martes, 11 de septiembre de 2012

DOMINIONISMO: LA TEOLOGIA DEL REINO AHORA KINGDOM NOW: EXPONIENDO UNA FALSA DOCTRINA



INTRODUCCION

Cada día vemos que la temática que encierra esta teología denominada “dominionista o del reino ahora” que, a pesar de que no es nueva, esta captando mas y mas adeptos dentro del pueblo evangélico en todo el mundo.

Lo primero que debemos preguntar es ¿En que consiste la teología del reino ahora o dominionismo? ¿Cuáles son sus enseñanzas? ¿Tiene asidero bíblico esta enseñanza? Estas y otras preguntas serán respondidas en el desarrollo de este ensayo.

El concepto clásico de teocracia o del “reino ahora”, se viene escuchando desde varias décadas atrás. En lo personal recuerdo muy bien el movimiento teocrático, en Chile en el año 1990 bajo las enseñanzas de Christian Casanova, (que en el día de hoy más que pastor evangélico es una amalgama de católico y carismático), quien adopta la teología dominionista legada por su mentor, el ahora extinto líder carismático norteamericano Earl Paulk, uno de los promotores mas importantes de la teología del reino, y cuyo hilo conductor y hermenéutica, se desprende totalmente de la interpretación bíblica histórica respecto a temas como el del objetivo del evangelio, la labor de la iglesia de Cristo y a la secuencia escatológica. (Las últimas cosas). 

Lo curioso es que la teología del “reino ahora” o diminionismo, no solo ha cautivado a movimientos liberales, carismáticos y neo pentecostales, sino que también a algunas iglesias y corporaciones tradicionales y de corte fundamentalista reformada. Ahora no es raro escuchar a pastores que por años han defendido la sana doctrina, pero que de un tiempo a esta parte ya están negando, por ejemplo la enseñanza del arrebatamiento de la iglesia entre otras doctrinas fundamentales del cristianismo. Esto y otras cosas que vamos a tratar en este estudio, se lo debemos en gran parte a la fuerte escuela de pensamiento de la teología del “reino ahora” o dominionismo.

Estoy convencido de la necesidad de difundir una fuerte refutación a esta teología, debido a que es parte de los fuertes vientos de apostasía que están azotando a la iglesia y que algunos sin saberlo, la han adoptado como la “nueva y restauradora visión” que la iglesia debe tener en el siglo XXl.

ANALISIS HISTÓRICO

ORIGEN DE LA TEOLOGIA DEL 
REINO AHORA O DOMINIONISMO


Como ya se ha dicho, la teología del “reino ahora” no es nueva y el génesis de esta enseñanza se remonta hacia el siglo III con las enseñanzas de Orígenes oriundo de Alejandría, discípulo de Clemente y firme seguidor de la escuela de pensamiento del filósofo Ammonius Saccas y su “neoplatonismo”. Es importante señalar que Saccas enseñaba que era necesario crear la unión de todos los credos religiosos bajo el concepto de una conciencia universal (La misma premisa de la nueva era y que muchos líderes evangélicos la predican desde los púlpitos) Podríamos con todo argumento afirmar que Orígenes es uno de los más grandes Gnósticos “cristianos” que se registran en la historia.

La constante amalgama entre los relatos bíblicos y la filosofía de Alejandría, fueron los ingredientes predilectos de este erudito y eximio exegeta, cuyas enseñanzas perduraron a través del tiempo y que al final del siglo XX, se han transformado en la base de la teología modernista y apóstata. En la actualidad ya muchos piensan como Orígenes.

La enseñanza escatológica de Orígenes, era básicamente post milenarista, es decir, que no creía que en la tierra se daría un período de reinado del Mesías y que la iglesia debía conquistar cada poder que establece el equilibrio de la humanidad, a lo que clásicamente se conoce como “el poder temporal”.

Esta premisa, tan igual a la que por tantos siglos pregona el catolicismo romano, era la base y pilar de las enseñanzas dominionistas de Orígenes. Si duda, una enseñanza que no quedó sepultada en el recuerdo, sino que se mantuvo vigente a través de los siglos y es más, en el siglo IV, Agustín de Hipona, el mal llamado “padre de la iglesia” (entre otros), rescató profundamente las enseñanzas de Orígenes en su obra alabada por los amantes de teología racionalista, “la ciudad de Dios”.

Estos antecedentes aunque remotos, nos permiten entender que ha pasado en la actualidad con lo teólogos y eruditos que dejaron de depender del Creador de todas las cosas y se envanecieron en sus razonamientos. 

