Colosenses 3:9b-11:
Puesto que habéis desechado al viejo hombre con sus malos hábitos,
y os habéis vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando hacia un verdadero conocimiento, conforme a la imagen de aquel que lo creó;
una renovación en la cual no hay distinción entre griego y judío, circunciso e incircunciso, bárbaro, escita, esclavo o libre, sino que Cristo es todo, y en todos.
Puesto que habéis desechado al viejo hombre con sus malos hábitos,
y os habéis vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando hacia un verdadero conocimiento, conforme a la imagen de aquel que lo creó;
una renovación en la cual no hay distinción entre griego y judío, circunciso e incircunciso, bárbaro, escita, esclavo o libre, sino que Cristo es todo, y en todos.
Cuando venimos a Cristo, somos como si fuéramos pacientes de un hospital. Es decir, venimos con heridas, maltratos, malos ratos, raíces de amargura, falta de perdón, es decir, como decimos en Puerto Rico, un saco de problemas. Por ende, a los problemas hay que buscarles una solución, y esta se encuentra en la Cruz del Calvario.
Ahora bien, analicemos algo: Venir a Cristo no significa que al otro día, como dice la canción de Rubén Blades, vamos a aparecer al otro día de pelo rubio, dientes rubios, ojos rubios y con un Mercedes Benz en la marquesina de la casa que esta al frente de la playa, eso no es así. Es un proceso, es decir, es algo al cual tenemos que ser enseñados. Si tenemos que ser enseñados, esto quiere decir que tenemos que ser discipulados. Y si tenemos que ser discipulados, esto quiere decir que tenemos que aprender en toda sujeción lo que implica esto para nuestras vidas y cambios para nosotros.
Es decir, tenemos que salir de malos hábitos que teníamos antes.
Ton palaion anthrōpon sun tais praxesin autou: Esta frase literalmente lo que quiere decir en griego es que dejemos nuestros oficios de los hábitos del hombre anterior. Oficios implica los trabajos, es decir, las cosas cotidianas, las practicas diarias que hacíamos antes. Esto implica que el nombre hombre no va a hacer las cosas que hacia el viejo hombre.
Los hábitos del viejo hombre:
La lista más completa de esto la encontramos en Gálatas 5. También se les conoce como vicios. Es más amplia que la obra del espíritu, por que la Biblia demuestra que el pecado abunda en nosotros, aunque la gracia sobreabunda. El énfasis que el Apóstol desea hacer es que tenemos que andar precavidos del ataque del enemigo en nuestras vidas, ya que este ataca más a los cristianos que a los no cristianos, debido a que los cristianos no son ya parte de su reino y el enemigo desea conquistarlos de nuevo para su reino.
Estas se pueden desglosar en pecados sexuales (v. 19), pecados relacionados con las religiones paganas (los primeros dos del v. 20), pecados del temperamento o carácter (los nueve siguientes) y pecados de ebriedad (los últimos dos).
Ahora pasemos a desglosar el fruto de la carne:
1. Inmoralidad: Se refiere a actos sexuales indebidos con otras personas que no sean los cónyuges de uno, es decir, adulterio.
2. Impureza: Aquí se refiere a un tipo de inmoralidad, es decir, cualquier cosa que no sea agradable a Dios en el acto sexual de la pareja.
3. Sensualidad: Es ser lascivo, es decir, que no ejerce cuidado propio hacia otros de índole sexual. Se puede referir a la coquetería en una mujer u hombre.
4. Idolatría: Adoración a falsos dioses. Es un pecado que desde la implantación de la ley en Éxodo 20 fue el primero condenado por Dios.
5. Hechicería: En griego se refiere a uso de fármacos, es decir, a drogas, pero esto se refiere a que los magos monopolizaban esto para hacerlo a su favor, por ende, llevaba a la adoración falsa las supuestas sanidades que ellos realizaban.
