lunes, 5 de mayo de 2008

Los tabernaculos de Moises y David-Apostol Rony Chaves


I.- Queda establecido que existe cierta semejanza entre el tabernáculo de Moisés y el de David en lo que concierne a que ambos representan cierta relación de culto al Creador, pero que son totalmente diferentes en la esencia de su función.
A través de ambos tabernáculos y sus prácticas Dios se manifestaba al pueblo, sólo que en el de Moisés era necesario que el hombre obrara a su propio favor ofreciendo por medio del sacerdote sacrificios de animales y alabanza o acciones de gracias al conocer que Dios les concedía el favor de Su perdón. Más en el tabernáculo de David con el nuevo orden de adoración a Dios, el hombre movía a Dios a gratitud al ministrarle.

II.- Debemos de concluir además, que para entender lo que Amós profetizó (capítulo 9:11) sobre el Tabernáculo de David, ésto debe de ser pesado con el sabido conocimiento que David ejemplificó de una forma especial a Jesucristo, mostrándonos en el tiempo de la Ley un vislumbre glorioso de lo que sería el ministerio y dispensación de “la Gracia”. La vida de David fue usada por Dios para mostrarnos Su maravillosa misericordia, la cual fue probada por David mismo en medio de la Ley, acogiéndose a esta gracia divina al cometer adulterio con Betsabé (II Samuel 11; Salmo 51) y rehusando los sacrificios de animales instituidos por Moisés.

III.- David tipificó a Cristo en cuanto a su nacimiento: ambos nacieron de la tribu de Judá o Alabanza (Génesis 29:35;49:8-10 y Apocalipsis 5:5), siendo ésto determinado por Dios con el propósito de mostrarnos las verdades del ministerio que entregaría a los descendientes de la misma (la Iglesia). Desde tiempos antiguos el pueblo enseñado por Dios se movía con acciones de “Alabanza”, ofrecía el fruto de la tierra en “Alabanza (Levítico 19:24), confesaba su pecado en “Alabanza” (Josué 7:19), peleaba con su enemigo precedido por “Alabanza” (Josué 6:15,16,20), buscaban la dirección divina en “Alabanza” y se sabía por los profetas que habían sido creados para la “Alabanza” de Dios y para proclamar Su Nombre (Isaías 43:21). Sabiendo esto David y con la visión espiritual que sobre la adoración a Dios tenía, él añadió a su carácter de profeta y rey funciones sacerdotales,siendo aún de la tribu de Judá o Alabanza y no de la de Leví.

Veamos:

1) El Arca del Pacto la trae de la tierra de los filisteos y la lleva a Jerusalén, a su casa y no a Silo (II Samuel 6:12).

2) Establece un nuevo orden para el pueblo de ministración a Dios (II Samuel 6:13), involucrando juntos a los sacerdotes levitas y al pueblo.

3) Al igual que Moisés recibe la revelación de cómo habría de construirse el Nuevo Tabernáculo o primer templo construido luego por Salomón (Dios da el diseño) (I Crónicas 28:11-21).

4) Sin pertenecer a la tribu de Leví la cual recibió la promesa divina de ejercer el sacerdocio perpetuamente, David viste efod de lino como un real sacerdote y como figura de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote imparte a todo el pueblo la bendición de Dios (II Samuel 6:15-18).

5) Tomándose atribuciones de Sumo Sacerdote imparte instrucciones al sacerdote Sadoc de la tribu de Leví (I reyes 1:32-39) y realiza sacrificios delante del pueblo como si lo fuera.

6) David trajo a nuestro tiempo la ministración de la música e instrumentos de la eternidad como un tipo glorioso de Aquel que era desde el principio y todo lo creó para Su gloria (Juan 1:1).

7) David al captar como hemos mencionado, en lo profundo de su espíritu la caída de satán y su ministerio por negarse a deleitar a Dios con alabanza y reconocer en adoración Su señorío, asumió una lucha desesperada para darle a Su Señor la morada o lugar que Él quería tener desde el principio en la alabanza de sus hijos. Por ello David formó nuevos instrumentos para la ministración a Dios (I Crónicas 23:5-6). El pudo entender que Dios mora en los espíritus de los que le dan ministración y no en una tienda o en un templo, por lo cual se motivó a formar un verdadero ejército de alabanza con extraordinarios maestros de música y de canto (y cantores) para que éstos condujeran a Israel a la “alabanza” del Creador, haciéndole sentir agrado y como resultado de ello que por su Espíritu Santo vinieran a habitar no en la nueva tienda hacha por David, sino en los corazones del pueblo, provocando a la comunión, unidad y sentido de compañerismo.

8) El Tabernáculo de David se reviste de importancia en que devuelve con su nuevo orden de ministración la comunión de hombre a hombre y sobre todo con su propio Dios. Amén. En este nuevo modelo los sacerdotes (la Iglesia) tocan a Dios (David y su pueblo lo hizo), a su Espíritu no por los sacrificios de animales como en el tabernáculo de Moisés, sino por la alabanza.

9) El Tabernáculo de David no es un lugar físico o material hecho por el hombre como lo fue el de Moisés, sino se refiere a un estado, a un nuevo orden, una forma de ministración que agrada y toca el corazón de Dios.
Dios mora en los corazones humanos por las alabanzas que le dedican esos hombres a causa de su grandeza y de sus obras. Este era un estado espiritual que comenzando por el rey David debía prevalecer en la nación de Israel. En la medida en que ellos alabaran a Dios (y cualquier nación que lo haga) en esa medida Él vivirá y se manifestará entre ellos.