Toda la teología modernista, reconoce en especial posición las enseñanzas de Agustín y de la llamada patrística en general. Si uno conversa con líderes que han sido formados en seminarios o institutos bíblicos, se revela la profunda inspiración e influencia de las enseñanzas de los teólogos del siglo III y IV quienes muchos de ellos, solo fueron instrumentos del diablo para introducir el sincretismo, subjetivismo y humanismo en las escuelas de pensamiento del cristianismo primitivo. Es por eso que esto ahora suena hasta casi obvio, por lo tanto, a aquellos que aún confiamos en la autoridad de la sola escritura, nos debe llenar de energía este ensayo para anunciar con más fuerza, la confianza que debemos tener solo en la Biblia y lejos de toda escuela de pensamiento humano.

LA TEOLOGIA DEL REINO AHORA EN EL SIGLO XX

Con el surgimiento del movimiento pentecostal a fines del siglo XIX y a principios del XX, se abrió una puerta muy peligrosa y que sin duda dio el paso a los excesos que hasta ahora presenciamos. Me refiero al abandono de la hermenéutica tradicional y a la adopción de una, absolutamente alegórica y subjetiva, es decir, las reglas de interpretación bíblicas ya no debían ser encabezadas por la aplicación literal, sino que más bien por la alegoría y aquella basada en la experiencia. Aquí comenzaba la escuela del pragmatismo cristiano, lo que significaba que el fin justificaba los medios y que la Biblia debía acomodarse en función de la experiencia y de lo que se vivía en el mundo evangélico. En otras palabras, eran los albores del movimiento de restauración o “restauracionismo”.

Con esta manera de leer la Biblia 
y bajo la clásica premisa de que la “mucha letra mata”, el pentecostalismo comenzó a propagarse por todo el mundo y cada vez se incorporaban mas adeptos, inclusive, miembros de corporaciones e iglesias que ponderaron más la experiencia por sobre la autoridad de las santas escrituras. 

No obstante, no debemos ignorar o desconocer la gran labor evangelística que el pentecostalismo realizó y realiza hasta ahora, sin embargo, los problemas de la enseñanza y la manera de estudiar las santas escrituras que ellos mantuvieron, dieron paso décadas mas tarde, a algo que evidentemente ni ellos pudieron prever; el nacimiento del movimiento carismático y el neo pentecostalismo.

A finales de la década del 50 e inicios del 60, se celebró el afamado Concilio Vaticano Segundo, cuyos puntos tratados, fueron básicamente la posición de los evangélicos y otras religiones ante la colosal iglesia de Roma. La estrategia de llamar herejes a los evangélicos, ya no estaba dando resultado y cada vez mas feligreses abandonaban Roma y se volvían a las iglesias cristianas, por lo tanto, la nueva estrategia acordada fue tratarlos como “hermanos separados” cuya frase fue la consigna del mover ecuménico sin precedentes en la historia. 

Durante la década del 60 comienza una fuerte campaña ecuménica emprendida por el vaticano, el consejo mundial de iglesias y grupos de agentes secretos al servicio de Roma (principalmente Jesuitas). Los objetivos eran infiltrar a seminarios, iglesias y corporaciones evangélicas, para cautivarlas diplomáticamente y llevar a todo un pueblo de regreso a Roma. Sin duda, estrategia dirigida por el espíritu del anticristo y que ha dado los resultados esperados por sus promotores.

Toda este comentario, apunta a entender las razones del porque una iglesia puede de un momento a otro, abandonar sus enseñanzas tradicionales y volverse a la mentira, convirtiendo un pastor en un clérigo hibrido sin sotana, pero con cuello clerical y otras cosas propias del romanismo.

En este escenario, las enseñanzas apostólicas y ortodoxas, fueron reemplazadas por las antiguas enseñanzas dominionistas de Orígenes, Agustín y la madre de todas las abominaciones de la tierra, Roma.
Por lo tanto, vamos lentamente descubriendo que la teología del “reino ahora” o dominionismo, proviene sin duda, del seno del Romanismo y no tiene nada que ver con las sagradas escrituras, aún cuando se citen pasajes bíblicos descontextualizados para pretender sustentarla. Roma y sus hijas, siempre han enseñando el dominionismo, lo que significa el poder temporal y el objetivo de conquistar el mundo, llegando al control de los poderes fácticos (económico, político y religioso) que son los hilos desde donde pende toda la sociedad mundial.