6. Enemistades: Es tener odio hacia una persona, no llevarse bien con alguien.
7. Pleitos: Pelear con la gente.
8. Celos: Tener envidia de una persona, de algo que tenga o algo que haga.
9. Enojos: Esto es rabia contra una persona por algo que la persona alcanza o hace.
10. Rivalidades: Es mantener contienda con una persona, pelear pero no solo 1 vez, sino mantener una discordia con la persona y nunca llevarse bien.
11. Disensiones: Es tener un espíritu divisorio. No andar de acuerdo con nadie.
12. Sectarismos: Es estar desunido del cuerpo de Cristo, atribuyéndose toda la verdad hacia su grupo o persona. Tiene mucho en unión con el espíritu de disensión.
13. Envidia: Desear destrucción a alguien o algo por alcanzar un éxito mayor que el que la otra persona tiene.
14. Borracheras: Perder el control de uno mismo por medio de uso excesivo de bebidas o drogas intoxicantes, es decir, exceso de alcohol y hasta medicinas que los médicos recetan por el bien del organismo y que son usadas abusivamente.
15. Orgías: Fiestas escandalosas, que lleven a cualquiera de las obras que ya han sido citadas anteriormente.
16. Cosas semejantes: Cualquier cosa que sea similar a las mencionadas anteriormente.
Entendiendo nuestro nuevo rol:
1ª Pedro 2:9-10 dice lo siguiente:
9Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia
El pueblo de Dios, aquellos que ya han nacido de nuevo, del agua y del espíritu, tienen que entender que Dios nos ha puesto en un lugar muy privilegiado en la sociedad, y que somos muy importantes para El.
Linaje escogido:
Esta frase solo aparece 15 veces en todo el NT. Cuando nos vamos a analizar esta, esta viene de la palabra genos, que quiere decir de la misma familia, de la misma clase.
Real Sacerdocio:
Real- de rey. Algo que viene por la herencia. Algo que obtenemos por vía sanguínea, del cual tenemos pleno derecho sobre el.
Sacerdocio- de sacerdote. Es una persona que intercede, que media por otros.
Reyes y sacerdotes:
El derramamiento del Espíritu en el AT había sido durante mucho tiempo reservado a los líderes espirituales y nacionales de Israel. Bajo el Nuevo Pacto, sin embargo, la autoridad del Espíritu se concede a «toda carne», a todo el que se acoja a éste. Todo creyente es ungido como sacerdote y rey ante Dios. Algo completamente contrario al Antiguo Pacto; en este, nadie podía ser Rey y Sacerdote a la vez.
Nación Santa:
Nación: etnos- raza, del mismo hábito, tribu no de tipo judío. Algo en general, Pueblo. Proviene de Eto= que tienen las mismas costumbres.
Kadosh: Santo- Pueblo separado. Israel era un pueblo santo debido a sus relaciones con Dios. Estas relaciones fueron resultado de la voluntad divina, cuyos propósitos son aún inescrutables. Es consagrado, dedicado con honra.
Pueblo Adquirido por Dios:
Sacerdocio- de sacerdote. Es una persona que intercede, que media por otros.
Reyes y sacerdotes:
El derramamiento del Espíritu en el AT había sido durante mucho tiempo reservado a los líderes espirituales y nacionales de Israel. Bajo el Nuevo Pacto, sin embargo, la autoridad del Espíritu se concede a «toda carne», a todo el que se acoja a éste. Todo creyente es ungido como sacerdote y rey ante Dios. Algo completamente contrario al Antiguo Pacto; en este, nadie podía ser Rey y Sacerdote a la vez.
Nación Santa:
Nación: etnos- raza, del mismo hábito, tribu no de tipo judío. Algo en general, Pueblo. Proviene de Eto= que tienen las mismas costumbres.
Kadosh: Santo- Pueblo separado. Israel era un pueblo santo debido a sus relaciones con Dios. Estas relaciones fueron resultado de la voluntad divina, cuyos propósitos son aún inescrutables. Es consagrado, dedicado con honra.
Pueblo Adquirido por Dios:
Pueblo adquirido Laos Eis Peripoiesin. Es decir, todos sin diferencia, pero un pueblo adquirido como propiedad privada.
