martes, 30 de septiembre de 2014

La Casa De La Contienda: Apostol Sergio Enriquez

Sin lugar a dudas el matrimonio es una gran bendición, aunque en ocasiones es problemático porque existen momentos que se suscitan en este ámbito y que propician a que las personas operen de manera diferente mostrando agresividad con su cónyuge. La violencia intrafamiliar es impresionante en este tiempo y en ambos sentidos hombres – mujeres, donde la agresividad física (que es una de sus manifestaciones) llega a tomar serias consecuencias, como el conocido caso de Lorena Bobbit quien le cortó el miembro reproductor a su marido cuando éste estaba dormido.

En la actualidad, existe división en el hogar, y esto se trata de una señal escatológica de los últimos tiempos, revelada en la Palabra del Señor cuando dice que los hijos se convertirán en entregadores de los padres y los padres en entregadores de los hijos; si analizamos detenidamente el pasaje, vemos claramente que esto se cumple cuando en países desarrollados los hijos se quejan ante la autoridades de "supuestos maltratos" por parte de sus padres, que en la mayoría de casos se trata únicamente de la aplicación de una disciplina genuina. Esto es provocado porque los padres entregaron a sus hijos al humanismo y como una respuesta, los hijos entregan sus padrea a las autoridades, porque dice La Biblia que: "todo lo que el hombre siembra, eso segará".
De dónde vienen las contiendas
Como somos temerosos de Dios, tenemos que cesar las contiendas, pero para evitarlas debemos saber de dónde vienen.
¿De dónde vienen las guerras y de dónde las contiendas, entre vosotros? ¿No vienen de aquí, a saber, de vuestras pasiones, las cuales guerrean en vuestros miembros? (Santiago 4:1 VMP)
Las pasiones guerrean dentro de nosotros y pelean contra la ley de Dios, y cuando se trata de nacidos en Cristo, el hombre nuevo batalla contra el hombre viejo, en una contienda constante. Cuando en nuestro interior nacemos de nuevo, y existe un hombre viejo instalado, inicia la pelea y ganará el que esté mejor alimentado. Frecuentemente alimentamos el nombre viejo y no al hombre nuevo; por ejemplo al nuevo lo alimentamos leyendo y escudriñando las Escrituras, poniendo por obra La Palabra, intercediendo, orando, buscando incansablemente la presencia de Dios, adorando y no dejando de congregarnos. La casa de contienda proviene de las pasiones y de la concupiscencia que guerrea dentro de nosotros.
El odio
El odio enciende las contiendas, mientras que el amor encubre las faltas. (Proverbios 10:12 N-C)
El odio es una enfermedad igual que la amargura, si lo vemos desde el punto de vista físico si un hombre está enfermo por sida, este no tendrá sida contra su esposa, si bien es cierto su enfermedad le afectará a su familia y a su entorno; por el contrario, existen personas que aman a su familia pero permiten que entre el odio a su corazón y con esto sí estarán afectando a su familia que será contaminada con esta manifestación. Nuestro país está siendo llenado de odio, y si nos dejamos contaminar con odio lo acarrearemos hacia nuestra casa. Por ejemplo si un médico no se desinfecta al salir del hospital donde trabaja, seguramente contaminará a su familia. En el sentido espiritual, si nuestra la casa está limpia se manifestará el amor, pero si al salir nos dejamos contaminar de odio otros nuestra casa se y generará contiendas. No nos llenemos de odio.
Otro ejemplo de odio lo podemos ver en el ejemplo siguiente: Guatemala ha venido experimentado un notable crecimiento en el número de miembros de la Iglesia Evangélica y la religión tradicional cuando detectó este cambio, sembró odio para frenar este crecimiento. Hagamos un alto al odio y no lo dejemos entrar a nuestra casa. Otra forma de permitir que el odio entre a nuestra casa es por medio de los medios de comunicación, y los diferentes programas que se transmiten, que algunos de ellos se crearon específicamente para sembrar el odio en nuestro hogar. Cuando amamos las cosas nos parecen bonitas, pero cuando baja el amor se le abre la puerta al odio, y cuando hay odio empieza la contienda y luego viene la violencia familiar que trae consigo víctimas.
La Soberbia
Por la soberbia no viene más que contienda; pero con los avisados está la sabiduría... (Proverbios 13:10 VMP)
Soberbia: se trata de una palabra que expresa el apetito desordenado de ser preferido de los demás; dicho en otras palabras se trata de egolatría.
Si bien es cierto, todos necesitamos saber que somos importantes para otras personas, incluso se dice que nuestro nombre se escucha dulce en la boca de otros. Nosotros los humanos tenemos la necesidad de ser reconocidos, y es algo normal, pero cuando se convierte en una prioridad trae contiendas. La soberbia trae contiendas porque intentará que todo se haga alrededor nuestro. Bajemos nuestro perfil, aunque tengamos que anular nuestros gustos.
