Éxodo 13:17-22:
Y sucedió que cuando Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los guió por el camino de la tierra de los filisteos, aunque estaba cerca, porque dijo Dios: No sea que el pueblo se arrepienta cuando vea guerra y se vuelva a Egipto.
Dios, pues, hizo que el pueblo diera un rodeo por el camino del desierto, hacia el mar Rojo; y en orden de batalla subieron los hijos de Israel de la tierra de Egipto.
Y Moisés tomó consigo los huesos de José, pues éste había hecho jurar solemnemente a los hijos de Israel, diciendo: Ciertamente os visitará Dios, y entonces llevaréis de aquí mis huesos con vosotros.
Y partieron de Sucot y acamparon en Etam, al borde del desierto.
El SEÑOR iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día y de noche.
No quitó de delante del pueblo la columna de nube durante el día, ni la columna de fuego durante la noche.
Uno de los más grandes retos de cada cristiano hoy y durante todos los tiempos ha sido la guianza del Espiritu Santo en cada situación en especial. Y una de las dudas mas grandes surgen en torno a si Dios nos guía en la prueba o no. Las huellas, el famoso poema, nos hace reflexionar especialmente sobre esto, y este famoso poema dice que cuando solo vio un par de huellas en la arena, ese par de huellas eran de Jesucristo.
Y precisamente eso paso con el pueblo de Israel. Este pueblo había recibido herencia especial desde su designación como pueblo de Dios, por la herencia de Abraham, llamado entonces Abram (Génesis 12:1-5). Se le fue dada en promesa una tierra que estaba habitada por un montón de pueblos paganos (Génesis 15:18-21; 17:1-22), para pasarla de maldición a una tierra que fluye leche y miel, una tierra de bendición. Esto es por la herencia de la promesa para la bendición a este pueblo. Abraham trajo esta bendición sobre su descendencia por su obediencia. Esto produjo literalmente que la presencia de Dios nunca se apartara de ellos, aun cuando Leví estuvo en los lomos de Abraham, es decir, solo había sido ya predestinado para venir a ser parte de la descendencia de Abraham (Hebreos 7:5-10). Esto trajo la bendición a la heredad, por la fidelidad, la fe de Abraham.
La palabra fiel en griego es precisamente, πίστις pistos, y esto implica a ser una persona de suma confianza, como un miembro del gabinete de un jefe de estado. Esto fue Abraham para Dios, y esta bendición se paso de este a sus generaciones por delante. Esta bendición paso a Isaac, a Jacob, y de ahí a la generación de José y a sus hermanos. Ya la generación de José era la cuarta generación, y esta bendición tenia que ser renovada para seguir en esta. Y ellos no lo desconocían. Pero el no renovar esta bendición les trajo muchos problemas. Se levanto un rey, que no conocía la bendición que José le había producido a Egipto, de cómo Dios le había usado para traer la bendición. Y este rey comenzó a perseguir al pueblo de Dios bien viciosamente, al nivel que los subyugo para que sean los esclavos de Egipto. Y ahí, este pueblo comenzó a sufrir en carne propia algo similar a lo que pasaron en el tiempo de la hambruna, por que se sintieron sin salida, y pensaron que a donde quiera que miraran Dios no estaba allí. Se sintieron vacíos, sin esperanza, sin salida, sin nada a donde buscar. Y allí se comenzó a manifestar la unción en el desierto.
La primera manifestación de esta unción es cuando las plagas se derramaron en Egipto:
La plaga de la sangre- el río principal se convierte en sangre. Esto produjo que los peces murieran y que hubiera sed por que no podían tomar del agua. Y trajo una pestilencia que no se podía vivir alrededor.
La plaga de las ranas- sapos por dondequiera. Y este es un animal que es considerado inmundo por los mismos egipcios. Luego de esto, al estas morir, las juntaron todas, y de nuevo vino la pestilencia.
Los piojos- animalitos odiosos molestando a todo el mundo.