Es decir, somos un ente diferente. Tenemos que entender que cuando venimos a Cristo somos nuevas criaturas, somos algo hecho nuevo, recreado, rehecho, y de aquí en adelante nos movemos de esta manera, en otras virtudes y actitudes.
Estas actitudes o virtudes son conocidos como El Fruto del Espíritu Santo y la lista se consigue en Gálatas 5:22-23. Estas virtudes o actitudes son caracterizadas como fruto, en contraste con las obras. Sólo el Espíritu Santo puede producirlas, y no los propios esfuerzos. Otro contraste es que, aun cuando las obras de la carne aparecen en plural, el fruto del Espíritu es uno solo e indivisible. Cuando el Espíritu controla completamente la vida del creyente, produce este resultado. Las primeras tres conciernen a nuestra actitud hacia Dios, la segunda triada tiene que ver con nuestras relaciones sociales, y el tercer grupo describe los principios que guían la conducta cristiana:
1. Amor: Aquí la palabra en griego es Ágape, que es amor y preocupación propia entre los hermanos de la iglesia o la célula que perteneces, es decir, preocuparse los unos por los otros por su bienestar. No es Eros, que se refiere a amor entre una pareja de esposos ni philia que es entre los miembros de una familia.
2. Gozo: Viene de chara, de donde sale la palabra carisma, para los dones carismáticos. Es tener siempre buen humor y buen animo para todo.
3. Paz: Implica tener prosperidad, es decir, quietud en el espíritu, en este caso.
4. Paciencia: Soportar, aguantar, pelear la buena batalla (2ª Corintios 6:6).
5. Benignidad: Una persona de una inmoralidad intachable. El Espíritu Santo borra la agresividad de carácter de quien está bajo su control.
6. Bondad: Ser una persona que beneficia a los demás al conocerle, una persona virtuosa.
7. Fidelidad: Ser una persona de plena confianza, de convicción moral intachable, fiel a sus principios.
8. Mansedumbre: Ser una persona fácil para lidiar con ella, humilde, pero a la vez inquebrantable en sus principios. Como decía el chavo, Manso pero no menso.
9. Dominio Propio: Tener templanza, es decir, no quebrantarse fácilmente por lo que otros digan ni cambiar de opinión así por que si.
Si hemos aceptado a Cristo como Salvador, debemos apartarnos de nuestro pecado y clavar voluntariamente nuestros malos deseos naturales a la cruz. Esto no significa, sin embargo, que nunca más volveremos a ver rasgos de estos deseos nuevamente. Como cristianos todavía tenemos la capacidad para pecar pero hemos sido liberados del poder del pecado y no debemos dejarnos dominar por él. Cada día debemos entregarle nuestras tendencias pecaminosas a Dios y a su control, clavándolas en la cruz de Cristo, y momento a momento aspirar el poder del Espíritu para sobreponernos a ellas (Gálatas 2:20; 6:14). Dios está interesado en cada parte de nuestras vidas, no sólo espiritual. Al vivir por el poder del Espíritu Santo, debemos rendir cada aspecto de nuestra vida a Dios: emocional, física, social, intelectual, vocacional.
Pablo dice: ¡Eres salvo, por lo tanto, vive de acuerdo a esta realidad! Vive con mente de Rey y Sacerdote, no esclavo de las viejas pasiones, de la vida pasada. Es hora que comiences a caminar de acuerdo a lo que eres, algo importante para Dios, heredero de las mejores cosas, alguien que se puede sentar a la mesa y no esta mendingando. Todos necesitamos cierta medida de aprobación de otros, pero aquellos que se apartan de la senda de Dios, en busca de honores o para ganar popularidad, muestran que no son guiados por el Espíritu Santo. Aquellos que esperan la aprobación de Dios no necesitarán envidiar a otros. Por ser hijos e hijas de Dios, tenemos su Espíritu Santo como la garantía amorosa de su aprobación.