Roma levantó varios líderes con cariz evangélicos y que fueron muy eficaces al momento de cautivar a muchos incautos. Recordemos a Katheryn Kulman, Rex Humbard, Billy Graham, Paul Craoch, Jim Baker de la década del 70, y hace no mucho a Benny Hinn, Paul Y. Cho, Cesar Castellanos, Marcos witt entre otros, que han sido grandes ecuménicos y que han enseñado la teología del dominionismo en base del ecumenismo, es decir, que debemos volver a Roma bajo la tuición del papa. Billy Graham tan admirado por muchos decía que “él consideraba Juan Pablo II como un gran evangelista” , declaración que obviamente no resiste análisis.

No obstante, uno de los grandes pregoneros de la teología del “reino ahora” o dominionismo, ha sido el afamado y en la actualidad octogenario obispo carismático norteamericano Earl Paulk. 

Earl Paulk, obispo de la Chapell Hill Harvester Church EE.UU., quien hasta hace poco ha tenido que enfrentar la justicia producto de acusaciones de pedofilia, lleva décadas enseñando la teología del dominionismo (Kingdom now). Utilizando una particular interpretación bíblica, enseña entre otras cosas, que nosotros somos pequeños dioses, que Cristo no puede volver a la tierra si la iglesia antes no ha conquistado el mundo, que no existe el arrebatamiento y que eso es solo parte de una mente “escapista” por lo que debemos “activar el reino de Dios en medio de las circunstancias”. Estas entre otras falsas enseñanzas, son las que hoy día recobran plena vigencia en muchos lugares evangélicos de corte Pentecostal liberal e inclusive conservador o fundamentalista reformado.
En todo el mundo se ha propagado esta enseñanza que como vamos a ver mas adelante, es un cúmulo de doctrinas que encierran el concepto de poder y la autosuficiencia del hombre (Paul Y. Cho, Morris Cerillo, Robert Shuller, Kennett Copeland, Benny Hinn, entre otros), del concepto de mega iglesias (Rick Warren), y del evangelio de la prosperidad (Cash Luna, Rony Chávez, Alejandro Martínez, Fernando Chaparro, entre otros), y que es parte de una tarea sigilosa del diablo cuyo final es recibir con los brazos abiertos al anticristo, período que por cierto los verdaderos hijos de Dios, no presenciaremos ya que seremos arrebatados antes.


En Chile, existe una réplica exacta de lo que es la Chapell Hill 
Harvester Church de Paulk, y su líder se llama Christian Casanova, quien en sus inicios en la década del 80, era un predicador universitario, con tendencias revolucionarias y creador del afamado “moviendo de revolución de Jesucristo” que más tarde cambió al nombre de “movimiento teocrático” y que en la actualidad ha adoptado el tenue apelativo de “catedral del espíritu santo y su gente de fe”.

Casanova, también es un fuerte propagador de la enseñanza de la teología del “reino ahora” y verlo en acción en medio de la liturgia de su capilla, es ver claramente un sacerdote con los mismos atuendos, utensilios y enseñanza, revelando las mismas intensiones, pretensiones y dinámica de la iglesia de Roma.

Pero no solo Casanova enseña todo esto, sino que con el surgimiento del llamado G12 que también es otra de las aristas del ecumenismo internacional, la enseñanza dominionista o del “reino ahora” se ha propagado mas asolapadamente debido a que no hay rasgos carismáticos en su liturgia, lo que lleva a más incautos a comprar esta novedad.
Predicadores como José Rivas, Hermes Canales, Alejandro Martínez, Fernando Chaparro, Eduardo Herrera, Salvador Pino, Italo Frígoli, entre otros, ya se han sumado a esta nutrida lista de la teología del “reino ahora”. Ellos, cual “Pinky y Cerebro” presentan serios rasgos de obsesión por conquistar el mundo. 

Esto nos hace recordar la oferta tentadora de satanás quien tuvo la osadía insolente de presentársela al mismo Señor:

“Todo esto te daré, si postrado me adorares” Mateo 4: 8-9
En lo personal, no me cabe la menor duda que estos facinerosos y traficantes de almas, se han postrado ante esta oferta y se han rendido a adorar al enemigo a cambio de esta, ya que el diablo ofrece mucho, da poco y lo quita todo. No obstante, estos engañadores ni siquiera se han dado cuenta porque les ha acontecido lo de la profecía del apóstol Pablo:
“... mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados...” 2 Timoteo 3: 13

ANALISIS DOCTRINAL

¿QUE ENSEÑA TEOLOGIA DEL REINO AHORA O DOMINIONISMO?