Las moscas- no se podía comer ni hacer nada.
Muerte al ganado- de aquí en adelante, estas plagas solo tocaron a los egipcios. Esto comenzó a traer un principio que se fue cumpliendo en la historia del pueblo de Dios, y es el que Dios guarda a los suyos de los derramamientos de juicios sobre la tierra.
Ulceras- pero no eran solo ulceras, sino que también eran apestosas.
Granizo- no es que cae a veces, sino algo de tamaño grande, al nivel que hay relatos históricos que hablan que muchos murieron cuando estas piedras de hielo les golpeaban. Y también venían con fuego, un tipo de derramamiento de juicio de Dios sobre aquellos que no le sirven.
Langostas- no es la criatura marina que se come, por si acaso, sino lo que se conoce como un grillo, pero mas grandes, como un saltamontes (en Puerto Rico le llamamos esperanzas), que destruye todo a su paso.
Tinieblas- algo desastroso, comparado con lo que viven las personas que van al infierno. No solo produce no ver, sino que produce muerte a las plantas, y es un proceso ambiental completo ya que los animales comen plantas, y nosotros respiramos lo que las plantas producen.
La muerte de los primogénitos- esto implica que Egipto no tendría herencia de primogenitura, y esto es un principio espiritual de bendición y maldición. La primogenitura es lo que hizo a Jesucristo y a Su muerte tan trascendental, por que el plan de salvacion implica la primogenitura de Cristo para darnos vida a nosotros. Y esto implicaría que la descendencia espiritual de Egipto seria sacada de raíz. Pero también vemos el pacto de sangre. Aquí se produce una de las fiestas más importantes del pueblo de Israel, la pascua, y la sangre de la pascua traería protección sobre los hijos de Israel, sus propiedades, todo lo que les implica a sus vidas.
Esto fue el golpe de producir la salida de Israel de Egipto, puesto en todas las plagas el faraón los engañaba y endurecía su corazón. Pero esto fue por poco tiempo, ya que su corazón volvió a ser endurecido y quiso ir tras el pueblo. Pero aquí se produjo un milagro, y fue que Dios guardo a Su pueblo y se ahogo todo el ejercito de Faraón.
Y dentro de esto, hubo algo especial: La presencia de Dios no se volvió a apartar del pueblo de Israel. En ingles esta palabra es pillar, como si fuera un pilar, es decir, cuando amontonamos muchas cosas de las mismas y tenemos un paquete de estas. Dios dio a los hebreos una columna de nube y de fuego para que supieran que de día y de noche El estaba con ellos en su peregrinaje hacia la tierra prometida. Igual que a nosotros nos ha dado Su presencia, la presencia del Espiritu Santo para guiarnos nuestras vidas en todos nuestros quehaceres. Los judíos miraban las columnas y nosotros tenemos Su presencia para guiarnos. Así Dios alumbro el camino de Israel, los protegió de sus enemigos, les dio seguridad, controlo sus movimientos y simbolizo el celo ardiente que Israel tenia por su Dios.
Esta unción les saco de Egipto, les llevo por el Mar Rojo, no les permitió entrar a la tierra del filisteo para que no les diera con volver atrás, les protegió, les dio prosperidad, les dio armas, guianza, comida, produjo milagros, les dio agua, calor en tiempos de frío, sombra en tiempos de calor.
Esta es la unción que Dios quiere para ti, para guardar lo tuyo, para guardar tus hijos, tu hogar, tu casa, tu familia, tus bienes, tu alma. Este es el perfecto plan de Dios para tu vida, no es para que andes mal, enfermo, derrotado, no no no; es para que andes en victoria aunque tengas prueba, para que seas prospero aunque no tengas empleo ni nada que comer, para que estés sano aunque te achaque el cuerpo, en paz aunque tu enemigo no te deje ni dormir. ¡Esta es la unción para ti, esta es la gloria para ti, por que Dios la dio a Israel la tiene para nosotros!