento de avivamiento sopló sobre la iglesia “ Shady Grove” en el verano de 1994, fueron los niños los primeros en recibir el torrente de Dios. Muchos fueron llevados al cielo en visiones, algunos empezaron a recitar escrituras que ellos jamás habían aprendido. Ellos esperaron delante del Señor por horas en adoración e intercesión y vieron respuestas milagrosas a sus oraciones y permitieron que el Señor los convenciera de pecado e hipocresía.
Estos eventos deben darnos una pausa para detenernos a pensar ya que estos nos revelan un hecho devastador: No es por nuestra juventud, inexperiencia, o poco conocimiento de la palabra que se frustra el trabajo de Dios en nuestras vidas, sino por nuestra terca resistencia y dureza de corazón a el Espíritu.
Debiéramos ser como esos niños que se encontraron con el Señor todopoderoso.!!!