10) Dios había escogido a Israel (al igual que en nuestros días a la Iglesia), como una unidad, “Su Hijo Primogénito de entre todas las naciones” según Éxodo 4:22-23 añadiendo la Palabra en Éxodo 19:6 que como nación en lo colectivo serían un reino de sacerdotes. Al entrar en una profunda y verdadera apostasía el pueblo judío aunque amonestado por los profetas de Dios, descuidó la ministración a Dios, el servicio del santuario y los sacrificios e animales, así como más dolorosamente para ellos sus alabanzas e instrumentos musicales (Isaías 1:2-4; 10-15 y Malaquías 1:6-14). Por su descuido y rebeldía, al igual que en el tiempo de la rebelión de satanás, las alabanzas, instrumentos y ministración de los judíos estaban a punto de ser desechados por Dios (Amós 5:23-24).

11) En Miqueas 6:6-7, muestra la escritura que el pueblo se había apartado del sincero, puro y espontáneo servicio de alabanza y adoración a Dios, puesto que sus labios seguían proclamando alabanzas, pero con sus hechos alejaban a Dios de sus vidas al no practicar lo más primordial que Dios requiere para aceptar la adoración, como es el amor al prójimo, la justicia en el trato con sus semejantes, la misericordia y la verdad (Miqueas 6:8-15; Oseas 4:1-2; 6:6; Isaías 1:17-18; 58:6-12). El tipo de adoración agradable a Dios había desaparecido y con ello el gozo, la unidad y alegría del tiempo de David. Por lo cual Dios prometió castigo a los pecadores, pero también (Amós 9:11) levantar o restaurar el Tabernáculo de David. Israel como nación se había cubierto con un manto de respetable religiosidad (igual ocurre con la Iglesia en nuestro tiempo) y prosperidad material, aunque en el fondo sólo había un mero ritualismo y una total indiferencia hacia los derechos humanos, inmoralidad e injusticia social y un irrespeto a la personalidad de los hombres. Aquí es donde por el profeta, Dios habla de restauración del tabernáculo, restauración de un estado de vida, de un estado de conducta, más que de un templo físico o de una tienda física.

12) En el momento en que Amós escribe la profecía de la restauración, el templo de Salomón estaba en pie, eso implica que el término “Tabernáculo de David” es para hacer referencia al sistema de ministración de alabanza pasiva (la verbal) y alabanza activa (la convivencia práctica entre creyente y creyente que instituyó David en medio del pueblo).

Cuando el Verbo de Dios hecho carne (Juan 1:13-14) vino como Tabernáculo de Dios entre los hombres, el fue habitado por la Deidad del Padre (II Crónicas 5:19; Colosenses 2:9). Por medio de Él, el pueblo volvió a glorificar a Dios igual que ocurrió con el rey David, durante su ministerio terrenal. El dio motivos para que los hombres volvieran a alabar a Dios, esta vez con cántico nuevo, con cánticos de salvación y de liberación (Mateo 9:8; Lucas 2:20; 7:16; 18:43; Hechos 2:46-47; 3:8-9; 4:18-22; 11:18 y 13:48-49).

A este tipo e sistema hizo referencia Jacobo cuando dijo respecto al milagro d ela conversión de los gentiles, al hecho de que por la alabanza del pueblo Dios ahora vivía en medio de ellos, haciendo morada en ellos, como prometió Jesús (Juan 14:18-23) y por el hecho de Él vivir en ellos, al extender algunos de ellos su radio de acción hasta los gentiles, expresó: con esto concuerdan las palabras de los profetas como está escrito: “después de ésto volveré y reedificaré el tabernáculo de David que está caído y repararé sus ruinas y lo volveré a levantar”.

Ahora bien, Amós enseña que esto ocurriría posteriormente al juicio y disciplina que caería sobre Israel por su pecado y sobre los pecadores. Cuando el Señor vino a la tierra el Templo de Salomón restaurado estaba en pie y Él no le hizo ninguna mejora, sino que profetizó su destrucción (en el año 70 después de Cristo, ocurrió). Igualmente Jacobo, al hablar refiriéndose a la profecía de Amós en el concilio de Jerusalén el templo de Salomón seguía en vigencia y el ritual de la Ley, es decir, el Tabernáculo de David al cual hacía referencia en tal reunión era otro. Aleluya. En aquel momento en que hablaba existía un poderoso número de creyentes que como tabernáculos vivientes, vivían para alabar a Dios (Romanos 9:5; Tito 2:14) porque tenían en su interior la verdadera Arca del testimonio. Aleluya. Es por ello que hoy no hay que forzar al creyente a practicar una alabanza de molde (si con los ojos cerrados o abiertos y de pie o arrodillados, ya eso no importa).

El tabernáculo de David está siendo restaurado en nuestros medios hoy, es sistema nuevo y vivo del Espíritu de Vida en Cristo, está dando paso a un ejército de creyentes comprometidos con la santidad, la unidad, la misericordia, el amor, la reconciliación y el perdón, no para que Dios sustituya los viejos valores del cristianismo de ayer, sino para que Dios siga restaurando el sistema de alabanza, adoración y vida en el Espíritu que instituyó David como un tipo de Jesucristo, para que es resto de la Iglesia dormida despierte y el resto de los hombres busque al Señor.
“Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén” I de Timoteo 1:17