Luego de salir de Egipto, el pueblo de Israel hizo una parada en el Monte Horeb o Sinaí para recibir los mandamientos y leyes de Dios pero se quedaron en ese lugar por un año.
Dios los había sacado para conquistar la tierra prometida pero ellos se quedaron acampando en el monte hasta que Dios les habló diciendo: “Habéis estado bastante tiempo en este monte” (Dt. 1:6). Nótese que el monte Horeb es el monte de Dios; y lo que Dios les dijo es: Salgan ya de mi monte y vayan al territorio enemigo, Dios los estaba enviando a la batalla, porque era hora de batallar, de salir, de conquistar para luego empezar a poseer.
Es lindo estar en la presencia de Dios, en el monte de Dios, y si bien es cierto muchas batallas se ganan en la presencia de Dios, otras hay que ganarlas en el territorio enemigo. Es aquí dónde cabe preguntarnos: ¿de qué maneras puede obtener el pastor o líder la motivación y fortaleza para avanzar y conquistar? Permítanme mencionar lo siguiente:
En primer lugar, no hay que perder de vista la visión ni el tamaño de la visión. Como el pueblo de Israel nos conformamos y creemos que eso es todo lo que hay quedándonos cómodo. Nos olvidamos de soñar en grande, de contar las estrellas como lo hizo Dios con Abraham; o, de entender que el destino es la “tierra que fluye leche y miel”.
Por otro lado, hay que tener fe para ver cosas sorprendentes en el poder de Dios. El pueblo de Israel era muy incrédulo, ante el primer obstáculo del Mar Rojo comenzaron a dudar pensando que iban a morir; pero allí, entre el mar y el ejercito del Faraón, Dios lo invitó a marchar y el mar se abrió en dos (Ex. 14:15).
Finalmente, es importante el autocuidado y un modelo de cuidado. Cuando Jetro visitó a Moisés y vio que se sentaba todo el día para resolver los asuntos que traían a él, le dijo: “No está bien lo que haces. Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo”. (Ex. 18: 17-18). El cansancio por la sobrecarga de trabajo, la decepción, la ansiedad, la frustración por la sobrecarga emocional que recibe un líder le puede llevar a un agotamiento físico y/o emocional. Para que esto no ocurra es necesario tener alguien con quien hablar como amigo y mentor, tiempo para vacaciones y relajación en general; así como, un modelo para el cuidado de los líderes de las células.
Dios desea que nos movamos de la zona de comodidad y avancemos para conquistar, para hacerlo con eficacia es necesario reabastecernos constantemente: renovando la visión, aumentando la fe, cuidándonos física y emocional; y de igual manera cuidando a nuestros líderes.