1. Conquista del Poder Temporal
Según las enseñanzas de la iglesia de Roma, de Orígenes, Agustín, o del mismo Earl Paulk, la iglesia debe conquistar el mundo, o lo que ellos llaman el poder universal (catolicismo) o temporal. En otras palabras, cada uno de los estamentos de un estado (político, cultural, militar, económico, religioso, etc.) debe ser conquistado por la iglesia y mientras eso no ocurra, dicen ellos, Cristo no puede regresar. Es decir, la soberanía del Señor y Salvador se ve obstaculizada por la de sus criaturas. Evidentemente esto no tiene sustento bíblico.
Esta enseñanza no solo destrona a Cristo y entroniza al hombre, sino que es una versión renovada de la antigua teología de la liberación, la cual presentaba un evangelio social, mezclando la predicación con la política, incitando a la lucha de clases y presentando a un Cristo revolucionario y subversivo. ¡Que insulto al Señor! Cristo jamás fue un comandante que reclutó a individuos para prepararlos para la revolución. El es EL Señor Y Salvador Que vino a morir para salvar a los pecadores.

REFUTACIÓN BIBLICA
Lo primero que debemos comentar es que la gran comisión de la iglesia jamás ha tenido que ver con ambiciones políticas como lo reclama la teología del “reino ahora”. La iglesia es un pueblo espiritual cuyo destino, promesas y recompensas son celestiales. Pablo le dice a los Efesios:

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” Efesios 1: 3
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” Fil. 3:20

El destino de la iglesia es el cielo y no la tierra. La iglesia de Cristo a diferencia del pueblo de Israel, jamás recibió de parte de Cristo promesas y recompensas terrenales. Decir esto, es simplemente ignorar los periodos bíblicos y eliminar definitivamente al pueblo escogido de Dios el cual es Israel. Cristo dijo a sus discípulos, sus apóstoles y fundadores de la iglesia:
“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” Juan 14:1-3 “En el mundo tendréis aflicción...” Juan 16:33
La instrucción bíblica es diametralmente opuesta a la entregada por los predicadores de la falsa doctrina dominionista. Los discípulos siempre recibieron la capacitación por parte del Señor Jesucristo en cuanto a soportar las aflicciones del mundo y a que esperaran su regreso, nunca la enseñanza estuvo basada en emprender la desenfrenada carrera hacia la conquista del mundo y los poderes que en él hay. 

El apóstol Pedro, agrega algo más que debemos recordar:
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros” 1 Pedro 1:3-4

El texto es bastante decidor en cuanto al destino de la iglesia y su recompensa. La “herencia incorruptible y el cielo” es lo que Dios promete a los que hemos sido redimidos por la sangre bendita del Señor Jesucristo, sin embargo, los teólogos del “reino ahora” niegan aquello, diciendo que todo es parte de una mentalidad escapista, irracional y cobarde. 

La iglesia no ha sido llamada a conquistar el mundo o cambiar su curso. La gran comisión de predicar el evangelio tiene como objetivo llamar al arrepentimiento porque el juicio de Dios y la condenación eterna es una realidad irrefutable. Obviamente, entre la homilía católica romana que es la misma de los teólogos dominionistas, y lo que la Biblia 
enseña, existe una distancia imposible de acortar. El síndrome de “Pinky y Cerebro” de conquistar al mundo y que adolece la cristiandad actual con su teología restauracionista del “reino ahora”, es absolutamente anti bíblica y que es parte del misterio de iniquidad dirigido por las tinieblas del diablo.

JESUS Y EL ESTADO
Nuestro Señor Jesucristo jamás coqueteó con las autoridades como para conseguir sus objetivos, situación tan habitual en el clero evangélico de la actualidad. Desde siempre, los hombres de Dios nunca fueron apetecidos por los gobernantes debido a que eran considerados como cismáticos y negativos, solo basta con recordar a Elías y su memorable discurso o al anónimo Micaias quien anuncia la derrota de Acab (1 Reyes 18 y 22) Ambos siervos de Dios y odiados por el estado.

De la misma forma, el Señor Jesucristo tuvo que resistir a uno de los poderes fácticos más agazapados e hipócritas que el estado presenta: El poder religioso.

Si recordamos y repasamos el ministerio del Señor Jesús, descubrimos que no fue el judío común y corriente que persiguió y obstaculizó la tarea del Señor; no fue el agricultor, el ganadero o el curtidor quien se levantó en contra de Jesús; fueron los religiosos que tergiversaban el mensaje del Salvador, que lo calumniaban y que incitaban al pueblo a irse en contra de su ministerio.