Es decir, somos un ente diferente. Tenemos que entender que cuando venimos a Cristo somos nuevas criaturas, somos algo hecho nuevo, recreado, rehecho, y de aquí en adelante nos movemos de esta manera, en otras virtudes y actitudes.
Estas actitudes o virtudes son conocidos como El Fruto del Espíritu Santo y la lista se consigue en Gálatas 5:22-23. Estas virtudes o actitudes son caracterizadas como fruto, en contraste con las obras. Sólo el Espíritu Santo puede producirlas, y no los propios esfuerzos. Otro contraste es que, aun cuando las obras de la carne aparecen en plural, el fruto del Espíritu es uno solo e indivisible. Cuando el Espíritu controla completamente la vida del creyente, produce este resultado. Las primeras tres conciernen a nuestra actitud hacia Dios, la segunda triada tiene que ver con nuestras relaciones sociales, y el tercer grupo describe los principios que guían la conducta cristiana:
1. Amor: Aquí la palabra en griego es Ágape, que es amor y preocupación propia entre los hermanos de la iglesia o la célula que perteneces, es decir, preocuparse los unos por los otros por su bienestar. No es Eros, que se refiere a amor entre una pareja de esposos ni philia que es entre los miembros de una familia.
2. Gozo: Viene de chara, de donde sale la palabra carisma, para los dones carismáticos. Es tener siempre buen humor y buen animo para todo.
3. Paz: Implica tener prosperidad, es decir, quietud en el espíritu, en este caso.
4. Paciencia: Soportar, aguantar, pelear la buena batalla (2ª Corintios 6:6).
5. Benignidad: Una persona de una inmoralidad intachable. El Espíritu Santo borra la agresividad de carácter de quien está bajo su control.
6. Bondad: Ser una persona que beneficia a los demás al conocerle, una persona virtuosa.
7. Fidelidad: Ser una persona de plena confianza, de convicción moral intachable, fiel a sus principios.
8. Mansedumbre: Ser una persona fácil para lidiar con ella, humilde, pero a la vez inquebrantable en sus principios. Como decía el chavo, Manso pero no menso.
9. Dominio Propio: Tener templanza, es decir, no quebrantarse fácilmente por lo que otros digan ni cambiar de opinión así por que si.
Si hemos aceptado a Cristo como Salvador, debemos apartarnos de nuestro pecado y clavar voluntariamente nuestros malos deseos naturales a la cruz. Esto no significa, sin embargo, que nunca más volveremos a ver rasgos de estos deseos nuevamente. Como cristianos todavía tenemos la capacidad para pecar pero hemos sido liberados del poder del pecado y no debemos dejarnos dominar por él. Cada día debemos entregarle nuestras tendencias pecaminosas a Dios y a su control, clavándolas en la cruz de Cristo, y momento a momento aspirar el poder del Espíritu para sobreponernos a ellas (Gálatas 2:20; 6:14). Dios está interesado en cada parte de nuestras vidas, no sólo espiritual. Al vivir por el poder del Espíritu Santo, debemos rendir cada aspecto de nuestra vida a Dios: emocional, física, social, intelectual, vocacional.
Pablo dice: ¡Eres salvo, por lo tanto, vive de acuerdo a esta realidad! Vive con mente de Rey y Sacerdote, no esclavo de las viejas pasiones, de la vida pasada. Es hora que comiences a caminar de acuerdo a lo que eres, algo importante para Dios, heredero de las mejores cosas, alguien que se puede sentar a la mesa y no esta mendingando. Todos necesitamos cierta medida de aprobación de otros, pero aquellos que se apartan de la senda de Dios, en busca de honores o para ganar popularidad, muestran que no son guiados por el Espíritu Santo. Aquellos que esperan la aprobación de Dios no necesitarán envidiar a otros. Por ser hijos e hijas de Dios, tenemos su Espíritu Santo como la garantía amorosa de su aprobación.
¡Y ESTA ES LA VIDA DEL REY Y SACERDOTE, CON MENTE DE VICTORIA Y NO MENTE DE DERROTA!