La Ira
El iracundo promueve contiendas; el que tarde se enoja aplaca las rencillas." (Proverbios 15:18 N-C)
La ira puede suscitar contiendas, y si estamos llenos de ellas seremos capaces de cometer actos de los que luego nos arrepentiremos; al respecto, el Apóstol Pablo dice: ".... airaos pero no pequéis......", eso significa que cuando nos airamos debemos ponernos a cuentas en seguida, sino lo hacemos, le estaremos abriendo las puertas a satanás para que se instale en medio de la familia.
Hablar precipitadamente
El comienzo de la contienda es como el soltar de las aguas; deja, pues, la riña antes de que empiece. (Proverbios 17:14 LBLA)
Hablar precipitadamente es el principio de la contienda, el que tiene legua ligera provoca contiendas. Las palabras dichas sin pensar pueden provocar contienda, por eso la Biblia en el Libro de Proverbios dice que: "......fruto del justo es árbol de vida....", porque dice El Señor: ".... mis palabras son espíritu y son vida...". Debemos analizar la forma de cómo nos expresamos en la casa, porque generalmente solo pensamos como nos hablan, pero no como hablamos; cuando nos expresamos afectivamente, así nos contestarán; si por el contrario somos groseros, de esa misma forma seremos tratados. Aún para discutir existen reglas, que son usadas incluso por los inconversos; por ejemplo, en las guerras existen reglas y si por parte del ejército contrario capturan a un oficial de rango mayor, están obligados a darle un trato privilegiado y no de prisionero común. Entonces siempre deberían aplicarse reglas para pelear, y las primeras que se tiene que aplicar son para controlar nuestra lengua, una de ellas es que nunca debemos insultar o hablar mal de la familia de nuestro cónyuge, sobre todo de los seres que ellos consideran más queridos, como sus progenitores. Debemos ser precisos y cuidadosos para hablar y para comunicarnos con los demás.
La ofensa
El que ama la transgresión, ama la contienda; el que alza su puerta, busca la destrucción. (Proverbios 17:19 LBLA)
La ofensa se puede cometer de muchas maneras, desde actitudes hasta acciones que nos pueden llevar hasta la contienda; por ejemplo, para un padre o una madre resulta ofensivo que como respuesta a una petición hecha a sus hijos, estos respondan con gestos poco educados.
La boca del necio
Los labios del necio provocan contienda, y su boca llama a los golpes. (Proverbios 18:6 LBLA)
Necio es una palabra que significa insensato, obcecado, alguien que vuelve hacer la misma acción repetidamente y sin sentido. Como padres debemos evitar amonestar a nuestros hijos repetidamente por la misma falta, porque La Biblia nos dice: "... padres no exasperéis a vuestros hijos....". Muchos hijos preferirían recibir una paliza, a cambio de escuchar repetidamente el mismo regaño por parte de los padres.
El escarnecedor
Echa fuera al escarnecedor y saldrá la discordia, y cesarán también la contienda y la ignominia. (Proverbios 22:10 LBLA)
El escarnecedor es el grado superlativo de burla, no es solamente un burlador. Existen siete clases de burladores y el grado máximo es el que arrastra el Nombre del Señor, de forma irreverente en sus conversaciones.
Pero si tenéis en vuestro corazón amarga envidia y espíritu de contienda, no os jactéis ni mintáis contra la verdad. (Santiago 3:14 BJ2)
El escarnecedor llama al espíritu de contienda dentro de la casa; sin embargo, lo que nosotros queremos es tener un hogar como un oasis de amor para que los nuestros quieran permanecer en ella.
La carnalidad
Porque sois todavía carnales: pues mientras haya entre vosotros celos y contiendas, ¿no sois carnales, andando según el uso de los hombres? (1 Corintios 3:3 VMP)
La carnalidad provoca contienda porque las obras de la carne finalizan en contiendas.
Las pasiones tienen que ser desarraigadas de nuestro hogar. Cuando nuestro conyugue evite el enfrentamiento esperando calmarse, no tratemos de sacarle las palabras porque seguramente iniciaran una contienda con ofensas. Como sabemos, los hombres y las mujeres no somos iguales, por lo que no debemos pretender imponer nuestra autoridad, y aunque las mujeres también tienen gobierno en el hogar, no es la misma autoridad que le fue dada al hombre por el Señor. Debe existir un equipo donde los cónyuges gobiernen, siempre siguiendo la autoridad primaria que está puesta en el hombre, como lo señala La Palabra; no obstante, esta autoridad debe ser ganada para que sea reconocida por los demás. El Señor no quiere hogares en contienda, quiere hogares ejemplares que dejen asombrados a los demás, como un testimonio de Su amor en nosotros.