En una ocasión, vinieron algunos de los fariseos a advertir a Jesús a que huyera porque Herodes le quería matar. Era Herodes Antipas, “conocido por su astucia traicionera y por su vileza rastrera” (Com. M. Henry), que se levantaba como una amenaza al Cristo Profeta, quien como tal, le envía una misiva categórica y extremadamente aguda:

“El les dijo: — Id y decid a aquella zorra: He aquí echo fuera demonios y realizo sanidades hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra.” Lucas 13: 32
Los fariseos, acostumbrados a coquetear con las autoridades y de aprovechar coyunturas políticas, le dicen a Jesús que huyera porque Herodes le quería matar, no obstante, la respuesta del Señor fue una verdadera bofetada a los religiosos y un solemne insulto al político de turno. Me parecería muy extraño oír algún sermón con palabras tan fuertes y categóricas como las de nuestro Señor Jesucristo, y sobre todo en este tiempo de tanta dulzura y medias tintas de los predicadores. 

Cristo nunca busco el beneplácito de las autoridades. Además, los mismos religiosos confirmaban que el estatus, conocimiento y alta estirpe de los gobernantes y del clero, jamás podrían creer en las enseñanzas de Jesús.

“¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos? Mas esta gente que no sabe la ley, maldita es” Juan 7:48

Para ellos, los que seguían y creían en Jesús, eran gente vulgar, sin conocimiento y la consideraban maldita. Ellos no estimaban las palabras de Jesús y ni siquiera las analizaban según el mismo Nicodemo les enrostra.

¡Que mensaje menos apetecido! era el que escuchaban los hipócritas fariseos. No existe el Jesús condescendiente ni diplomático, sino que aquel cuya lengua incisiva y lacerante hablaba la verdad y solo la verdad. No le importaba congraciarse con “César” porque su único objetivo era someterse únicamente a la voluntad de su Padre. 

Que distinto a lo que hoy se oye como mensajes neo evangélicos. Hoy no se debe hablar fuerte para que nadie salga ofendido y el mensaje debe estar recubierto con una mezcla de dulzura apetecible y diplomática so pretexto de estrategia evangelística.

Cuando Jesús fue detenido, llegó el gran momento (humanamente hablando) en que debía comparecer ante el procurador de Roma en Judea llamado Poncio Pilato. 

En esa peculiar entrevista, se revela indiscutiblemente la inocencia política del Señor frente a las acusaciones que los religiosos le hacían. Es en ese instante cuando El Señor nos deja una tremenda enseñanza que con el tiempo se olvidó y que en la actualidad no es aceptada. 

“Entonces le dijo Pilato: — ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y tengo autoridad para Crucificarte? Respondió Jesús: — No tendrías ninguna autoridad contra mí, si no te fuera dada de arriba” Juan 19:10-11

Como podemos ver, frente a tan seductora oferta que Pilato hacía, El Señor Jesús no claudica ningún instante ante “César” como para promover un consenso o un acuerdo ante aquel extremo conflicto. Por el contrario, la respuesta tuvo un contenido desafiante que se proyectaba como una aguda espada directo hacia el corazón del procurador:

“No tendrías ninguna autoridad contra mí, si no te fuera dada de arriba” Juan 19:10-11

El Señor Jesús nos legó un principio extraordinario en su incomprendida retórica frente a Poncio Pilato:

“Contestó Jesús: — Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos. Ahora, pues, mi reino no es de aquí” Juan 18:36

No podía ser de otra forma. Jesús era Dios hecho carne y su misión era morir voluntariamente y lo que en esa oportunidad estaba ocurriendo, no era otra cosa sino el desarrollo de un eterno plan de salvación que estaba llegando a su máxima escena. Nada ocurrió circunstancialmente ni por arte azaroso; todo estaba desde antes planeado por el Dios omnisciente:

“Porque verdaderamente, tanto Herodes como Poncio Pilato con los gentiles y el pueblo de Israel se reunieron en esta ciudad contra tu santo Siervo Jesús, al cual ungiste, para llevar a cabo lo que tu mano y tu consejo habían determinado de antemano que había de ser hecho” Hechos 4:27-28

Lamentablemente, la iglesia actual ha reformado los discursos de su Maestro y ha tomado unas tijeras mágicas para recortar estos pasajes conflictivos, además que han desarrollado una habilidad sorprendente con la lija para rebajar aquellas aristas sobresalientes y cortantes que el hombre no quiere oír ni hablar. Nos parecería extraño escuchar a algún predicador actual que sea fiel al mensaje de Cristo y que como dijo Pablo publicar el tremendo:

“¿Busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” Gálatas 1:10

2. No habrá milenio (Post milenarista)
Como en parte ya se ha comentado, la teología del “reino ahora”, enseña que no hay tal gobierno de mil años del Mesías y lo que dice la Biblia en varios pasajes al respecto, obedece al tiempo presente y ahora. En otras palabras, de esta premisa se desprende el nombre de la falsa doctrina “reino ahora” (y no en el futuro). 

