De unos años atrás hasta hoy, Dios ha estado restaurando las Artes con un gran propósito.
Hechos 3:21, señala que Jesús está siendo retenido en los cielos hasta el tiempo de la restauración de todas las cosas y que primero tienen que cumplirse con el requisito que se nos dice en la parte b de este versículo, que tenía que ser anunciado por sus Profetas desde el tiempo antiguo; este pasaje lo encontramos en Hechos 15:15-18, también lo encontramos en Amós 9:11-15.
Para que algo sea restaurado, necesita haber sido profetizado antes por Dios. Las Artes tienen el visto bueno de Dios, fueron antes anunciadas por los Profetas.
Muchas personas nos adversan diciendo que las Artes o la Danza eran para el pueblo de Israel, pero Dios nunca dio una revelación para que fuera exclusiva de alguien, o de un pueblo, solamente la dio a alguien para que sea dada a todos. Si fuera exclusiva la revelación entonces tendríamos que decir que Dios también entregó exclusivamente al pueblo de Israel: La oración, el ayuno, la intercesión, pero de ésto la Biblia no nos dice nada. Sin embargo, las Artes son atacadas por gente que no tiene el conocimiento ni la revelación de la Palabra por el Espíritu Santo y se equivocan. Otros dicen que la danza es del diablo, de la carne y más; ¡tonterías!
La Palabra dice “mi pueblo pereció por falta de conocimiento” Oseas 4:6, Dios en este pasaje hace mención de que a quienes no quieren el conocimiento, El les quitará el sacerdocio. Todos sabemos que sacerdocio tiene que ver con ministerio, con ministrar al Señor; por eso aquellos que sólo critican y no ministran, terminan secos, y como tierra del desierto, seca y sin fruto. Ellos desconocen que la Palabra dice que todo fue creado por Jesús y para Jesús (Colosenses 1:16): “todo fue creado para Él y por Él, el sol, la luna, el cielo, la tierra, las artes y los músicos” Amén.
La exhortación es a usar nuestro cuerpo, consagrándonos, santificándonos y buscando a Dios. Dios quiere usar nuestros cuerpos para expresarle a Él, cuánto le amamos; debemos dejar de criticar las cosas del Espíritu, porque nos puede suceder como a la esposa de David. Dice la Escritura que cuando éste danzaba con toda su fuerza cuando trajo el Arca a Jerusalén, Mical su esposa le menospreció y le criticó por lo que había hecho. David le dijo que no sólo haría eso, sino cualquier otra cosa por agradar a Jehová. El Señor castigo a Mical dejándola sin fruto, se secó, quedó estéril (2 Samuel 6:14-23). ¡Oremos a Dios por revelación, Gloria al Señor!
El Propósito Evangelístico del Tabernáculo de David
Señala el pasaje de Hechos 15:17, que el Señor quiere levantar nuevamente el Tabernáculo, Dios nunca hace nada sin propósito: “para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre”. Vemos aquí que las Artes y todo lo que Dios está restaurando tienen un propósito muy evangelístico, es para que muchos que no conocen de Él puedan ser atraídos por las manifestaciones en que Dios les está usando.
Algo interesante que pasaba en el Tabernáculo de David, es que no había velo, que significa separación entre Dios y el hombre, velo que si existió en el Tabernáculo de Moisés.
En el Tabernáculo de David, la Shekináh o la Gloria de Dios descendía y cualquiera se podía acercar a Su Presencia. Cualquiera podía contemplar Su Presencia, judío y no judío, ese es el gran propósito de Dios, que todos podamos venir ante Su Presencia para estar tiempo con Él. La Palabra dice que cuando Jesús murió, el velo del templo fue rasgado de arriba hacia abajo (Marcos 15:38); ésto habla de que ya tenemos acceso directo a la Presencia de Dios. El no sólo está restaurando los instrumentos musicales, las danzas, los aplausos, sino que, lo más maravilloso, Su Presencia en medio de nosotros, para adorarlo y alabarlo con todas nuestras fuerzas, y con todo nuestro corazón.
Dios nos ayude para que seamos lo más sensibles y lo más conscientes de que Su Presencia mora en medio de nosotros. Los instrumentos, son maravillosos; es lindo alabar y adorar a Dios con instrumento; el teclado, la batería, la guitarra, el bajo, las danzas, las banderas, los panderos, todo es lindo y bien usado nos motiva y nos ayuda a meternos en el mover de Dios, pero lo mejor es Su Presencia. ¡Aleluya!
Dios está restaurando estas verdades perdidas, que siempre han sido armas de guerra en las manos de Dios. Muchas veces no sabemos lo que estamos haciendo, pero Él en Su misericordia nos revela que es una batalla por tal o cuál cosa, y si vamos a la Escritura comprobaremos esta gloriosa verdad.
Cuando el pueblo de Israel iba a subir o a salir a la batalla siempre consultaban a Jehová para ver quién iba de primero y Dios le decía: “ el primero que va a salir es la tribu de Judá” y Judá significa Alabanza y hoy sabemos que alabar, no sólo a través de los instrumentos se puede hacer, sino que lo maravilloso de todo ésto, es que hoy Dios está usando las Artes para hacer guerra, podemos alabar y adorar a través de la danza, del mimo, de las banderas, de los panderos, etcétera.
1 Samuel 30:7-8
“Y dijo David al sacerdote Abiatar hijo de Ahimelec: Yo te ruego que me acerques el efod. Y Abiatar acercó el efod a David.
Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Perseguiré a estos merodeadores?
¿Los podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos”.
Jueces 20:18
“Luego se levantaron los hijos de Israel, y subieron a la casa de Dios y consultaron a Dios, diciendo: ¿Quién subirá de nosotros el primero en la guerra contra los hijos de Benjamín? Y Jehová respondió: Judá será el primero”.
La Palabra respalda el uso y la práctica de las Artes en toda su plenitud, por que son elementos proféticos para este tiempo en el cuál estamos viviendo.
Antes, el pueblo de Israel danzaba y celebraba cada vez que ganaba una batalla. Lo vemos en Éxodo 15:20 “Entonces María la profetiza, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano y todas las mujeres salieron detrás de ella con panderos y danzas”, pero hoy no es así, ahora tenemos que alabar y adorar a Dios para obtener la victoria en la batalla porque lo hacemos por y con fe. Danzamos, movemos una bandera o un pandero en el momento de la batalla, ya no más celebraciones sólo para después de la guerra ganada, sino antes, durante y después, con alabanza, con regocijo y con danza. Debemos hacerlo con júbilo porque es la actitud que el Señor quiere de nosotros. La alabanza y la adoración no dependen de nuestro estado de ánimo, sino de reconocer a Aquel a quien estamos sirviendo; Él es un Dios Omnipotente, Omnipresente, Omnisciente.
¡A Él sea la gloria y la honra por los siglos de los siglos, amén!