e cuenta de un joven, que un día tuvo que ir a estudiar a un internado lejos de su hogar, durante todo ese año no le afecto el hecho de estar lejos de su hogar, ya que desde muy niño vivió al cuidado de nanas que su padre contrataba para que le atendieran y cuidarán en el lugar de su madre, su madre había fallecido al nacer, así que lo único que tenía este joven en toda su vida era su padre, pero había un problema en ello, su padre era un hombre de negocios y después de la muerte de su esposa, herido decidió terminar su vida en sus quehaceres, por ello este padre viajaba mucho lejos de su casa, la relación que tenía este joven con su padre era a través de cartas y viceversa entre su padre y él, el año escolar en el internado transcurrió de forma normal hasta que llego el tiempo de vacaciones y es allí donde se encontró con una triste realidad, quedo solo en aquel gran internado, todos sus compañeros se fueron a sus hogares, algunos de sus compañeros fueron recogidos por sus padres y este joven al ver esto, se preguntó ¿Me iré a casa este verano?, y se dijo, allí lo tengo todo y hay gente que me rodea y quiere, pero este joven aún que lo tenía todo y estaba rodeado de gente que lo amaban, por primera vez en su vida, se dio cuenta que le hacía falta su padre y por primera vez en su vida, se sintió solo.
Un día este joven le escribió a su padre y le conto lo solo que se sentía y lo tanto que lo necesitaba, derramo su corazón en esa carta, tanto así, que su padre quien lo amaba al leer esta carta rompió en llanto y decidió ir a él y pasado un corto tiempo llego el momento del encuentro, el día estaba hermoso, el sol brillaba y una brisa cálida marina acariciaba su rostro, era un puerto, al ver acercarse el barco en cual su padre venia, entre la gente que estaba allí trataba de mirar y reconocer a su padre, solo lo conocía por cartas y alguna que otra fotografía que su padre le enviaba, a la vez su padre, desde la borda del barco miraba una gran muchedumbre y se imaginaba a su amado hijo, lo grande que estaría y si se parecería a su madre a quien aún amaba, llego el momento en que al bajar del barco, dos miradas se cruzan y sin decir nada, corrieron a encontrarse y darse un gran abrazo, así estuvieron por mucho rato, el mundo se detuvo para ellos en ese momento, allí estaban los dos sin decir nada, el padre solo quería tener a su hijo en sus brazos y nunca más separarse de él, el joven sin decir nada, solo quería estar en los brazos de su padre y por primera vez en su vida, se sintió un verdadero hijo, para este joven la paternidad se hizo una realidad.
Esta historia se parece a la de muchos, la vida del cristiano es como este joven, lo tenemos todo en el Señor, sabemos que somos hijos de un Padre pero por nuestro humanismo, legalismo y la religión, nos relacionamos con Dios nuestro Padre desde lejos, Dios el Padre está dispuesto a venir a nosotros, si solo derramamos nuestros corazones a él y le decimos lo solo que estamos y lo tanto que lo necesitamos, Dios el Padre vendrá a nosotros.
Ya no es el tiempo de tener a Dios como un Padre de lejos, Dios el Padre se acercó a nosotros a través de Jesucristo su hijo y aún lo está haciendo, muchas veces se tiene una visión teológica y doctrinal de la Paternidad de Dios, pero eso no nos hace ser hijos, si tú tienes a Dios como padre de lejos, en algún momento de tu vida, necesitaras una verdadera relación de hijo a Padre con él, un abrazo de Padre que te haga sentir verdaderamente un hijo de Dios.
Dios esta restaurando su Paternidad en la Iglesia y esta, es a traves de los Padres Espirituales.
LA PATERNIDAD ESPIRITUAL EN LA IGLESIA ES UNA PRIORIDAD.