Ellos enseñan que el reino de Dios se debe construir, conquistando los poderes temporales, creando instituciones religiosas, mega iglesias con propósito, imperios eclesiásticos, etc. Y que mientras eso no se termine, Cristo no va a regresar por segunda vez. En otras palabras, el Dios soberano que ni los cielos pueden contener, depende de lo que nosotros hagamos, es decir, el protagonismo absoluto, según esta enseñanza, lo tiene la iglesia (el hombre) y no Cristo. 

REFUTACIÓN BIBLICA
No solo la iglesia primitiva creía firmemente en el establecimiento futuro del reinado del Mesías, sino que los registros de hermanos fieles a la Palabra de Dios, siempre sostuvieron el concepto premilenarista, es decir, que el reino de Dios se establecería no sin antes el regreso de Cristo. Obviamente, el concepto post milenarista enquistado en la enseñanza cristiana por Orígenes, avalado por Agustín de Hipona y enseñado por siglos por la iglesia de Roma, ahora recobra una vigencia tan fuerte, que ya hay muchos que defienden tal idea.

Para analizar este tópico a la luz de las santas escrituras, no podemos seguir sin antes mencionar que el reino prometido, no es para la iglesia, sino que para Israel.

El peor error en la hermenéutica utilizada por muchos estudiosos de la Biblia, está en que no se reconocen los períodos bíblicos y como consecuencia, se pasan por alto las maneras en que Dios pacta en un determinado momento con el hombre, ignorando los propósitos que hay de por medio, las sombras, emblemas, símiles y su significado que cada uno encierra. Alguien dijo una vez en sus escritos: “Distinguid los períodos, y las escrituras armonizarán por sí solas”; ese es el gran problema de los teólogos racionalistas y modernistas.

Uno de los períodos bíblicos es LA LEY, donde Dios escoge a Moisés como intermediario entre El y los hombres. A Moisés se le entregó estatutos, leyes y directrices específicas que el pueblo de Israel debía cumplir. Mas tarde, vino un nuevo pacto, cuyo intermediario es el propio Señor Jesucristo (la imagen misma de las cosas Hebreos 10:1); este es el período de LA GRACIA, el cual aún no ha terminado. Como vemos, no podemos mezclar las peras con las manzanas, es decir, las promesas y recompensas de Israel no son las mismas que las de la iglesia. Uno es un pueblo terrenal (Deut. 6: 1-3) y el otro celestial (Ef. 1:3), uno iba tras las obras y el otro por fe (Romanos 9:30-32). Tanto el uno como el otro (Israel y la iglesia) recibirán sus respectivas recompensas en el futuro y ambos participarán en el reinado justo del Mesías (milenio).

Ahora bien, considerando lo anterior, debemos responder y refutar a la teología del “reino ahora” respecto a su postura post milenarista y para esto, debemos leer un pasaje clave ubicado en Daniel 9:

“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos” Daniel 9: 24

Es el clásico texto que nos habla de las 70 semanas en un sentido evidentemente profético. Es necesario comentar que la Biblia también nos explica en Lev. 25:8 que una semana profética corresponde a semana de años, es decir que cada semana es una serie de 7 años.
Lo trascendental del pasaje, es que revela que estas 70 semanas son determinantes para la restauración plena y definitiva del pueblo de Dios, esto es Israel, que como bien sabemos, aún no puede haberse cumplido esta profecía porque para nadie es un misterio que Israel todavía no es restaurado en plenitud, es cosa de ver los noticieros e informarse medianamente. Solo se han cumplido 69 semanas que según Daniel 9:26 fue con la muerte del Mesías. Evidentemente, el reino del Mesías no puede haberse establecido aún y sigue siendo un suceso futuro que debe cumplirse. Por esta razón la fiel iglesia de Cristo cree en el pre milenarismo. 

Obviamente, en la enseñanza de la teología del “reino ahora” o dominionismo, se ha tenido que extirpar al gran problema que pone en jaque toda esta falsa enseñanza, es decir, a Israel. No nos debería parecer extraño, porque el mismo Agustín, tan alabado por los teólogos de todos los tiempos, fue un acérrimo anti semita.

Mientras Israel permanezca como la Biblia 
lo enseñanza, la falsa enseñanza del dominionismo se desmorona, por lo tanto, los teólogos del “reino ahora” plantean el concepto de “Israel espiritual”, es decir, que la nación de Israel ya fue desechada por Dios y que ahora es el turno de la iglesia, por lo tanto, ya estamos viviendo el reino de Dios según ellos. Tal aseveración no tiene ningún valor y apoyo escritural, ya que la misma biblia se encarga de decir literalmente que el pueblo de Israel sigue su curso en el perfecto plan de redención que Dios ha trazado. Vamos a analizar tres pasajes de la biblia para refutar la idea que plantea el dominionismo. 

“Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera…No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció” Romanos 11: 1-2

Muchas veces se escuchan opiniones de hermanos que hablan de que Israel por su desobediencia, fue desechado por Dios y que ahora ha sido reemplazado por la “Israel espiritual” llamada iglesia. Con esta idea, los intereses y objetivos truncados ante el fracaso de Israel, pasan a ser los desafíos que la iglesia debe seguir y cumplir. Tal idea, aunque romántica y novelesca, carece de toda interpretación sana de las sagradas escrituras.

En primer lugar el texto anterior dice categóricamente que Israel no ha sido desechado y Pablo sella su instrucción con su clásica “en ninguna manera”, es decir, es imposible, no puede ser, no hay forma, etc.

La razón de esa seguridad apostólica respecto a la permanencia y vigencia del pueblo de Israel en los planes de Dios, es porque este pueblo fue “desde antes” conocido. Esta pequeña y simple frase trasluce una profundidad indiscutible.

Los planes de Dios nunca han sido modificados de acuerdo a las circunstancias, es decir, ante los fracasos de los hombres, Dios nunca ha tenido que idear urgentemente algo que se sobreponga o contrarreste la caída y superar el momento; todas las cosas que ocurren están sujetas e ideadas en sus planes eternos. No podemos concebir a Dios que fracasa y se repone. Eso sería negar su omnisciencia y su eternidad.

La situación del pueblo de Israel en relación a Dios comienza en los designios eternos y soberanos, y como la misma biblia se encarga de aclarar, su propia desobediencia era parte de propósitos supremos que Dios tenía considerados en el desarrollo de su proyecto. Veamos el siguiente texto:

“Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles” Romanos 11: 11

Este texto nos debe llenar de humildad, ya que Dios en su plan eterno consideró que por la transgresión de una nación, las otras naciones también podrían acceder a tal bendición. Esto muestra la esencia de la promesa que Dios le entregó a Abraham:

“y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” Génesis 12:3

Abraham fue el padre de la nación de Israel y a través de este pueblo, Dios dispensa su gracia a las demás naciones (gentiles). En otras palabras, el plan de Dios determinó que por la desobediencia de Israel, viniera la salvación a los gentiles, decisión absolutamente soberana, y ¿Quién la puede refutar?
El apóstol Pablo se encarga de afirmar que el tropiezo de Israel no significa el deshecho o eliminación, sino que, es parte del propósito eterno de Dios. No olvidemos que sin miseria no hay misericordia y sin fracaso no hay gracia. Observemos el último pasaje:

“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo” Romanos 11:25-26

El pueblo de Israel esta endurecido temporalmente hasta que se cumplan los tiempos determinados por Dios. Anteriormente se mencionaba la visión profética de Daniel respecto a las setenta semanas en donde se aprecia con claridad que el “reloj” de Dios se detuvo en la semana sesenta y nueve y que falta que se cumpla la última semana para completar la profecía.
El texto de romanos aclara que el objetivo de la detención del “reloj” de Dios, se debe a la inclusión de otro pueblo que también será salvo; son los gentiles, es decir, creyentes de todas las naciones que también gozaran de la eterna redención en Cristo Jesús, y cuando el último que compone aquella lista de redimidos se integre a las filas, sin duda que el cronómetro reinicia su marcha para que se cumplan los tiempos finales.

Por lo tanto, no debemos jactarnos en contra de la verdad, y pensar que Israel es una nación desechada y execrable por causa de su pecado y desobediencia, por que lo mismo mereceríamos nosotros. Dios ha escogido a Israel y su trato con esta nación se reanudará una vez que la iglesia (los creyentes de todas las naciones) sean sacados de esta tierra. Que panorama más nítido se observa cuando somos sumisos a los relatos bíblicos y nos alejamos de los sabios de Alejandría, de la patrística, de los teólogos de alta crítica y de los neoplatonistas de la actualidad.

3. No habrá arrebatamiento de la iglesia
Earl Paulk catalogó años atrás a la enseñanza del arrebatamiento de la iglesia, como parte de una “mentalidad escapista”. No obstante, los malos frutos de su predicación y de tantos otros, se han enquistado en la filosofía y teología de muchos predicadores de la actualidad. Hoy escasean las iglesias en donde se hable de la bendita esperanza de los creyentes. Los mensajes actuales solo hablan de la prosperidad y de buscar los métodos para el éxito en este mundo, nunca hacen referencia a la condición peregrina de la iglesia ni menos mencionar que Cristo vuelve.

