domingo, 8 de junio de 2008

Se buscan: Adoradores

Juan 4:
23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.  24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.


Muchas personas hablan de la adoración. Se habla de adorar a Dios, se habla de tener una relación con Dios, pero a la hora de la verdad, no se demuestra. La adoración es un acto y un proceso. En el acto de la adoración nos reunimos para honrar y reverenciar a Cristo a través de ciertos patrones y tradiciones. Además, en el acto, hay un proceso de adoración. Dicho en una forma más sencilla, esto se refiere a nuestro discipulado: la etapa de la madurez, en la cual pasamos del egocentrismo al Cristo centrismo. Lo que importa no es dónde se rinde culto, sino la disposición de la mente y el corazón. La verdadera adoración no es una mera fórmula o un ceremonial, sino una realidad espiritual que está en armonía con la naturaleza de Dios, que es Espíritu. La adoración debe ser también en verdad, o sea, transparente, sincera y de acuerdo con el mandato bíblico. Se estaba haciendo el paso de batón de la ley, que especificaba un lugar en específico, a la gracia, que especifica nuestro corazón.
La palabra adorador (proskuneo προσκυνέω, 4352), hacer reverencia, dar obediencia a (de pros, hacia, y kuneo, besar), implica el acto de cuando el perrito lame la mano del amo en señal de servicio fiel todo el tiempo sin condiciones. Es la palabra que con más frecuencia se traduce adorar. Se usa de un acto de homenaje o de reverencia. En este verso la que se usa es proskunetes (προσκυνητής, 4353), en referencia a la persona que lo hace.
Pero va mucho más lejos de esto. La alabanza es cuando un río trae sus aguas en sus propias cauces, corriendo por su propio canal, y la adoración es cuando este río crece y se sale de su cauce inundando todo nuestro ser, cubriéndonos de sus aguas frescas. Por eso es que dice que El busca adoradores, no adoración, por que la adoración El la recibirá como quiera, ya sea por la naturaleza que nos rodea, ya sea por lo que sucede a diario o como sea. Pero si la damos tiene que ser un acto genuino, no de falsedad, sino de corazón. Esta no busca la presencia de Dios, esta consciente de ella, la vive en la plenitud, la altura, la profundidad, anchura y extensión de la alabanza. Es vaciar nuestra mente de todo pensamiento externo y llenarlo del interno, el que viene de Dios, de lo que fluye de nuestro espíritu a nuestro amado Padre Celestial, por medio de su hijo amado y a través de la unción de su Espíritu Santo. Perdernos en la selva del Trino Dios y quedarnos ahí, admirando su hermosura.
El Salmo 113:3 dice: Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, Sea alabado el nombre de Jehová. Alabad: Este salmo, y los cánticos de Aleluya que siguen, eran entonados en dos partes (113–114 y 115–118) en cada lugar donde se celebraba la Pascua. Es al canto de la segunda parte a la que se refiere Mateo 26.30, poco antes de la crucifixión de Jesús. Estas palabras están tomadas de la oración de Ana en 1 Samuel 2.5. Polvo y muladar son símbolos de la más absoluta pobreza, como habla en el verso 7.
«Dios es Espíritu» significa que el espacio físico no lo limita. Está presente en todo lugar y puede adorarse en cualquier lugar, a cualquier hora. No es dónde adoramos lo que cuenta, sino cómo adoramos. ¿Es nuestra adoración en espíritu y en verdad? ¿Tiene la ayuda del Espíritu Santo? ¿Cómo nos ayuda el Espíritu Santo en la adoración? El Espíritu Santo intercede por nosotros (Romanos 8.26), nos enseña las palabras de Cristo (Juan 14.26) y nos ayuda a sentirnos amados (Romanos 5.5).
Tenemos que hacer un compromiso con la adoración, te garantizo que nuestras vidas no serán iguales, será prosperada por encima de sus afanes. Seremos llevados a un lugar donde no habrá mas llanto de lamentación, sino de gozo, no habrá mas dolor, por que lo que nos rodea no nos importara, solo desearemos estar a solas con nuestro Padre Celestial.