Introducción.
A. La astrología ("Arte de predecir el porvenir por la observación de los astros") no es la astronomía ("Ciencia que trata de la posición, movimiento y constitución de los cuerpos celestes").
B. La astronomía es una ciencia sana, mientras que la astrología está condenada por la Biblia como una forma de idolatría.
C. Los astros no existen para ser adorados por los hombres, ni para "predecir el porvenir", sino para alabar a Dios. "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos" (Sal. 19:1); "Alabadle, sol y luna; alabadle, vosotros todas, lucientes estrellas" (148:3).
I. La astrología es una obra de Satanás.
A. "No sea hallado en ti quien... practique adivinación" (Deut. 18:10). "Comparezcan ahora y te defiendan los contempladores de los cielos, los que observan las estrellas" (Isa. 47:13), es decir, los que se dedicaban "a pronosticar acontecimientos en base de las posiciones alteradas de los planetas en relación con las estrellas" (V-E).
B. Otras actividades relacionadas a esta son: (1) otras formas de adivinación (Ezeq. 21:21, sacudir las saetas, consultar a los ídolos, mirar al hígado). En la actualidad se usan dados, naipes, hojas de té, el leer la palma, la bola cristal, etc. (2) agorero, que adivinan por agüeros (presagios o señales que indican lo porvenir); (3) hechizar, "someter a uno a influencias maléficas con prácticas supersticiosas"; (4) Sortílegos ("maleficio: adivinación que se hace por suertes supersticiosas"); (5) encantar, fascinar, dominar con la mirada y la voz (Gál. 3:1).
B. Dios siempre ha hablado al hombre para revelarle su voluntad (Heb. 1:1, 2; Deut. 29:29).
II. La idolatría de Israel.
A. "Dios se apartó, y los entregó a que rindiesen culto al ejército del cielo... la estrella de vuestro dios Renfán... “(Hech. 7:42-43).
B. Saúl "consultó a una adivina, y no consultó a Jehová; por esta causa lo mató" (1 Crón. 10:13, 14).
C. Manasés "miraba en agüeros, era dado a adivinaciones, y consultaba a adivinos y encantadores" (2 Crón. 33:6).
D. Los sacerdotes "quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodiaco, y a todo el ejército de los cielos" (2 Reyes 23:5). "Significa... las doce señales o constelaciones del zodiaco" (K-D), es decir, las doce casas, estaciones en un cinto imaginario en los cielos.
E. Daniel dijo que "hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días" (Dan. 2:28). A los israelitas se les olvidó que "hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios"; por eso, consultaban a adivinos y encantadores.
III. La astrología moderna: el horóscopo.
A. El horóscopo es la "observación que hacen los astrólogos del estado del cielo en la hora del nacimiento de un niño, y por lo cual pretenden adivinar los sucesos futuros de su vida". Así dice el diccionario Larousse, pero en realidad el horóscopo es el fruto de la imaginación de engañadores que se aprovechan de la superstición de la gente que no confía en Dios.
B. Muchos no creen en la providencia de Dios, sino que consultan su horóscopo antes de hacer decisiones importantes (p. ej., con respecto al matrimonio, la mudanza, el cambio de empleo). Los tales no dicen, "Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello" (Sant. 4:15), sino "si el horóscopo parece favorable, haremos esto o aquello".
C. Estos enriquecen a los astrólogos, curanderos, espiritistas, hechiceros y comerciantes de talismanes, amuletos, medallas, crucifijos, etc. para tener "buena suerte".
IV. ¿Andamos por fe (2 Cor. 5:7) o por superstición?
A. ¿Creemos en Dios o en los "contempladores de los cielos" (Isa. 47:13).
B. "¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos?" (Isa. 8:19).
C. ¿Creemos o no la promesa de Jesús en Mat. 6:33, 34?
D. ¿Creemos o no la promesa de Heb. 13:5, 6?
E. ¿Creemos o no que Dios "es él quien da a todos vida y aliento y todas las cosas? (Hech. 17:25).
F. ¿Creemos o no que en Dios "vivimos, y nos movemos, y somos"? (Hech. 17:28).
G. Todos los adivinos, encantadores y escritores de horóscopos deben imitar el ejemplo de los efesios (Hech. 19:19).
Conclusión.
A. La vida de los que no conocen a Dios está llena de temores, frustraciones, ansiedades. Sobre todo temen el futuro y pagan mucho dinero a los astrólogos, etc., para abrirles las cortinas del futuro.
B. El horóscopo no tiene poder. Todos los horóscopos son el fruto de la imaginación de hombres y mujeres dedicados a "lo que falsamente se llama ciencia" (1 Tim. 6:20).
C. "Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia" (2 Ped. 1:3). No nos falta nada.
D. Confiemos, pues, solamente en Dios (2 Cor. 1:9; 1 Tim. 4:10), y consultemos solamente a El (1 Crón. 14:10, 14).