Dicen los defensores de la teología dominionista que el arrebatamiento no es parte de la doctrina cristiana histórica, que solo es una visión propia de la filosofía griega de los escritores y que convierte a la iglesia en un ente cobarde que olvida su misión de conquista y liderazgo en la tierra aquí y ahora.

REFUTACION BIBLICA
La biblia habla del arrebatamiento con mucha claridad. Vamos a analizar dos pasajes que presentan literalmente un acontecimiento previo a la gran tribulación y a la segunda venida de Cristo para establecer su reino milenial.

“Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” 1 Tesalonicenses 4:15-17.

Este es el texto clásico que presenta de manera extraordinariamente nítida la venida del Señor. Según este pasaje, el encuentro entre El Señor y los creyentes se realizará en el aire y no en la tierra, por lo tanto, no podemos mezclar este acontecimiento con la segunda venida de Cristo cuando ha de poner sus pies en el monte de los olivos, según lo revela el profeta Zacarías (Zac.14) y establezca su reinado por mil años.

El arrebatamiento de la iglesia es una fase previa en el cumplimiento de las últimas cosas que han de ocurrir, cuyo propósito es sacar de la tierra a la esposa del Cordero que es la iglesia y librarla del juicio venidero. Esta siempre fue la tónica de la intervención de Dios para con sus escogidos; todos fueron sacados y puestos fuera del castigo. Por ejemplo, Noe en el diluvio, Lot en la destrucción de Sodoma, Israel en la salida de Egipto, Rahab en la destrucción de Jericó, etc. Así también la iglesia será arrebatada antes de que la ira de Dios descienda sobre la tierra.

La palabra arrebatamiento deriva de un vocablo griego que significa “sacar por la fuerza”, es decir, denota la acción de tomar algo fuertemente y sin previo aviso. Algunos lo califican como “rapto”, no obstante, dicho término atenta a lo que enseña la escritura, ya que su connotación apunta a tomar o secuestrar algo de propiedad ajena. Además, bajo la jurisprudencia humana, siempre un rapto es una acción delictual o criminal.

En el caso del arrebatamiento, debemos entender que Cristo no viene a buscar algo que no le pertenece, por el contrario, viene a buscar a su esposa a quien compró al precio de su preciosa sangre. 

“Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” Juan 14:3

La biblia habla de la relación de desposorio que tiene Cristo con su amada iglesia, y como tal, el esposo debe regresar para arrebatar a su prometida; esa era la costumbre judía y es justamente eso lo que va a suceder cuando El Señor regrese. Eso se cumplirá el día que indica el texto de Tesalonicenses 4 y que los dominionistas no creen.

Lo que pasa es que como los dominionistas niegan abiertamente la vigencia de Israel, evidentemente ellos tienen una sola perspectiva de las cosas que van a suceder, es decir, solo la segunda venida según Zacarías 14 o Mateo 24. Es evidente que los profetas de la antigüedad no vieron con claridad la llegada de la llamada “iglesia”, un pueblo espiritual cuyas promesas y recompensas son celestiales. Toda la descripción entregada en el antiguo pacto y en parte del mensaje de Cristo durante su ministerio, son dirigidas al pueblo de Israel, por tal razón, es necesario distinguir a estos dos pueblos escogidos a fin de no mezclar los propósitos y objetivos de cada llamado. 

Cuando observamos y aceptamos la nitidez de la iglesia dentro del plan profético y cuyos antecedentes son parte de un misterio escondido por los siglos, podemos concluir, que de la misma manera que surgió este pueblo espiritual, así también desaparecerá (Ef.3:9 – Rom. 16:25)
La situación de la iglesia, se asemeja mucho con la experiencia de un personaje de la antigüedad cuyo peregrinaje con Dios, término cuando él se lo llevó, veamos:

“Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios” Gen.5:24

Lo interesante del pasaje es descubrir el carácter peregrino de este creyente llamado Enoc. El texto dice que Enoc caminó con Dios y que desapareció.
La biblia presenta situaciones de desaparecimientos súbitos, por lo tanto, no nos debería sorprender que Dios repita este tipo de eventos (2 Rey. 2:11, Hec.8:38) y mas aún cuando se trata del trato con un pueblo especial, el cual fue adquirido por él al precio de la sangre de su bendito y unigénito hijo.

La iglesia al igual que Enoc, es un pueblo peregrino y extranjero, que transita con destino hacia su patria celestial. Esta realidad irrefutable es la que los que defiende la teología del “reino ahora” niegan acérrimamente, no obstante, la biblia lo confirma abundantemente:

“Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos...” 1 Pedro 2:11

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo Filipenses 3:20