viernes, 1 de agosto de 2008

Fariseos Adictos: Steve Gallagher (Pure Life Ministries)

http://www.purelifeministries.org/resources/Purelife/Articles/Spanish_Articles/SG_Addicted_Pharisees_Spanish.pdf


Aunque típicamente no asociamos el pecado sexual con la secta líder del judaísmo durante el tiempo de Jesús, puedo asegurarles que éste prosperaba en sus filas. Y a pesar del hecho de que las filacterias y los bordes de las túnicas desaparecieron hace tiempo, el espíritu del fariseísmo permanece vivo y fuerte dentro de la Iglesia Cristiana moderna. Sí, tenemos nuestros fariseos… y muchos de ellos son terriblemente adictos al pecado sexual.
Lo que más complica cualquier esfuerzo por ayudarles a encontrar libertad es su torcido concepto de cristianismo. Por ejemplo, si le digo a este hombre que debe volverse a Cristo para encontrar respuesta a sus problemas, él solamente interpretará ese consejo como una invitación para lanzarse más celosamente hacia su formalismo moderno. De lo que no se da cuenta es que el mismo sistema religioso que ha abrazado lo está manteniendo lejos de la vibrante vida en Dios que lo hará libre. Está atrapado en una prisión de SÍ MISMO; el fariseísmo es, antes que cualquier otra cosa, una religión de MÍ MISMO. Hasta que sea liberado de esa prisión, nunca encontrará lo que un ex fariseo llamado Pablo escribió:
“Donde está el Espíritu del Señor, ahí hay libertad” (II Corintios 3:17).
Tales hombres tienen mucho en común con los fariseos originales.
Primero, así como sus predecesores, los fariseos modernos son expertos en fastidiosamente presentarse a sí mismos como piadosos o santos, cuando en realidad están llenos de “inmundicia” (Mateo 23:27). Viven una doble vida – manteniendo una apariencia de santidad mientras entregan sus mentes a toda forma de perversión. Han aprendido que es mucho más fácil exagerar su propia santidad delante de sus familias y amigos que pelear por la santidad verdadera.
Jesús advirtió a sus discípulos acerca de la contaminación de la falsa espiritualidad: “Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía” (Lucas 12:1). La mejor analogía de esta advertencia en nuestros tiempos serían las señales de advertencia que encontramos a lo largo de una carretera: “¡PRECAUCIÓN!” “¡ADVERTENCIA!” “¡ALTO!” “¡PELIGRO!” “¡CUIDADO!” El uso que hace Jesús de una palabra tan fuerte como “guardaos” muestra cuán extremadamente peligrosa consideraba El la hipocresía. Las siguientes son algunas razones de por qué es tan peligrosa:
• Refuerza el amor propio de una persona;
• Sucede naturalmente cuando uno es altivo;
• Sustituye la verdadera espiritualidad con una falsa espiritualidad;
• Es difícil de detectar;
• Engendra más engaño y falsedad;
• Evita que una persona mire su necesidad de cambiar y arrepentirse;
• Alienta un temor a los hombres en lugar del temor a Dios;
• Magnifica los beneficios inmediatos mientras ciega a una persona para que no vea las consecuencias eternas.
Completamente convencidos de que la verdadera religión es un asunto del corazón, los escritores del Nuevo Testamento repetidamente exhortaron a los creyentes del primer siglo a luchar por la realidad de Dios en sus vidas en lugar de acomodarse a una religión vana caracterizada por el legalismo y actos externos de devoción.
En segundo lugar, los fariseos modernos aman fijarse en cosas pequeñas y sin importancia. Jesús resumió el verdadero fundamento de la religión cuando les dijo a sus seguidores que amar a Dios y a los demás eran los “primeros y grandes mandamientos” (Mateo 22:37-40). Pero los fariseos son expertos en dar importancia a puntos menores de la ley y quitar importancia a la verdad de corazón de las palabras del Señor. Jesús le dijo a los hipócritas de su tiempo: “Vosotros diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe… ¡guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!” (Mateo 23:23-24).
Sin lugar a dudas, nadie pesa especies hoy en día, pero hay muchos que pasan por alto la vida sacrificial del verdadero cristianismo por darle indebida importancia a sus apreciados sistemas doctrinales. Por supuesto, es correcto contender arduamente por los principios de la fe (por ejemplo el nacimiento virginal de Cristo, la Trinidad, etcétera). Sin embargo; los fariseos se caracterizan por ser aquellos que carecen de la humildad y madurez necesaria para permitir que otros cristianos mantengan diferentes puntos de vista en asuntos doctrinales secundarios como la seguridad eterna, el tiempo del rapto, el divorcio y el volverse a casar, y otros. Eso no es más que el feo orgullo que bulle de una vida centrada en el yo.
Tercero, ambos prefieren las ataduras de la religión que la realidad de una vibrante relación con Dios. ¿Es posible que una persona asista regularmente a una iglesia evangélica que cree en la Biblia, y aún así no conozca a Dios? Por supuesto que sí. “El trigo y la cizaña” crecen juntos pero tienen destinos eternos completamente diferentes. Estoy convencido de que hay muchos que conocen al Señor intelectual y académicamente pero no personal e íntimamente.
¿Puede usted imaginar a un hombre casado con una mujer sólo “sobre el papel”? ¿Qué clase de matrimonio sería si todo lo que ellos tienen es una relación fría y formal? Aún nuestro sistema judicial permite la anulación de un matrimonio que no ha sido consumado. Y aún así, para muchos, una relación con Dios no significa más que lo que ellos consideran ser un boleto para ir al cielo. Un verdadero creyente tiene una interacción vibrante y regular con el Señor. Su amor por Dios se demuestra en su vida diaria. “El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor”, escribió Juan (1ª. Juan 4:8).
Por último, la religión de ellos carece de poder. Pablo dijo que ellos “tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella” (II Timoteo 3:5). Hay una sola y única definición para la palabra evangelio en la Escritura: Pablo dijo “es poder de Dios…” (Romanos 1:16). No es dogma. No es un movimiento social llamado Evangelicalismo. No se encuentra en las disertaciones académicas de un seminario sin vida. El evangelio – ya sea que queramos reconocerlo o no - es simplemente el poder de Dios activo en los corazones de la gente. ¡La religión sin poder se disfraza como una copia anémica o un abierto fraude!
Nadie que actualmente está atrapado en la trampa del fariseísmo moderno necesita permanecer ahí. La libertad de esa prisión se encuentra en el mismo lugar donde uno encuentra libertad del pecado sexual: en la vida abundante ofrecida al genuino creyente en Cristo. Jesús se acercó repetidamente a los fariseos de su día, implorándoles que se volvieran de su hipocresía – y Él está haciendo lo mismo en estos postreros días. Hermano o hermana, si usted está atrapado en el vacío estéril de la religión muerta, arrepiéntase de eso y comience a orar por un toque fresco del Espíritu Santo. ¡El responderá su oración gustosamente!
Steve Gallagher es el autor de En el Altar de la Idolatría Sexual y presidente de los Ministerios Vida Pura, los cuales están liderando ministerios cristianos que involucran a individuos y organizaciones que tratan con el problema de pecados sexuales en todo el mundo.